Después de que Conway reclutara a una nueva cadete en su cuerpo de policía, todo parece ir bien.
Sin embargo, en la ciudad debido a la corrupción e ilegalidad siguen habiendo problemas; los cuales comienzan a verse solventados ante una organización...
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( 🌺 ) Incluso las verdades pueden ser faltas y las mentiras ciertas.
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Noa paseó su mirada en silencio hacia a sus superiores, y luego mirando al Superintendente del otro lado de aquel escritorio de madera pulida. Parado al igual que ella. Volkov e Ivanov estaban al lateral del mueble con los brazos cruzados, escuchando atentamente la conversación y siendo testigo de aquello. Mientras Greco reposaba apoyado de espaldas a la librera de medio metro. Noa jugaba con los dedos, nerviosa ante la mirada severa y expectante de sus superiores sobre su persona.
Conway comenzó a caminar con un paso lento al mismo tiempo que torturante, con los brazos detrás de su espalda. Como si fingiera inocencia sobre la razón de Noa en su despacho.
Una parte de Noa sabía por qué estaba en el despacho con todos sus superiores, pero otra parte de ella rezaba que no se tratase de lo que estuviese pensando. Prefería miles de veces un regaño e incluso un descenso de su título a que ellos conocieran su identidad dentro de Dark Star. Se había enviado macana tras macana después de lo sucedido con Torrente, los atentados a Comisaría y la humillación pública de Emilio en su lugar de trabajo. Pero es que, a pesar de haberse olvidado usar el vocabulario neutro sin acentos; sus superiores se lo pidieron de esa forma. No tenía ni idea del por qué ordenaron aquello, pero debía obedecer. Por lo que, así lo hizo.
—Noa. —habló finalmente el Superintendente, una vez que tomó asiento en la esquina de su escritorio.—Noa. Noa. Noa...
Cantó su nombre, repitiendo aquello una y otra vez. Desvió la mirada hacia Greco que miraba sus pies como si fuesen lo más interesante del lugar. Al presentir la mirada de ella sobre él, levantó la vista mostrándole su rostro de seriedad. Noa devolvió la vista a Conway, viendo como en sus gafas se reflejaba su cuerpo de forma nítida.
—La verdad, me ofende muchísimo no haber notado que tú eres uno de ellos. De verdad. —volvió a romper el silencio tenso e incómodo que había dentro del despacho.—Realmente no sé si debería felicitarte por ser excelente encubierta o sentirme decepcionado; al final me has estado espiando a mi y el CNP completo. ¿O no?
