28.- Mujeres al rescate

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P.O.V. Carla

-Ese, ¡Ese es él!-Levanté la mirada de mis senos, los cuales llevaba vigilando por una hora para que no se saliesen del minúsculo corpiño, y miré hacia donde Nadia señalaba.

Un hombre de unos 35 años, altura media, contextura ancha, e intimidante.

-¿Estás segura de que es Cast?

-Si–Respondió Lucrecia. Siempre llega a las 11.30 en punto, rodeado de guardaespaldas. Es él.-Asentí, inspirando hondo, mientras lo veía caminar confiadamente hacia uno de los apartados de la derecha.-Mira como todas esas putas se aglomeran a su alrededor.

Efectivamente, la mitad de las chicas del lugar se habían acercado a él bailando y tonteando en su cara.

-Nadia, no olvides que esta noche seremos una de esas putas. –dijo Lu.

Nadia puso una mueca de asco antes de inspirar hondo y erguir la espalda.

-Pechos arriba, Rosón.-Susurró, mientras me tomaba de la mano y me llevaba a rastrar hacia un caño que iba del techo al suelo, justo en frente del apartado en el que Brian Cast se encontraba, repantigando tranquilamente sobre un enorme sillón rojo.-Bien, chicas, aquí vamos.

La miré con los ojos como platos mientras tomaba el caño con una mano, dando una vuelta alrededor de él.

-No sé hacer eso, Lu.

-Yo tampoco-Me secundó Nadia.

-Entonces aprende, Carla.-Masculló, mientras enganchaba uno de sus dedos en el borde de la tanga roja que tenía puesta y me atraía hacia ella.

El gesto llamó la atención de Cast, y me hizo enrojecer por completo.

-¿Qué mierda?-

-Olvídense de la vergüenza, hagan esto por sus hombres maldita sea.

Tragué saliva e inspiré hondo, asintiendo, y tocando el frío caño con mis manos.

Nadia se puso de espaldas a él y apoyándose sobre el frió metal cilíndrico, comenzó a deslizarse hacia abajo.

Cast se incorporó, apoyando los codos sobre sus rodillas, y mirándonos con una sonrisita en el rostro.

-Lo tenemos. Muéstrenle el trasero.-Susurró Lu, y tragándome toda mi dignidad, comencé a inclinarme hacia abajo, deslizando mis manos sobre el caño, bajo la atenta mirada de Brian Cast.

Casi chillo sorprendida cuando Lu me soltó una fuerte nalgada, y la miré con los ojos desenfocados.

-Lo siento.-Susurró, todavía más avergonzada que yo, y siguió bailando lentamente alrededor del caño.

-Creo que no está funcionando–dijo Lu.

Brian Cast era un hueso duro de roer.

-Joder-Me maldije ante lo que iba a hacer.

Tome a Nadia de los hombros y sumergí mi rostro en sus pechos.

-Pero... pero que coño Carla–soltó y Lu mordió sus labios tratando de contener la risa. Mientras yo me encontraba muy roja.

Los próximos cinco minutos los recordaría como los más embarazosos de toda mi vida, sin exagerar.

Seguí frotándome contra el caño de metal, y contra Nadia y Lu, frente a la atenta y lujuriosa mirada de Cast y los tres gigantes que lo secundaban, hasta que el idiota por fin se levantó y se acercó a nosotras lentamente.

-Buenos días, princesas...-Saludó con una sonrisita, mientras tomaba un mechón de mi cabello entre sus dedos y lo depositaba detrás de mi oreja, bajando luego su mano por mi cuello hasta llegar a mi escote y rozar uno de mis senos con la palma de su mano.

Carmuel: Suya/Mío |Adaptación|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora