estaba de camino a la casa de Mateo para poder hablar con él cara a cara y poder quitarme un peso de encima.una vez llegué, toqué y se abrió la puerta dejando ver al morocho sin camiseta ya que hoy hacía mucho calor.
— hola amor —me dio un beso haciéndose a un lado dejándome pasar al interior de la casa. — vamos arriba?
Fuimos a su pieza y nos echamos en la cama. Mateo puso su brazo por mis hombros acercándome a su cuerpo. él miraba la tv tranquilamente, mientras yo miraba su perfecta carita; sus labios tan gorditos que ahora hacían un lindo puchero, sus mofletitos y su naricita tan bonita en la que tenía su piercing que le quedaba tan bien.
no sabía cómo, cuándo ni en qué momento iba a decírselo. tenía miedo de su reacción y que se aleje de mi. no podría, llevamos casi 1 año de novios y me ayudó tanto todo este tiempo que no puedo agradecérselo.
— matu — levanté mi mirada hacia él haciendo que me mire él también — podemos hablar?
me senté jugando con mis dedos, él asintió y bajó el volumen de la tv volviendo su atención a mi.
— me queres? — pregunté casi en un susurro.
— claro que sí, Ro. por qué me preguntas eso?
— me vas a seguir queriendo pase lo que pase? — le miré , él frunció el ceño y volví a jugar con mis dedos. estaba muy nerviosa.
— pase lo que pase, qué pasó? — se acercó a mi tocando mi mejilla derecha haciendo que le vuelva a mirar a los ojos. — Eu, no me asustes
— yo... pf — le miré haciendo un puchero avisando que iba a llorar — estoy embarazada Mateo
él me miraba con los ojos abiertos como platos y su boca abierta de par en par.
yo no podía parar de llorar, necesitaba soltar toda la tensión que tenía encima.— no podes estar embarazada — se paró negando con la cabeza mientras caminaba de un lado a otro. — qué pensas hacer? — se paró en seco y me miró fijamente.
— cómo que qué pienso hacer?
— no podes tenerlo, no podes
— estás diciendo que aborte Mateo? — le miré incrédula.
— Roma, no podes tenerlo, apenas tenes 17 y yo tengo 16, no puede ser
— posta me estás diciendo que aborte? eso queres? — me paré y me acerqué a él enojada.
— es lo mejor para ambos — pasó su mano por su pelo frustrado.
— quedate tranquilo entonces, pero hasta acá llegamos Palacios — le dije con desprecio y salí de su pieza dando un portazo.
no lo podía creer, mis miedos se habían hecho realidad. Mateo no quería tener a nuestro futuro bebé y eso me partía el corazón en mil. pero ni eso ni nada hará que me separe de mi hijo o hija, estoy muy segura.
llamé a kmi y él enseguida me dijo que fuera a su casa, así que eso hice. de camino a su casa iba aguantando las lágrimas, no me gustaba que la gente me viera débil.
llegué a lo de kmi y lo vi afuera esperándome, apenas me vio se acercó a mi abriendo sus brazos envolviéndome en un fuerte abrazo, yo sin dudarlo comencé a llorar.
entramos a su casa y fuimos a su habitación ya que en la sala estaba su familia y necesitábamos un poco de intimidad para hablar mejor.