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Un día, Changbin encontró a su adorable híbrido de gato, con las orejas caídas y mirando la lluvia por la ventana, moviendo la cola lentamente.

— ¿Lix? —El castaño se acercó al pelinegro, acariciando su cabeza y sus orejas—. ¿Qué tienes?

Encontró un mohín en el rostro del chico.

—Me dijeron que doy mala suerte —murmuró.

Changbin frunció el ceño, se agachó junto a él, mirándolo frente a frente.

—Fue Seungmin, ¿verdad?

Felix bajó la vista.

Changbin apretó su hombro, haciendo que las cejas del híbrido se fruncieran un segundo.

— ¿No te he dicho que los tigres mienten?

Felix abrió sus ojitos con sorpresa, Changbin sonrió por el gesto.

El pelinegro lo pensó un momento, antes de negar.

—Me dijiste que los tigres podían comerme y que no me acerque mucho a él si ambos cambiamos de forma.

Changbin suspiró.

—Bien, te lo digo ahora, Lix. Los tigres mienten.

 Los tigres mienten

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Imaginen esta situación

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Imaginen esta situación. Están tranquilas porque el virus no llego a su pueblo, las tiendas finalmente pueden abrir sus puertas siempre cumpliendo el protocolo, después de meses salen afuera a comprar y de repente pam llega un pelotudo al que dejan pasar siendo esto ilegal ya que nadie de la provincia de Buenos Aires puede entrar porque es clase alta y no solo no cumple la cuarentena obligatoria si no que sale y se pasea por una semana por el pueblo TENIENDO YA ALGUNOS SÍNTOMAS y así mi gente es como llego el virus a mi pueblo y de estar en fase 4 pasamos de nuevo a fase 1

Angie

Bad Luck ›› changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora