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Aquella mañana fué una de las mejores de mi vida.
Nada más abrir mis ojos, me di cuenta de que Billie estaba abrazada a mi como un koala.

Su brazo y una de sus piernas me abrazaban con fuerza, mientras que su cabeza estaba al lado de mi hombro y su respiración hacía cosquillas en mi cuello.
Giré mi rostro y la miré.

Se veía tan tranquila... y sobre todo hermosa.
Bueno, ella siempre ha sido hermosa, desde que tengo memoria.

La abracé fuerte con mis brazos. Amaba tanto a Billie que podría ponerme frente a una bala por ella.
Siempre he tenido el sentimiento de protegerla, por encima de todo, de cuidarla, de mimarla.
Y ella me ha demostrado durante todos estos años que también le pasa lo mismo.
Nuestra relación ha sido siempre tan especial, que ahora que lo pensaba con detenimiento no podría decir el año exacto en el que me enamoré de ella.

Alomejor siempre lo he estado pero nunca me había dado cuenta hasta que crecí.

Acaricié su pelo y se movió, estirando su cuerpo y gruñendo como una niña pequeña.
Reí bajito.

Volvió a abrazarse a mi como quien abraza a un peluche y seguí acariciando su pelo.

-Buenos días. -susurró a mi lado al cabo de unos minutos.

-Buenos días bella durmiente. -dije.

Yo miraba el techo, pero por el rabillo del ojo pude ver a Billie bostezar, luego rascar sus ojos y me miró con una sonrisa.

-Qué envidia, te ves hermosa por las mañanas. -dijo sentándose al borde de la cama.

Me sonrojé sin poder evitarlo.

-¿Te has visto a tí? Tu sí que estás hermosa por las mañanas. Bueno, siempre. -giré mi rostro y sonreí, me miraba con una sonrisa desde la otra punta de la cama.

***

Después de desayunar Billie se fué a casa, y aproveché para acorralar a mi hermana en su habitación.

-Habla, ya. -dije señalando su cama.

Rodó sus ojos y se sentó en la cama.

-Sí, hermanita. Halsey me besó. -dijo con una sonrisa. -Y fué el mejor beso de mi vida.

Abrí mi boca en una O.

-Ay. -di saltitos y me senté en la cama. -Mi hermanita se está enamorando.

Rió.

-Nah... es temprano aún. Pero ella estan... ¡ah! -tapó su cara con sus manos.

-Pero mírate... ¡te mueres por sus huesos! -dije cogiendo sus manos.

Suspiró.

-Ya quiero volver a verla, estuvo genial ayer. -dijo.

Me levanté de la cama.

-Le diré a Billie que invite a su hermano y sus amigos un día de esta semana. Así la ves. -le guiñé un ojo y salí de su habitación.

El resto del día me lo pasé haciendo el vago en la cama, oliendo la almohada de vez en cuando. Olía a Billie...

Llegó el lunes, y con él, clases.

-No te vimos en toda la noche, ¿dónde estuviste? -le preguntó Lauren a Diego.

Quedaban cinco minutos para entrar al instituto, nos encontrábamos de pié en la puerta.

-Si te digo la verdad... ni me acuerdo. -dijo el chico rascando sus ojos. -Aún tengo resaca.

Reimos.

-La que se lo pasó mejor fué Billie. -dijo Lauren moviendo sus cejas y mirándola.

-Ya déjenme. -dijo agachando su cabeza.

Sonreí, pero recordar el beso de Billie con esa chica me dolía. Me moría por besar sus labios, esos que tantos años admiré sin saber por qué.

Las tres horas de clases me las pasé en otro sitio. Mi cabeza no debaja de pensar y pensar, y no hice caso a nada de lo que decía el profesor.
Por fin llegó la hora del almuerzo.

Lauren y Billie se fueron al baño, mientras que Lily, Diego y yo nos dirigimos a la cafetería.

-Vayan llendo, voy al baño también. -les dije.

Estaba llegando al baño, el pasillo estaba en completo silencio. Los estudiantes salen casi corriendo de las clases cuando se trata de la hora libre.
A medida que me acercaba a los baños, escuché voces.
La curiosidad me ganó, y antes de entrar escuché la conversación.

-Lauren... ¿dime ahora qué hago?

Eran Billie y Lauren. ¿Estaba mal espiar?

-No lo sé Bil... pero tú querías esto desde hace muchisimo. ¿No tendrías que estar feliz? -dijo Lauren.

¿Qué era lo que quería? No entendía nada. Pero tenía curiosidad, mucha.

-Y lo estoy, créeme que cuando me lo dijo estuve apunto de tirarme encima de ella. Pero tengo tanto miedo... miedo a que se joda todo. -escuché decir a Billie.

¿De qué mierdas están hablando?

-Lo sé... hasta para mi es difícil, imagínate. -suspiró Lauren. -¿Pero crees que merece la pena no hacer nada al respecto? Teneis algo muy bonito y valioso en la palma de vuestras manos, no lo desperdicies.

Sentí que comenzaron a caminar hasta la puerta, y como un rallo salí corriendo de allí. Me estaba meando, pero los espias disimulan.
Me acerqué a la mesa donde Lily y Diego estaban y me senté.

-¿Por qué corres, tarada? -dijo Lily.

-Me perseguia una abeja. -dije abriendo mi botella de agua y dándole un largo trago.

-Una abeja en el insti. Ya, claro. -dijo indiferente.

Diego rió y llegaron Billie y Lauren.

-¿De qué te ries? -preguntó Billie.

-Beth, que dice que le ha perseguido una abeja. -contestó.

-Déjala, aún debe estar borracha. -comentó Lauren.

Billie se sentó delante de mi, no probó ni un mordisco de su almuerzo. Jugaba demasiado con su pelo y sus manos. ¿De qué estarían hablando y por qué estaba tan tensa?

Cuando las clases terminaron y Billie nos dejó en casa, hice los deberes y me tiré a la cama.
Las siete de la tarde. Qué lento me esta pasando el Lunes...

Mi teléfono sonó, era un mensaje.
Sonreí al ver su nombre.

Billie💙:
-¿Estás ocupada?

Yo:
-Nop, ¿por qué?

Tardó varios minutos en contestar, pero estaba en línea.

-Billie💙:
-Tengo que decirte algo.

Mi corazón se aceleró sin saber por qué.

Yo:
-Dime.

Billie💙:
-Debe ser en persona... ¿puedes?

Yo:
-Claro.

Billie💙:
-En cinco estoy abajo.

Todo quedó escrito || Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora