Shadow Hollow es un pequeño pueblo poco conocido por las personas en Canadá, en las regiones del norte. Puede parecer un lugar aburrido para vivir y que nada importante puede pasar...
Las apariencias engañan, las personas tienen secretos y las cir...
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-Callate...
-Pero...
-¡¡Dios, Callate Luzige!! En serio ¿No puedes callarte cinco segundos? Estoy tratando de hacer algo importante... Dejame concentrarme...
Recibí silencio de su parte unos segundos que para mi eternos y un total alivio.
-Está bien... Iré a la cocina para preparar algo de comer.
Giré los ojos al escuchar lo ultimo, él solo hacía eso, comer. Comía y comía y comía, ya estaba comenzando a cansarme y solo llevaba tres semanas en el departamento.
Para mi el trabajo se volvió lo mejor luego de que él llegara, parece un crío y yo no soy muy paciente.
Observé la hora y ya se me estaba haciendo algo tarde, odiaba eso, tenía que revisar unos papeles y no logré hacerlo bien por escuchar las historias de Luzige. Me froté las sienes con frustración y comencé a arreglarme para ir al trabajo. En la mañana había salido con Lilith mientras fotografiaba, sonreí al recordarla, se veía tan hermosa mientras trabajaba, fruncía un poco las cejas y la nariz cuando algo no salía como esperaba y torcía los labios cuando se molestaba.
Me di cuenta de que estaba perdido por esa chica y , por primera vez en algún tiempo, comencé a sentirme feliz, tan solo pensarla me llenaba de alegría. Me encantaba esa sensación, la sensación de vida que producía.
Terminé de arreglarme y cuando salí de mi habitación me crucé con una escena algo extraña, Luzige estaba sentado en el mesón de la cocina intentando abrir un frasco de mayonesa. Sin embargo a su lado ya había otro frasco de mayonesa abierto y no entendía para que intentaba destapar el otro. Cuando se dio cuenta de que lo observaba escondió el frasco que intentaba abrir a su espalda y me miró como si lo hubiera descubierto en una travesura.
-No sé como llegó eso ahí -no supe a qué se refería exactamente, rodé los ojos y comencé a abrir la puerta.
-Solo limpia y no rompas nada, aun debes comprarme una taza de café nueva... -lo observé nuevamente, estaba de espalda aún intentando abrir el frasco- Y por favor deja de hacer cosas extrañas, estas asustándome.
Llegué a mi trabajo diez minutos tarde, lo cual me puso de muy mal humor; detestaba llegar tarde, estar retrasado, todo eso me llena de estrés.
Al sentarme retomo mi labor de revisar los papeles, estuve así casi dos horas hasta que alguien tocó la puerta.
-Adelante.
-Hola Dr. Adam -saludó la adolescente de cabello morado con una pequeña sonrisa.
-Hola Belzeth... -hice una pequeña mueca al oír que había dicho "Adam", estaba cansado de escuchar su equivocación.
-¿Está bien? -pregunta con una nota de preocupación mientras toma asiento, enarco una ceja algo confundido.