Jimin hizo sonar una campana de pesado oro que colgaba en el interior de la habitación, el estruendo hizo retumbar el lugar. Una de las paredes comenzó a tambalear abriéndose en dos, un espeso color grisáceo de humo comenzó a emanar de aquella pared abierta en dos dejando ver unas escaleras que se dirigían hacia la oscuridad sin rumbo alguno, aquellas escaleras tenían bastante presencia de humedad como si fueran demasiado antiguas y ningún ser hubiera pasado por ellas durante siglos.
La hada anciana encendió las velas que estaban por doquier en el cuarto iluminando en un tono anaranjado el rostro de JungKook, quién esperaba ansioso que aquellos ancianos llegarán podía sentir como sus dedos ya no podían bombear la sangre de tan apretados que estaban por la fuerza de sus puños.
Cuatro personas comenzaron a bajar de las escaleras dejando ver a primera vista aquellas espesas batas de color blanco bajaron de uno en uno con las capuchas sobre su cabeza dejando ver solamente sus largas barbas canosas sus brazos estaban cruzados entre ellos tapados por las mangas de sus propias túnicas. De uno en uno se colocaron frente a ellos encarando los mientras su rostro presentaba confusión por el repentino llamado.
—¿Qué es sucedido? —dijo uno de ellos con voz amable tan dulce que podía sentir la calidez en sus palabras.
—Tú siempre tan amable MinSeok. —dijo el que estaba a su lado. Suspiró con pesadez y los miro de mala gana.— ¿Cómo osan ser tan imprudentes y llamar sin avisar?
La hada anciana hizo una reverencia en disculpa mientras sonreías tímida sin voltear les haber.
—Lo sabemos señores, sabemos que es imprudente, pero justo ahora tenemos un problema que afecta tanto al cielo como al infierno y al pequeño mundo en este lugar.
Los ancianos se miraron entre sí preguntándose de qué hablaba la hada anciana. ¿Problemas? ¿Y en la tierra? ¡Tonterías! El Dios Hwanin no dejaría que eso pasará, el lo tenía todo calculado. Aquella mujer solamente lanzaba blasfemias al trabajo de su señor.
—¿Qué tontería estás hablando Cheon So Mi? ¿No crees que si la tierra estuviera en peligro y hubiera un problema nosotros ya lo sabríamos? Somos los profetas de la majestuosa divinidad Hwanin, no somos cualquier persona. —habló el tercer sabio. Jungkook se frustró de escucharlo, tomó el teléfono de Jimin y reprodujo frente a sus ojos aquel vídeo que circulaba en todo el país posiblemente ya en todo el mundo.
—Quiero que me expliquen esto, quiero que expliquen por qué uno de los guardianes del infierno puede verse en el mundo terrestre en presencia física, hecho materia y no sólo en sueños.
Los sabios miraban asombrados a que el vídeo de Jungkook en el museo mientras en una fracción de segundo desaparecida cortando el vídeo dejándolos anonadados. Ellos se miraron entre sí vociferando una una pequeña charla la cual parecía no ser tan buena.
—Tal parece qué te estás convirtiendo en materia ahora Bulgae.
—¿Creen que no sé eso? ¿Piensan que soy un imbécil? ¡Es obvio que mi cuerpo se está haciendo físico! —dijo Jungkook señalando los con el dedo furioso.— ¡Ahora exijo una explicación de por qué!
Los sabios se miraron entre si, ninguno sabía nada y eso ponía más nervioso a Jungkook. La cólera lo estaba invadiendo, haciendo que su mente se fuera más allá de lo coherente. Todo este tiempo ha estado viviendo bien, sin problemas, no entendía el por que ahora le sucedía todo esto, desde aquella vez que se encontró a Paritegi en el puente.
—¿Cuanto tiempo haz llevado en la tierra Bulgae? —preguntó el ultimo sabio rompiendo el silencio de la habitación. Jungkook tragó saliva e hizo una mueca con su boca pensativo, negó la cabeza y se encogió de hombros.
—No lo sé, trecientos años tal vez...
Los sabios se volvieron a mirar los unos a otros asintiendo entre si como si por fin hubieran encontrado la razón de su problema. El cuarto sabio ChangSok asintió y miró con lastima a JungKook quien intentaba descifrar sus mentes, pero por más que los analizara no podía entender sus facciones.
—Es posible —habló con voz queda— que te... estés convirtiendo en humano.
—¡¿Qué?! —dijo Jungkook sobresaltado. ¿Qué mierda estaba hablando? ¡Era una criatura divina! ¡Un hijo de Yeonma! ¿Cómo si quiera eso es posible? ¡Era una barbaridad!
—Queridos sabios ¿Se dan cuenta de la tontería que están diciendo? —dijo la hada anciana, ¿una bestia convirtiéndose en humano? Es que por más que lo pensaras y le dieras la vuelta al asunto sonaba ridículo. Los sabios los miraron con firmeza en sus ojos, no era una ridiculez, era posible. Jungkook había pasado tanto tiempo en la tierra que ya estaba adoptando costumbres para sobrevivir en este lugar, tal parecía que su castigo lo estaba convirtiendo en lo que más anhelaban los ángeles, quedarse a vivir en el paraíso que Hwanin creó para la raza mortal. Pero Jungkook no era un humano, era una bestia demoníaca, el odiaba la tierra, un lugar donde esta repleto de maldad, codicia, celos y envidia. El había nacido para castigar a todo aquel que había hecho eso en vida, él quería regresar a su hogar.
—Hay una solución y sabes cuál es. —dijo el sabio MinSeok.— recupera ese rubí y podrás permanecer de acuerdo a tu naturaleza, eso es todo lo que podemos decirte.
Los sabios hicieron una reverencia y caminaron en dirección a las escaleras para desaparecer después de que la entrada se sellara regresando a su forma normal. Jungkook se quedó cabizbajo, no podía creer que esto le estuviera pasando.
—A todo esto, ¿donde esta esa chica? —dijo Jimin llamando la atención de Jungkook y se maldijo interiormente recordando aquel desastre que había hecho frente a ella.
—Tengo que irme
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La Bestia Y La Dama De Plata (JungKook BTS)
FanfictionPor casi trecientos años Jungkook está maldito a permanecer en la tierra por un grave pecado cometido en traición al rey del inframundo. Para poder regresar tiene que terminar la tarea a la que había sido enviado para tener un juicio divino y así re...