Después de que Conway reclutara a una nueva cadete en su cuerpo de policía, todo parece ir bien.
Sin embargo, en la ciudad debido a la corrupción e ilegalidad siguen habiendo problemas; los cuales comienzan a verse solventados ante una organización...
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( 🌺 ) Ahora no amo como solía hacerlo, pero tengo historias que podría contarte si quiero.
El Superintendente se encontraba de alta desde hace un par de días, e ignorando las advertencias y consejos de cuidado de los médicos que le trataron; fue a la comisaría nuevamente. Pero, llevando consigo la chaqueta negra que aquella persona desconocida le dejó. Y estaba convencido que la usaría para rastrearlo, ya que, desde que tiene memoria hay algo similar a una organización secreta de personas que se encargaba (desde las sombras) rastrear a las mafias, delincuentes y mafiosos de la ciudad. Mientras que la policía lo hacía al mismo tiempo, como si aquella extraña organización tuviese algo de conocimiento sobre los movimientos que la policía tenía.
Y aunque esa organización apoyara a la Ley y la policía, sus métodos no eran precisamente correctos, y mucho menos eran legales. Sumado al hecho de ser un grupo bien organizado y sin autorización posterior del superintendente.
Una parte de él quería atrapar esa organización y saber quiénes eran. Y otra parte suya decía que lo dejase tal cual estaba, que ellos, a pesar de ser ilegales hacían que el trabajo de la policía no se complicara demasiado.
Dejó la chaqueta aquella en el respaldar de su silla para después sentarse frente al escritorio y comenzar a trabajar en el gran papeleo y mil informes de la policía.
Mientras que Noa no sabía exactamente si: que la tierra la tragara o mudarse a Australia, no sabía si el superintendente sospechaba sobre ella. Pues, difícil era imitara una voz y un acento particular. Pero no hubo otra opción, no podía esperara a Emilio viendo como desde lo alto de la casa abandonaba estaban por matar a quien era su superior. Una ira incontrolable se apoderó de ella casi al instante y simplemente actuó.
Tal vez había hecho mal en abatir a todos al momento, pero si esperaba un momento más tal vez el superintendente ya no se encontraría sentado en su sillón dentro de su oficina personal.
Incluso, para eliminar un poco las sospechas trató de cambiar su enjuague de cabello, aromatizador de ropa y perfume. Por contar que eso confundiera a su mayor y no le cayera un despido con mil insultos y porrazos de su parte.
