estábamos desayunando en una cafetería frente a la plaza ya que benja se iba en un par de horas de vuelta a chile, y yo no sabía ni cómo sacar el tema del mensaje que vi anoche.— vos me queres? — dije removiendo mi café con la cuchara y él me miró raro — anoche vi un mensaje sin querer en tu celular
— qué mensaje?
— de una tal Eva, quién es? — tomé de mi taza mirándolo fijamente.
— no confias en mi?
— últimamente estás muy raro, no sé que pensar
— nada que ver — miró para otro lado y me volvió a mirar — es una amiga de la infancia, hacía mil años no la veía y nada más, yo te quiero a vos roma
me quedé callada observándolo y asentí no muy segura, pero confío en él y siempre me dice la verdad.
— cuándo volves? — me preguntó él.
— no sé aún, en estos días seguro— asintió con la cabeza.
después de estar un rato más en la cafetería nos dirigimos al parque infantil que había enfrente para jugar un rato con tomi. pasamos la mañana entre parque y una vuelta que dimos por la ciudad hasta que nos devolvimos a la casa para que benja agarre sus cosas ya que se tenía que ir.
benja se acababa de ir al aeropuerto y yo quedé con kmi en su casa, así que agarré a tomi y lo puse en su sillita en el auto junto a mi y conduje hasta dónde vive el 420. el cual apenas llegamos nos recibió con un enorme beso a los dos, saludé a su familia que es como mi segunda familia y nos quedamos hablando todos un rato en la sala.
estábamos todos manteniendo una agradable conversación cuándo sonó el timbre de la casa. los papás de camilo se hicieron los locos y entre los dos hermanos empezaron a discutir para ver quién iba a abrir, yo sólo me dignaba a mirar la escena riéndome. la inútil discusión acabó con un trato de parte de camilo ofreciéndole un porro a ella si iba, a lo cuál ella accedió y desapareció del salón yendo a la puerta. a los pocos segundos después pude ver como entraba a la sala junto con mateo.
— qué onda perro — dijo mateo acercándose al sofá dónde estábamos sentados nosotros chocando las manos con camilo.
— qué onda gato, qué haces acá? — dijo mientras mateo me daba un beso en la mejilla y tocaba la cabecita de tomi en forma de saludo y después se dirigía hacia los papás.
— y no puedo venir a ver a mi mejor amigo? — se giró poniendo una mano sobre su pecho haciéndose el ofendido.
— sí pelotudo — se rió cami — pinta una play? — preguntó subiendo y bajando sus cejas haciendo que mateo asienta enseguida.
subimos a la pieza del morocho y ellos se sentaron sobre unas sillas cerca de la tv para poder jugar a sus videojuegos mientras yo me tumbé en la cama con mi hijo mirando cómo gritan como simios por cada vez que perdían y ni que decir cuándo ganaban. agarré el celu para entretenerme un rato ya que me empecé a aburrir de estar ahí echada en la cama.
ro.ponce hace 1 min