Después de que Conway reclutara a una nueva cadete en su cuerpo de policía, todo parece ir bien.
Sin embargo, en la ciudad debido a la corrupción e ilegalidad siguen habiendo problemas; los cuales comienzan a verse solventados ante una organización...
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( 🌺 ) Vamos muy alto. Vamos a quemar toda la casa.
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Una vez que se logró meter a los comisarios y el superintendente dentro de los calabozos, estos comenzaron a chillar y bromear frente a sus oficiales. Atropellando todas las palabras en un intento fallido de tratar explicar y salir de las cárceles internas de la comisaria.
—A ver, yo digo que les demos unas pastillas para dormir y pa' fuera —habló Sergey, sugiriendo una idea mientras veía como sus superiores hacían el ridículo dentro de las cárceles.
—Noa, ¿Tenés un-
—¡Paola! Paola, si... si me sacas del ca-calabozo te invito a mi departamento. —habló Volkov, tratando de sobornar a su alumna para que lo sacara de allí dentro. Buscando usar los sentimientos de la chica a su favor.
—¿Comisario Volkov? ¿Qué hace ahí?
—¡Noa, por favor sácame! —espetó Greco en súplica mientras veía el rostro serio de su oficial observarle con mucha atención. Se aferró a los barrotes por un momento, sacando su mano derecha entre ellas como si se tratara de algún zombi.—Noaaaaaaaaa~
—Comisario Ivanov, ¿Me concede golpearlo? —habló Noa haciendo un ademán hacia el de barba castaña, dirigiéndose a su mayor partiéndose de la risa en una esquina.
—Paola, cuando me saques de aquí tendremos una... cita romannnntica. —se volvió a escuchar
—Ay, bueno... —la voz nerviosa de Paola se escuchó.
—Amiga, date cuenta. —le respondió Noa hacia la de cabello lavanda que le miró y luego desvió la mirada al suelo, apenada.—Te está usando.
—¡Sacaaaaaadme de aquí, cabrones! —espetó el superintendente empujando a Greco hacia un costado para quedar frente a los oficiales y el único comisario carcajeando al fondo detrás de sus compañeros.
—Comisario Ivanov, me ofrezco para llevar al superintendente a casa. —habló Noa, girándose hacia el moreno notando como este trataba de mantenerse sobre sus piernas y no caer al suelo de, la tanta, risa que estaba teniendo.
