En 1915, el estadounidense Johnny Gruelle creo un personaje al que bautizó como Raggedy Ann. Esta era una muñeca de trapo, con hilos rojos en forma de cabello, y una nariz particular por su forma triangular, pero no fue hasta 1918 cuando Gruelle presentó de manera oficial a la muñeca, junto con un libro de aventuras titulado "Historias de Raggedy Ann". Ambos productos infantiles sobresalieron como unos de los favoritos por los niños y fueron muy vendidos en los Estados Unidos, hasta incluso llegaron a tener sus propios cortos animados a cargo de los legendarios Estudios Fleischer, responsables de los primeros dibujos de Superman y Popeye. El éxito le duró aproximadamente hasta los años setenta, y es aquí donde empieza la verdadera historia de Annabelle.
En 1970, Donna, una joven estudiante de medicina, recibió como regalo una muñeca Raggedy Ann por parte de su madre, por su cumpleaños número 20. Aquel regalo media igual que el cuerpo real de una niña de 2 años de edad. Ella no imaginaba que aquel objeto le cambiaría la vida para siempre.
Donna vivía en una casa junto con su compañera de la universidad, Angie, quien también estudiaba medicina. Cuando Donna iba a la universidad, dejaba a la muñeca en su cama, a veces en el sillón que se encontraba en su cuarto, pero siempre lo hacía en posición horizontal y con las piernas cruzadas, como si de un adorno se tratase. De la nada, las cosas comenzaron a ponerse extrañas cuando la muñeca aparecía misteriosamente en otras partes de la casa, como si de repente hubiera comenzado a moverse por sí sola. Un día, las chicas se encontraron con la pequeña muñeca arrodillada frente a la puerta de entrada, pero esto solo sería el principio. Las cosas aún estaban por ponerse peor.
Las dos compañeras comenzaron a encontrar mensajes escritos, sin sentido alguno, en papel de pergamino, con una letra en forma de garabato, como si un niño lo hubiese escrito. Los mayoría de mensajes eran siempre los mismos: "Ayúdanos" y "Ayuda a Lou", como casualmente se llamaba el enamorado de Donna. El miedo se apoderaba lentamente de las jóvenes universitarias. Lo primero en que pensaron, fue que probablemente alguien estuviese entrando en la casa para asustarlas, por lo que Donna y Angie estuvieron alertas en caso se tratara de un ladrón.
Para la mala suerte de ambas, las cosas no mejoraron. Una noche, las dos amigas encontraron a la muñeca en la cama de Donna, con un líquido que parecía ser sangre, en su pecho y sus manos. Al no saber cómo manejar la situación, las estudiantes pidieron ayuda, pero como las autoridades no creían en lo narrado, recurrieron a una médium para que hiciera una sesión de espiritismo en la misma casa. Gracias a ella, supieron que la muñeca estaba poseída por un espíritu que correspondía al de una niña de siete años llamada Annabelle Higgins, quien habría muerto trágicamente asesinada hace muchos años en el mismo lugar donde vivían. El espíritu, además, le comunicó a la médium otra cosa inquietante. Le dijo que ella se sentía cómoda con Donna y Angie y les pedía que la aceptaran para que pudiera ser amada y cuidada por ellas.
Las dos estudiantes de medicina, conmovidas por la historia de la niña muerta, respondieron afirmativamente y aceptaron al espíritu en sus vidas. Así fue como la empezaron a llamar Annabelle. Lo que ellas ignoraban, era que el supuesto espíritu de Annabelle escondía, en verdad, una diabólica presencia.
Ver como Donna y Angie trataban a la muñeca como si fuera humana era un acto "surrealista" para Lou, el enamorado de Donna. Desde la primera vez que vio el juguete sintió un total rechazo hacia el. Había algo siniestro en esa muñeca de apariencia inocente que no podía explicar. Probablemente, este fue el motivo por el cual la primera víctima de Annabelle, seria aquel joven.
Al poco tiempo de que Donna le reveló la historia al muchacho, Lou comenzó a tener pesadillas recurrentes en las que alguien, o algo, pretendía estrangularlo. Una noche en la que se quedó a dormir en la casa de Donna, tras despertar de la horripilante pesadilla, se encontró con la muñeca a los pies de su cama. Extrañamente, se dio cuenta que tenía unas pequeñas heridas en el pecho, y en tan solo un segundo, el juguete trepó a su cama e intentó estrangularlo, aunque sólo consiguió desmayarlo.
En otra oportunidad, mientras hacian los preparativos para un viaje, escucharon ruidos procedentes del dormitorio de Donna, como si varias personas estuvieran hablando allí. Al entrar, no vieron absolutamente a nadie, sólo se encontraba Annabelle, que se hallaba sentada en una esquina. En ese preciso instante, Lou se tocó el pecho debido a un dolor punzante. Cuando se desabotonó la camisa, quedaron sorprendidos al ver que estaba empapada en sangre, acompañado de siete marcas de garras distintas, tres verticales y cuatro horizontales, que le desgarraban la piel como si fueran quemaduras. Estas desaparecieron a los pocos segundos tras desatar el pánico.
Luego de lo ocurrido, decidieron contactar al Padre Egan, quien era un respetado sacerdote de la comunidad de Connecticut. Tras escuchar la historia, supo que se trataba de una situación paranormal. Como no quería sacar falsas conclusiones discutió los hechos con el Padre Cooke, quien tenía un rango elevado dentro de la iglesia y conocía a dos expertos en demonología: Ed y Lorraine Warren.
Estos trabajaron durante varias semanas en el caso, llegando a la siguiente conclusión: a diferencia de la médium, estaban convencidos de que Annabelle Higgins no estaba dentro de la muñeca, lo que moraba dentro era una presencia diabólica no humana que pretendía poseer a Donna tras haberle dado permiso para que entrara en su vida. La muñeca Annabelle no estaba poseída sino embrujada, y era un objeto que el espíritu usaba para atraer la atención de las jóvenes.
Finalmente los Warren organizaron una limpia junto con el sacerdote Cooke, optaron por llevarse consigo a la muñeca a casa, dónde disponían de un museo. El viaje decidieron hacerlo por carreteras secundarias para evitar posibles accidentes. El motor, la dirección y los frenos del auto comenzaron a fallar y los desperfectos sólo cesaron cuando Ed Warren roció a la muñeca de trapo con un poco de agua bendita.
Los problemas continuaron en casa. La muñeca levitó un par de veces, y de la nada aparecía en diferentes habitaciones. La familia, convencida de que la muñeca estaba embrujada por un demonio, se comunicaron con el sacerdote Jason Bradford para un exorcismo. El sacerdote, al ver a Annabelle, sólo dijo: "Es sólo una muñeca de trapo. No puede hacer daño a nadie". Cuando el religioso se retiró de la casa, su auto sufrió un desperfecto en los frenos y terminó fuera de la carretera. Un milagro fue lo único que salvó al cura de su muerte inminente.
Los Warren, entonces, decidieron construir una urna de cristal, donde encerraron a Annabelle. Con los años se transformó en una de las principales atracciones del famoso museo de los Warren, donde los visitantes del museo de los Warren son advertidos de no jugar con los objetos allí exhibidos y recuerdan lo que le pasó a un joven que golpeó la caja donde se encuentra Annabelle e hizo bromas sobre ella:
Un adolescente, que visitaba el museo encompañía de su enamorada, se burló de la muñeca y comenzó a golpear la urna donde estaba encerrada. El mismo Ed Warren los expulsó del museo. La pareja arrancó la moto en la que habían llegado. El muchacho no dejaba de hacer chistes sobre Annabelle, hasta que de pronto, perdió el control del vehículo y se estrelló contra un árbol. El adolescente murió en el acto y su enamorada tuvo que ser llevada al hospital.
Notas: se que no es una leyenda pero quise ponerla porque me gusto
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Leyendas urbanas y algunos relatos de creepypastas
De Todoaquí encontraras las mejores leyendas urbanas y terroríficas que puedas imaginar, cuídate porque alguna de ellas te matara de un susto! 0_0 (na mentira)