27.- Visita inesperada

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P.O.V. Carla

-¿¡Quién mierda es!?-El grito de Nadia terminó de despabilarme, y corrí lo más rápido que pude encontrar hacia el primero piso de mi nueva casa mientras me ataba el cinturón de la bata con manos temblorosas.

En cuanto llegué al recibidor, me encontré con la espalda de Nadia, mientras ella observaba por la mirilla con el ceño fruncido.

Echándose un vistazo rápido al reloj de pared comprobé que recién eran las seis de las mañana.

-¿Qué haces aquí, Lu?-Masculló Nadia cuando abrió la puerta, y miré de arriba abajo a la socia y mano derecha de Samuel
Estaba agitada, desarreglada y asustada.

Un estremecimiento de alarma me recorrió entera.

-Hay problemas.-Dijo simplemente, y por la mirada desenfocada que tenía, supe que algo andaba realmente mal.

Siete minutos más tarde, Lucrecia ya estaba sentada en el sillón de la sala con un café en la mano, mientras yo arrullaba a Vicky en mis brazos, que había comenzado a llorar por todo el barullo.

-Necesitamos información clara, Lu, así que deja de jadear, ¡Y habla de una maldita vez!-Nadia esta fuera de sí, caminando de lado a lado en la habitación, mientras se pasaba las manos por el cabello nerviosamente.

Eso debía ser algo de hermanos. Quizás ella lo hubiera aprendido de Samuel.

-Samuel me ofreció dejarme todos sus negocios ahora que se estaba saliendo de la mafia. Lo rechacé.-Comenzó mientras inspiraba hondo.-En las últimas semanas todo ha sido un desastre con lo que está haciendo. Despidió a todos sus guardaespaldas excepto a los que están aquí ahora, ha desbaratados miles de negocios y se ha ganado una buena cantidad de enemigos. Habíamos estado hablando él, Guzmán y yo en un restaurante ayer por la noche, y allí le dije que debería tener más cuidado, pero ustedes saben lo terco que es...-Sacudió la cabeza lentamente, y yo estuve a punto de sufrir un colapso nervioso.

-¡Dime de una vez qué le sucedió a mi novio!

-Lo secuestraron, Carla.-Susurró Lu lentamente.-A él y a Guzmán, los secuestraron ayer al salir del restaurante. Cast se contactó conmigo a la madrugada para hacer que le pasara el dinero de Samuel a su cuenta bancaria. Piensa asesinarlo, pero no creo que sea pronto.

Cerrando los ojos con fuerza, me dejé caer sobre el sillón de un cuerpo frente a él, y Nadia se cubrió el rostro con ambas manos.

-Es mi culpa.-Susurré, estrechando a mi hija más fuerte contra mi cuerpo.

-¿Tú culpa? ¿De qué hablas, Carla?-Lu me observó como si repentinamente me hubiera salido un tercer ojo en medio de la frente.

-Si yo no le hubiese pedido que se saliera, nada de esto hubiera sucedido, nada.

-Hubiera ocurrido tarde o temprano, Carla. Esto no es culpa de nadie.

-¿Gajes del oficio?-Mascullé amargamente, mientras bajaba la cabeza y besaba la mejilla de mi nuevamente dormida hija.

Nadia suspiró, y se sentó junto a Lu.

-¿Qué podemos hacer?

-No mucho. Practicamente, yo y cinco tipos que están protegiéndolas allá afuera somos los únicos empleados que le quedan a Samuel. No somos nada en comparación a todo lo que tiene Cast.

-Debemos sacarlos de allí.-Susurré, con la vista perdida en algún punto fijo, y noté la mirada de  Lu fija en mí.

-Es prácticamente imposible, Carla.

Carmuel: Suya/Mío |Adaptación|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora