15.- ¿Embarazada?

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P.O.V. Carla

-¿Samuel?–Estaba sentando frente a mi, levantó la vista de su plato y me miró expectante.-Necesito hacer unas llamadas telefónicas. Quería saber si podía hacerlas con eso que me diste.

-¿Te refieres al teléfono celular?

-Aja.

-¿A quién llamaras?-Suspiré con impaciencia, mientras lo veía llevarse la copa de vino a los labios.

-A mi padre y a Ander.

-¿Ander? ¿Que tanta insistencia en llamar a ese tal Ander?

-Solo es un amigo.

Tragué cuando su mirada se volvió a levantar, y me miró, gélida.

-¿Amigo? Pues eres muy insistente con el para que sea solo un amigo.

-Sí lo es.

-¿Desde cuándo?

-Desde siempre.

Levantó una ceja.

-¿Y así de insistente eres con todos tus amigos? ¿O solo con él? Cuestionó serio.

Bufé, pero Samuel ni se inmutó, y siguió mirándome con aquella mirada glaciar.

-¿Y ti que te importa?

Levantó una ceja, desafiante, y por unos segundos divisé a ese Samuel. No al Samuel juguetón, sexi y divertido que era conmigo. Sino al Samuel distante, autoritario y frío. Al Samuel mafioso.

-Dímelo.

-Es un amigo, ya te lo dije. Vive conmigo desde hace varios años y lo conozco desde que tengo memoria.-Me encogí de hombros-Debe estar preocupado por mí, ¿Sabes?

-¿Te acostaste con él?

-¿¡Qué!?-Oh, bien, esto era demasiado.

-Que si tuviste sexo con él.

-¡No!-Dejé caer los cubiertos sobre la mesa, enfadada-¡Diablos, no! Quiero decir... ¿Ander? Ugh.

Hice una mueca, y él por fin pareció entenderlo, porque una lenta y pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

Ah, él siempre tan voluble.

-Harás las llamadas, pero ya sabes que no puedes hablar de más.

-Oh, sí, lo sé. Ser secuestrada y mentirle a mi padre sobre ello es algo de todos los días.-Comenté sarcástica, dejándome caer sobre la silla.

Que a él se le haya pasado el mal humor no significaba que se me hubiera pasado a mí también.

-Estás enfadada.

-¿De verdad?

-Carla...

-¿Sabes? Tú no eres el único con el derecho a ser sarcástico, Samuel.-Comenté, mientras me levantaba de la mesa torpemente.-No tengo más apetito.

Caminé hacia dentro de la casa, sin saber exactamente a dónde ir.

Sentí sus pasos detrás de mí.

-Aquí.-Murmuró, apoyando una de su mano en mi baja espalda y guiándome por la mansión.

A pesar de mis esfuerzos por ser indiferente, su mano me provocó deliciosos espasmos por toda la columna, y suspiré. También había extrañado eso.

Oh, sí. Hacer el amor con Samuel García no era algo de lo que uno se olvidara fácilmente.

-Entra.-Ordenó, cortando la línea de mis pensamientos.

Carmuel: Suya/Mío |Adaptación|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora