Tres semanas después...
P.O.V. Samuel
No aparté la mirada de mi escritorio cuando Lucrecia irrumpió en mi oficina, y tampoco cuando me fulminó con la mirada.
-Samuel, ¿Qué diablos sucede contigo?-Levanté una ceja, pero seguí sin mirarlo.-Hace ya un mes que volviste de aquella Isla en Río de Janeiro-
-Tres semanas.
-Tres semanas, como sea. Samuel, desde que volviste de allí, pareces uno de los zombies de The Walking Dead.
Oh, Lu y su obsesión con The Walking Dead.
Elevé una de las comisuras de mi boca, en un amago de sonrisa.
-Soy mucho más guapo que cualquiera de esos zombies.
Lucrecia rodó los ojos.
-Pareces un adolecente de 15 años a quien su novia abandonó. Vete por ahí con una de tus tantas muchachas, diviértete, ¡Sal de aquí, por todos los cielos!
Me recosté sobre el sillón, elevando la mirada hacia mi amiga.
-Estoy jodido, tía.
Me dedicó una sonrisa sarcástica.
-Todos lo estamos, amigo.-Iba a agregar algo más, pero el teléfono de la oficina lo detuvo. Frunció el ceño.
-¿Quién te llamaría a tu oficina de París? Nadie sabe que estás aquí.
Encogí mi hombro derecho, desinteresado y levanté el tubo.
-García.
-Plaza René Viviani, veinte minutos. Aparece, García, o tu rubia la pasará realmente mal.-La comunicación se cortó.
Elevé mi rostro hacia Lu, lívido.
-¿Y?
-Debemos ir a la plaza René Viviani en veinte minutos.
-¿Ah?-Lucrecia frunció el ceño, mirándome confundido cuando tomé mi chaqueta y salí de la oficina casi trotando.
-¿Quién mierda era, Samuel?
-No lo sé.
-No iremos a ningún maldito lugar si no sabemos quién te llamó.-Espetó parándose frente a mí.
-Dijeron que Carla lo pasaría realmente mal si no voy, Lu. Apártate de mi camino. La esquivé, caminando hacia mi Volvo a toda velocidad, con Lucrecia siguiéndome los pasos, visiblemente frustrado.
-Aunque sea déjame llamar a refuerzos.
-Haz lo que se te dé la gana-Murmuré, cerrando la puerta de un portazo.
Lucrecia se apresuró a sentarse en el asiento del copiloto, y alcanzó a cerrar la puerta un segundo antes de que me uniera al tráfico a toda velocidad.
Carla. Oh, mierda, ¿Por qué?
La había dejado irse, ¿Por qué con ella?
Me tragué el nudo que me rodeó la garganta a duras penas.
Si la tenían...Si le habían hecho algún daño... Los asesinaría a todos.
-Llama Madrid, a quien sea. Si todavía no la tienes, quizás estemos a tiempo.
Lucrecia asintió, sacando su teléfono celular.
-¿Qué hacemos con ella?
-La traemos aquí.
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Carmuel: Suya/Mío |Adaptación|
FanficCon tan solo 25 años, él era un mafioso peligroso, despiadado y más frío que el mismo hielo y ella una hermosa, dulce e inocente joven estudiante de 20 años. ¿Será que la dulzura de esa tierna chica lograría llegar hasta el frío corazón de piedra d...