Tails Doll

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En días pasados he estado escuchando algunos reclamos de que los creepys que he posteado son demasiado largos y llegan a ser hasta cierto punto tediosos. Es por ello que ahora elegí uno un poco más corto para no “aburrirlos”. De paso me disculpo por el fiasco que fue el vídeo que acompañaba a “El Suicidio de Calamardo”. Si has leído ese post te sabrás que no he tenido los pantalones para verlo, así que solo obtuve la dirección de YouTube y la pegué al final.

Por acá les dejo el primer creepypasta basado en un videojuego. Por lo general los creeepypastas de videojuegos afectan solo a sus jugadores o al mundo virtual, pero este es diferente. El videojuego “sale” de la consola y empieza a interactuar con el mundo real, cosa que lo hace aun mas escalofriante. Así que comencemos: La Maldición de Taills Doll:

Tails Doll es uno de los personajes ocultos del Sonic R (1997), que se obtiene en la pista “Radikal City” encontrando los 5 tokens y acabando la carrera entre los tres primeros. Este personaje nace de la mano del Dr. Robotnik, padre del “Metal Sonic” y del “Metal Knucles” (entre otras creaciones), quien a la hora de replicar en forma de robot a Tails, optó por utilizar algodón, trapo e hilo

Tal vez su mirada perdida en el horizonte, sus visibles costuras o su aspecto inquietante hayan sido las razones para que se escribieran y contaran infinidad de historias trágicas en las que Tails Doll es protagonista de misteriosos asesinatos, suicidios y muertes rodeados de extrañas circunstancias. Muchos de estos relatos aseguran que este muñeco diabólico es el mensajero de la muerte que, antes de robar el alma y la vida a su víctima, le mostrará la luz roja de su antena.

El mito nació hace unos años en Los Ángeles, California. La leyenda nos cuenta que una madre llamó varias veces a su hijo para cenar, pero que éste no bajaba. Cuando subió extrañada a su habitación al ver que no contestaba, se lo encontró muerto con los labios azules, las pupilas dilatadas y espuma en la boca. Tenía la mirada perdida, y la televisión repetía una y otra vez la canción de “Can you feel the sunshine?“.

En la declaración que firmó la madre ante la policía aseguró que su hijo solía pasar demasiado tiempo jugando a la videoconsola, y que últimamente andaba obsesionado con desbloquear a un nuevo personaje o algo así.

Según la autopsia se descubrió finalmente que el niño murió asfixiado por culpa de un ataque epiléptico, lo cual era raro puesto que no tenía ningún antecedente familiar con esa enfermedad.

El día del funeral, la madre decidió regalar las pertenencias de su hijo entre los asistentes (algo común en los Estados Unidos) y le regaló la Sega Saturn al mejor amigo de su difunto hijo. Éste encendió la consola y vio que traía dentro el juego “Sonic R”, y al empezar a jugar descubrió que lo último que había hecho su amigo antes de morir era desbloquear a Tails Doll.

Esta historia fue publicada en un foro por alguien llamado “IRon7HuMB” que aseguraba que era el mejor amigo del difunto. A partir de ahí el mito de Tails Doll se extendió como la pólvora por Internet. De entre las miles de historias que tratan el tema de la maldición de este muñeco de peluche he seleccionado una que curiosamente traslada el inicio de la maldición a la década de los ochenta.

En Estados Unidos durante la década de los ochenta tuvieron lugar una serie de asesinatos que la policía nunca logró explicar. La matanza más brutal de todas sucedió en una casa donde murieron cinco personas de una forma inhumana y otras dos resultaron gravemente heridas. En la pared se podían leer dos letras escritas con sangre: “TD”.

La policía interrogó a los supervivientes para intentar averiguar qué había sucedido. Uno de los heridos antes de morir aseguró que había sido atacado por un oso con ojos de fuego que estaba cubierto de sangre y que no paraba de saltar. El único superviviente sufrió alucinaciones y pesadillas durante el resto de su vida.

Los medios de comunicación dedicaron un amplio espacio dentro de sus telediarios a este asesino sanguinario, el cuál incrementaba su popularidad matando y firmando las paredes con las letras “TD”, escritas con la sangre de sus víctimas.

La gente de la ciudad dormía todas las noches atemorizada. Los asesinatos se sucedían y nadie lograba atrapar al autor de las matanzas.

Una noche más, una pareja de oficiales lograron divisar una figura extraña en las sombras escribiendo las letras “TD” en la pared de un oscuro callejón durante turno rutinario. No dudaron abalanzarse sobre el sospechoso, pero éste se dió cuenta y escapó corriendo. Los policías pidieron refuerzos y lograron seguirle hasta un cementerio cercano gracias a la estela de sangre que el asesino dejaba a su paso.

Al entrar en el cementerio, los policías no tomaron las debidas precauciones. Les dominaba el ansia de atrapar cuanto antes al criminal, que tantos conocidos se había llevado por delante, y ese fue su error. De repente, uno de ellos cayó al suelo sangrando a borbotones por la garganta y su compañero tuvo que auxiliarlo, pero logró sacar una foto con una cámara que portaba en el bolsillo a la zona oscura del camposanto donde se debía encontrar el criminal. Cuando reveló el carrete la sorpresa fue enorme, al lado de una de las tumbas se podía apreciar la silueta de un oso de peluche con una luz roja en la cabeza portando un hacha en su mano izquierda.

Las foto se hizo pública y los rumores se extendieron. Muchos de los habitantes de la ciudad llegaron a creer que se trataba de un demonio, y tanto es así que lglesia decidió tomar parte en el asunto y propuso una serie de ritos y oraciones para intentar combatir con la Fé al causante de las desgracias.

Se llevaron a cabo múltiples misas, rezos y procesiones sin que el asesino cesase hasta que un día, TD apareció de la nada y se situó delante de la atemorizada multitud. Lloraba sangre y increpaba a gritos a todos los que oraban. El sacerdote se acercó sin titubear al muñeco de trapo y lo roció con agua bendita, y en ese instante, TD comenzó a expulsar sangre por todas sus extremidades hasta que se arrodilló y explotó delante de la gente.

El demonio fue vencido y la gente pudo volver a dormir tranquila para siempre, o al menos eso creían hasta que en 1998 ocurrió un asesinato similar a los anteriores en el que aparecía escrito en el propio cadaver: “Muchas gracias por vuestro miedo; y a SEGA por resucitarme. A partir de ahora no tendré cuerpo ya que soy el Tails Doll”.

Existe también una bendición que disipa los efectos demoniacos de Tails Doll. Según cuentan los rumores, Miyamoto creó un sello para bloquear la maldición del diabólico muñeco de trapo, pero este sello tiene un punto débil: Si se juega en el modo “Tag 4 characters”, se elige como personaje a Tails Doll y se captura a Super Sonic (otro personaje secreto), el sello se rompe y el muñeco de Tails te atormentará hasta el fin de tus días, y entonces se hará con tu alma.

Sonic es propiedad de Sega, pero tu alma es propiedad de Tails Doll.””


Leyendas urbanas y algunos relatos de  creepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora