No tardé mucho en casa, solo busqué algunas cosas que necesitaría en el trabajo, mi bata y otros papeles. Conduje hasta al hospital de forma monótona, debía seguir, sí, lo dije, me lo repetí a mí mismo durante el trayecto. Debía comenzar a dejar atrás todo, se lo dije a mamá, pero ese lío interno no desaparecía, solo incrementaba.
Al llegar estuve unos minutos en el estacionamiento, todavía en la cabina del coche. Me froté las sienes con frustración, medité unos segundos más y sí, estaba hecho, no regresaría a casa luego del trabajo. Comenzaría a buscar algún sitio para mudarme y que quedara cerca de mi trabajo.
Al terminaría de convencerme tomé todo y bajé.
Fue una noche tranquila y algo aburrida, solo un paciente, siempre constante. Esta noche tenía que tratar a una de mis pacientes más frecuentes. Con tan solo dieciséis años de edad Belzeth Diann Abrams, con un trastorno severo de depresión y ansiedad el cual conjuntamente la hizo dependiente a las drogas, esto gracias a un trauma por parte de su madre en el periodo de su infancia.
Era agotador en ocasiones escuchar todo lo que tenían que decir las personas, siempre un problema de esto, otra cosa con lo otro. Debía ayudar y hacer que esa persona mejorara. Como doctor, ese era mi deber.
Y no digo que no me gustara mi trabajo, solo era tan agotador en ocasiones. Llegaba a preguntarme: ¿Y quién va a escucharme a mí? ¿Quién me ayudará?,¿Quién mostraría ese nivel de interés sin recibir algo a cambio? Nadie, era frustrante hacer algo por otra persona sin recibir algo a cambio de eso. Hasta yo recibía dinero por escuchar a la gente quejarse, así que me pareció absurdo que alguien hiciera eso por mí.
Me limité a girar en mi silla durante minutos, mirando el techo, antes de tomar mis cosas e irme. Como había dicho antes, desde esa hora de la madrugada me puse a buscar algún sitio en donde pudiera alquilar algo para mí. Luego de buscar entre mis recuerdos alguien que allá sido cercano a mí, algo que se asemeje a un "amigo", recordé a Balegortt. Ese muchacho, con el que pasaba casi todo el tiempo antes de irme a la universidad. Pero quien se alejó completamente cuando supo lo sucedido con mi familia. Era lo más cercano que tenía a un amigo y en estos momentos no me quedaba de otra.
Se hicieron las cuatro de la madrugada y estaba conduciendo por la carretera, me estacioné a un lado de esta y bajé del auto para tomar aire y estirar las piernas. Me senté sobre el capó del auto y empecé buscar entre los contactos del teléfono. Aun lo tenía registrado, así que marque, al tercer tono contesto
-Halo – sonó algo somnoliento
-Hola Balegortt – hablé en tono amable.
- ¿Adán?... Hola... Cuanto tiempo...No es muy tarde?- soltó un bostezo
-Sí, lo sé, ¿olvidas que sufro de insomnio? - no espere respuesta y seguí -Mira, sucede que necesito tu ayuda, tuve un problema en casa y necesito donde quedarme, podría ser en la tuya... Solo esta noche- dudo por un momento
- ¿Solo una noche no? -
-Si – respondí, el acepto, y le agradecí.
Di por terminada la llamada y estaba por entrar al auto cuando....
Justo en ese instante observé un edificio con un pequeño cartel en su puerta, estaba en la próxima esquina, así que fui caminando. Cuando estuve frente al cartel sonreí victorioso al saber el mensaje.
"Departamentos en alquiler, (?) el mes.... Dos cuartos, un baño, sala de estar y cocina. ¿Para más información llamar al (????)"
Guardé el número en mi celular y regresé de prisa al auto, conduje de prisa, con una gran sonrisa en el rostro. Mis planes no habían salido mal, y si mis cálculos no me fallaban, para dentro de dos días ya debía estar en uno de esos departamentos.
Pasé la noche en casa de Balegortt y al otro día aprovechando el horario de mi padre volví a casa en cuanto salió el sol. Suspiré con cansancio y subí a mi habitación para despojarme de mi ropa, me di una ducha y me vestí de forma informal, no bajé para comer ni tomé una corta siesta. Esperé con emoción que dieran las ocho de la mañana para poder llamar al número que dieron para más información, supuse que sería de algún agente de bienes raíces y que tomaríamos una cita para observar el departamento. Debía verlo ese mismo día y firmar el contrato de alquiler.
Cuando llegó la hora, marqué. Atendieron al tercer tono.
-Anne Grayson, bienes raíces -dijo la voz melosa de una mujer en un tono amable.
-Buenos días, me llamo Adán Morgan y estoy interesado en alquilar uno de los departamentos que vi en el edificio de la calle West.
-Claro, puedo enseñarle algunos el día que usted disponga y hablaremos del contrato.
- ¿Podría ser hoy mismo? Mientras más rápido mejor...
-Por supuesto, espere un momento. -hubo un silencio de dos minutos y luego regresó- ¿Podría ser a las dos?
-Está bien. -asentí, aunque sé que no podía verme.
-Perfecto, nos veremos en la entrada del edificio hoy a las dos.
-Gracias. -me limité a decir, y di por finalizada la llamada.
Me quedé observando el techo de mi habitación, pensando en las cosas que tengo que llevar y las otras que tengo que dejar. No iba a decirle a mi padre que me marcharía, pero tampoco quería que estuviera solo. Tal vez si las cosas se hubieran dado distintas para nosotros, si papá no se hubiera convertido en la persona que es, ni yo en la persona que soy, tendríamos una buena relación padre e hijo. Pero a veces las cosas no pueden cambiarse, tal vez así es el orden de las cosas, como debe ser todo.
No creo en que tengamos un futuro predestinado desde antes de nuestro nacimiento, pero creo en que nuestras acciones pueden desencadenar sucesos futuros de fácil predicción, ese "destino" que nosotros mismos nos imponemos. Y yo sabía cuál era mi destino, yo sé de dónde salí, también sé a dónde iré, yo sé las cosas que hice y tal vez las posibles cosas que haré.
Y ese "destino", mi destino, no tiene al final aquella familia completa y feliz que desean todos. Eso lo sé, sé que antes de recibir algo, otra debe ser arrancada. Si alguien llega, otra debe irse. Si obtengo un nuevo puesto, otra ha sido despedido. Así es la vida errada de todas las personas.
_____________________________
Bajé a comer a eso de las doce un pan tostado con huevos y tocino, con mi taza de café a un lado. Lavé las cosas que ensucié y me alisté para ir a la cita con la señorita de bienes raíces. No me arreglé con tanta prisa ya que iba a tiempo y cuando estuve completamente listo eran apenas las una y seis de la tarde.
Tomé mis llaves y salí a dar una vuelta antes, fui a una librería y compré un libro nuevo para leer. Salí de allí y conduje hasta el edificio.
Como habíamos quedado, la agente de bienes raíces estaba en frente de la puerta del edificio, era una pelinegra de ojos oscuros, pero con una chispa alegre y elegante, vestida con una falda de tuvo color negro que hacia juego con su camisa de botones blanca hasta los codos. Estacioné mi auto detrás del que supuse, era de ella, y bajé.
Nos saludamos estrechándonos las manos y comenzamos el recorrido por el edificio, tomamos el ascensor y bajamos en el piso doce, que daba con la azotea. Vi algunos departamentos y escogí el que tenía mejor vista de la ciudad. No tenía balcón o un gran ventanal que daba algo espectacular que ver, era una simple ventana en la sala, pero que ayudaría a distraer en mis momentos de nostalgia.
La señorita Grayson me explicó todo acerca de la arquitectura del edificio: tenia entrada a la azotea por el ascensor y las escaleras -y ésta, de hecho, quedaba justo un piso después del mío-, un estacionamiento subterráneo, dos niveles inferiores que eran los sótanos -el primero tenia cosas para el mantenimiento y el buen servicio del edificio. Y el segundo trae una serie de almacenes abandonados y nadie bajaba allí-, un cuarto de lavandería y la oficina del encargado en la primera planta.
Firmé el contrato minutos más tarde y sonreí satisfecho, ahora debía tomar todas mis cosas e irme después del trabajo.
ESTÁS LEYENDO
La Ironía Del Pecado
Mystery / ThrillerShadow Hollow es un pequeño pueblo poco conocido por las personas en Canadá, en las regiones del norte. Puede parecer un lugar aburrido para vivir y que nada importante puede pasar... Las apariencias engañan, las personas tienen secretos y las cir...