Shadow Hollow es un pequeño pueblo poco conocido por las personas en Canadá, en las regiones del norte. Puede parecer un lugar aburrido para vivir y que nada importante puede pasar...
Las apariencias engañan, las personas tienen secretos y las cir...
Este capítulo trae algunas escenas sexuales, se recomienda no leer si no apruebas este tipo de cosas
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¿Alguna ves te has puesto a observar con cierta concentración la belleza del líquido que corre por nuestro cuerpo?
No funcionamos a la perfección, como debería ser, si estamos escasos de sangre, podemos morir, si nos falta algún órgano, algún extremidad o tenemos alguna herida.
Somos débiles, imperfectos a causa de nuestros pecados, a causa de nuestros errores. Siempre seremos de esta forma; humanos.
La sangre en mis manos, su cuerpo deslumbrado. Inclusive se ve más hermosa de esta forma, sin vida, sólo su cuerpo. Libre de la lujuria que la envenena.
Lo que estaba haciendo en este momento, estaba teniendo una especie de orgasmo visual ante la belleza que suelen tener mis acciones.
Las personas tendemos a cometer error tras error. Los seres humanos cargamos con ellos, desde un principio fuimos el mayor error que se pudo haber creado en el universo.
Trayendo caos y destrucción a nuestro alrededor y hacia nosotros mismos.
Somos lo que nos define, lo que nos condena, lo que nos aleja del paraíso, somos la ironía del pecado.
Comencé a rememorar los sucesos anteriores con cierto éxtasis mientras escribía la palabra "lujuria" en la frente de la mujer en la cama con una hojilla.
Busqué información sobre ella, dónde vivía exactamente, y llegué hasta allá a eso de las once de la noche. El frío calaba hasta los huesos, el pueblo parecía un lugar desolado a esa hora, pequeños copos de nieve comenzaron a caer, era una noche sin estrellas, sólo un tiempo gris, frío y fúnebre que quedaba perfecto para las cosas que sucederían.
Caminé hasta el lugar y al llegar toqué la puerta, sabía que estaba ahí, era su día libre. Abrió a los pocos segundos, una mujer en su gran esplendor, su cabello negro estaba suelto, sus labios en ese rojo carmesí que la caracterizaba, sus ojos café claros tenían un brillo inigualable, sus caderas, sus piernas, todo su cuerpo era perfecto. Ese pequeño baby doll de color negro con encaje la hizo ver aún mas imperiosa, sus grandes senos casi saliendo por el pequeño escote de encaje.
Y pensar en todo lo que le haría me llenó de gran excitación.
Amddea Stonnes era lujuria pura, en cada parte de su cuerpo y de su alma, en cada pequeño detalle, sólo era una pecadora entregada a ello.
La mujer me miró algo extrañada pronunció mi nombre de forma lenta, confundida, mientras estrechaba los ojos.
—...¿Qué haces aquí?— se veía notablemente confundida, yo sólo sonreí de lado y di los pasos necesarios para cortar la distancia entre nosotros.
