Dos.

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—¡Hola! —gritó Obito con la voz que usaba cuando era Tobi, a su lado.

Percy siguió su ejemplo y saludo con su mano efusivamente.

Ambos sorprendiendo a Naruto, y a los demás shinobis de Konoha.

—¿Quién diría que nos encontraríamos con ninjas de Konoha en un lugar como este? —le preguntó Percy a Obito, usando un tono de voz un tanto bobo y aniñado.

Obito asintió demasiado.

—Y son, dos, cuatro, seis —dijo él mientras comenzaba a contarlos—, ¡ocho en total! Ocho contra dos, que mala suerte.


Seguramente te estarás preguntando, ¿cómo es que Perceia Jackson terminó en Akatsuki?
Es una larga historia, pero haré lo mejor para describirla. 


Cuando abrió los ojos en ese mundo nuevo, únicamente vió árboles a su alrededor.

Se puso de pie y frunció el ceño, ¿es que su padre no podía hacerla aparecer en un lugar más poblado? ¿Un hotel, tal vez?

La capa que Hécate le había dado la tenía puesta, al igual que el anillo y también vió una mochila a sus pies.
Al abrirla, se encontró con dinero, comida, y algunas otras herramientas para sobrevivir. 

Percy no se detuvo mucho tiempo a sentir lástima por si misma, si su padre le había salvado la vida, iba a aprovecharla, aunque no le viera mucho sentido en ese momento.
Todo parecía tan gris para ella en ese momento. 

Percy aprendió muchas cosas durante su tiempo como nómada. 
Tenía dinero suficiente por lo que a veces se daba un lujo y se quedaba en hoteles bonitos con aguas termales, pero pronto había decidido que si quería mantener esos lujos, tenía que comenzar a trabajar, conseguía trabajos esporádicos ahí donde iba, la gente no dudaba de ella al ver su sonrisa, tal y como le habían dicho los dioses.

A veces viajaba tanto que tenía que acampar en la intemperie.
Fue ahí que comenzó a practicar su control sobre el agua y los líquidos más a fondo.

Su poder sobre el agua era lo único que la conectaba a su anterior mundo, era por ello que lo había estado explotando hasta más no poder.
El esfuerzo a veces sería tanto que se desmayaría en su lugar y despertaría días después, pero todo aquello la había llevado a lo que era ahora.
Podía usar los líquidos para muchas cosas ahora, como una herramienta sensorial, por ejemplo. Podía sentir los cuerpos con agua que la rodeaban, tales como plantas, animales, personas.

Y ese solo era el primer paso de sus nuevos poderes.

Percy sabía que ella no tenía chakra, pues había intentado buscarlo varias veces en su interior pero nunca lo encontraba.
Sabía que ahí existían los ninjas, los cuales usaban este chakra para tener habilidades, poderes, cosas que Percy antes hubiera asociado únicamente con dioses o semidioses.
Así que no podía quedarse atrás, sabía que llegaría el día en el que se cruzaría con alguien así y necesitaría pulir sus poderes por si necesitaba defenderse.

El día que se topó con los primeros shinobis, ya habían pasado dos años de que había llegado a ese lugar, tenía ahora 18 años.

Cuando vió las capas negras con nubes rojas, supo que estaba jodida.
En la información que le había dado su padre, sabía sobre esa organización un poco, Akatsuki, habían empezado como asesinos a sueldo o algo parecido y ahora buscaban jinchūrikis y bijūs.

Percy siguió su camino, tratando de pasarlos por algo, pero las cosas no siempre resultaban como quería. 

Eran solo dos, uno parecía tener un par de años más que ella, su cabello era platino y lo llevaba peinado hacia atrás, del otro únicamente podía ver sus ojos, los cuales le perturbaron un poco, su esclerótica no era blanca, era de un color oscuro, y rodeaba su iris y pupila de color verde claro.
Pensó en ponerse su capucha, pero no servía de nada, ya la habían visto.

Lealtad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora