Capítulo 11. La Isla de los Monstruos

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Después de que comieron y repusieron energías en la Isla de Ramandu, nuestros héroes fijaron rumbo a la Isla Oscura.

- ¿Qué creen que haya ahí? – pregunto Taurus.

- Nuestras peores pesadillas – afirmo Edmund.

- Nuestros deseos más oscuros – dijo Caspian.

- El mal absoluto – concluyo Drinian – Taurus, abra el arsenal.

- Sí, señor – dijo el minotauro y se fue a hacer lo dicho.

- ¡Arqueros, estén listos! – grito Drinian a la tripulación.

- Enciendan los cañones – ordeno Taurus bajando las escaleras.

- Preparémonos – dijo Caspian a sus amigos.

Todos emprendieron la marcha hacia sus camarotes, pero Gálatas tomo a Peter del brazo y lo acercó a ella para darle un beso.

- Te amo – dijo ella cuando el beso termino.

- Peter devolvió el gesto y le dijo a Gal – yo te amo igual. No se asuste princesa.

Una vez todos en sus camarotes, las chicas en uno y los muchachos en otro, empezaron a prepararse para pelear.

- ¿Quieres que te ayude? – pregunto Peter al ver a su hermano pelear con el peto.

- Sí – ante la respuesta del pelinegro, el rubio se acercó y lo ayudo a amarrarlo – gracias – Peter asintió.

- Edmund, Peter – dijo Caspian llamando la atención de ambos – si algo llegara a pasar... solo quiero que sepan, que los considero mis hermanos.

- Nosotros a ti igual – dijo Peter, Edmund sonrió ameno.

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Lucy, Susan y Gálatas iban por su cuenta poniéndose ropa de cuero y recogiendo su cabello.

Lucy fue al espejo y se miró mientras arreglaba su coleta de un lado, entonces escuchó:

- Cuando sea grande, quiero ser igual que tú – dijo la pequeña Gale a su espalda.

Susan y Gal giraron hacia Gale y luego a Lucy, pero no les sorprendió nada el comentario, Reina y Princesa sabían que Lucy era igual de valiente y hermosa que ellas.

La pequeña Pevensie se acercó a Gale y sentándose junto a ella le dijo:

- Sé cómo tú eres, y ya.

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- Pase lo que pase, cada uno de los hombres que están ante mí se ha ganado su lugar en el Viajero del Alba – como era de esperarse, el comandante del barco, Caspian, dio un pequeño discurso – juntos viajamos lejos, juntos enfrentamos adversidades y juntos podemos volver a hacerlo. Ahora no es el momento de sucumbir ante el miedo. Sean fuertes y no se rindan. Nuestro mundo y las vidas de Narnia dependen de ello. Piensen en las almas perdidas que vinimos a salvar. Piensen en Aslan, piensen en Narnia.

- ¡Por Narnia! – gritó Peter.

- ¡Por Narnia! – apoyo toda la tripulación.

Caspian giró a un lado y vio a Primus, el cual lo miraba sonriente.

- ¿Tenías pensado decir eso o se te acaba de ocurrir?

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Mientras más se acercaban a la isla, una fuerte energía negativa los abarcaba, hasta el punto en que la bruma verde entró en la nave.

NARNIA: La Princesa Del Viajero Del AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora