dieciocho

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— así no es mateo! — dije soltando una carcajada — tenes que poner la parte de los dibujitos mirando hacia ti y después tenes que poner las cintas pegadas al pañal — señalé con el dedo índice mostrándole cómo tenía que hacer.

— boluda, esto es muy complicado — dijo él frustrado. me mordí el labio inferior reteniendo mi risa y lo miré. tenía el ceño fruncido mientras hacía un puchero en señal de concentración colocando el pañal.

ver al morocho intentando colocar un pañal a tomi es lo más chistoso y tierno que vi en mucho tiempo.

— es así? — dijo teo pegando una cinta en la tela del pañal y después me miró, asentí con la cabeza y prosiguió a pegar la última cinta — listo, fácil — habló con superioridad haciéndome reír.

— quién te cambió el pañal, bebé? — hablé a tomi, el cuál me miraba y tomé su pequeña manito.

— teo — dijo apuntando sonriente al morocho con su pequeño dedo índice.

— sí mi amor, teo te cambió — hablé acariciando su frente y dejé un pequeño beso ahí.

— voy.. voy a la cocina — dijo mateo rápidamente para después salir por la puerta de la pieza. fruncí el ceño y tomé al bebé en brazos bajando a la sala, dejé a tomi sentado sobre la alfombra y le puse sus dibujitos favoritos. una vez acomodé todo para el pequeño me dirigí en busca de mateo para averiguar qué le ocurre. entré por la puerta de ésta y estaba apoyado sobre la barra de cocina mirando por la ventana. cuándo se percató de que entré se giró viéndome.

— qué pasó amor? — me acerqué a él y enseguida me envolvió con sus brazos, arropándome con ellos. pasó sus brazos sobre mis hombros y yo puse los míos atrapando su cintura — me podes decir qué ocurre? — hablé cómo pude ya que aún estábamos abrazados.

— es una boludez igual — suspiró y separó su cuerpo del mío mirándome a los ojos. me quedé callada esperando a que dijera algo más pero él simplemente rodó los ojos — vos crees que tomi me ve como a su papá?

puso una carita de pena que apostaría lo que sea que mi corazón se había escuchado romperse por toda la casa.

— obvio que sí teo, por qué decís eso? — tomé su mano y la acaricié levemente dándole apoyo.

— no sé boluda, soy un desastre como papá, ni poner un pañal sé — se estiró de sus rulos hacía atrás con su otra mano en señal de frustración — y me llama teo y no papá

— pero no por eso significa que tomi no te vea como a su papá — lo miraba fijamente pero él bajó su mirada a nuestras manos — tomi te quiere, teo. deja de pensar en que sos un mal papá porque no lo sos, no nacemos sabiéndolo todo, con práctica y tiempo vas a ser el mejor papá — puse mi otra mano sobre su mejilla y me miró a los ojos — y dale un poco de tiempo y verás cómo te llama papá, pensa que lo más cercano a una figura paterna que tuvo fue benjamín y de un día para otro dejó de verlo, no te preocupes más por eso rey

— te quiero mucho, ro — posó sus manos sobre mis caderas atrayéndome a su cuerpo y apoyó su cabeza sobre la mía — sos todo lo que está bien

me alejé un poco y me puse de puntitas, dejando un corto beso en sus labios dejándole claro que pienso lo mismo que él.

[...]

— mira, mira que chef soy — dijo kmi dándole la vuelta a la entraña y se giró a mirarnos levantando y bajando las cejas.

— yo lo hago mejor que vos trolo — habló mateo haciéndome reír.

— no sé, preguntale a ro quién lo hace mejor — kmi lo dijo con otras intenciones, sentí la risa de cande burlándose, mateo se puso serio mirando a su mejor amigo con su mejor cara de orto y yo simplemente rodé los ojos soltando una carcajada — es joda putita, no me mires así si no queres que te mate y te haga a la parilla

mamá soltera   ||  Mateo PalaciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora