Ahora, se encontraban justo enfrente de Rikudo Sennin y los antiguos Kages.
Percy tenía ganas de irse y morir en un rincón apartado pero siempre que ese pensamiento se deslizaba por su cabeza recordaba la promesa que le había hecho a Obito y se aguantaba.
Ella en realidad no entendía que estaba haciendo allí pero de igual manera se encontraba escuchando lo que decían.
—Naruto, Sasuke y compañía. Gracias por salvar el mundo —fue lo que les dijo Hagoromo Ōtsutsuki con una sonrisa en su rostro.
—Todo fue gracias a ellos y a muchos de mis compañeros —dijo Kakashi viendo a los que habían sido sus alumnos. Percy se encontraba del otro lado, apartada—, y a la ayuda que me prestó un viejo amigo.
—Los dirigiste bien —le dijo Hagoromo—, cumpliste con tu misión como maestro de Naruto y amigo de Obito a pesar de tu confusión.
Naruto entonces saltó.
—¡Kurama! —le dijo al Kyūbi mientras corría hacia él—. ¿Me echaste de menos? ¡Yo a ti un montón!
Percy seguía intrigada por el rubio, había demostrado ser de lo más especial y a veces también de lo más inmaduro.
De cierta manera, le recordaba a ella del pasado, cuando estaba en el Campamento Mestizo y la vida tenía sentido.Ella siguió con su vista clavada en el rubio, hablando con el Bijū y se desconectó de la plática a un lado suyo.
Dentro de Kakashi, existía otra conversación.
—Ahora si tengo que irme —le dijo Obito, pero ya no tenía su apariencia joven, se miraba como hasta hace unos momentos antes de morir.
—Entiendo —le respondió Kakashi.
—Puse el mundo ninja patas arriba, así que ahora no sé que decir —le dijo Obito mientras bajaba la mirada.
—Al final podemos despedirnos como amigos y no como enemigos. Me despido de un amigo que llega tarde porque está ocupado salvando vidas, me basta con eso.
Obito sonrió.
—Gracias, Kakashi —le respondió, miró al suelo un segundo otra vez para volver a levantar su vista—. En realidad, necesito pedirte un favor.
Kakashi lo miró, confundido.
—¿Qué cosa?
—Es Percy —dijo Obito—, yo era lo único que tenía y ahora se ha quedado sola de nuevo, ¿podrías cuidarla por mi?
Kakashi sintió un nudo en la garganta, estaba teniendo una sensación de déjà vu, pero al final asintió. Obito le sonrió grande, agradecido y desapareció.
Percy miró a Sasuke en el momento preciso, mientras comenzaba a acercarse al cuerpo de Madara.
—Quieto —le dijo ella con voz autoritaria, él estaba a punto de quejarse cuando recordó que la chica podía hacer que él se quedará quieto si quería pero en cambio le estaba dando la oportunidad de obedecerla y así ella no tomaría control de su cuerpo.
Sasuke se quedó quieto en su lugar, observando como Hashirama se acercaba a Madara y Percy también lo hacía.
—Ni tú ni yo conseguimos lo que queríamos —dijo Madara viendo a Hashirama.
—No iba a ser tan fácil, hay un límite a lo que podemos realizar durante nuestras vidas —le respondió Hashirama—, para eso están las siguientes generaciones, para que lo hagan por nosotros.
—Siempre fuiste muy optimista —le dijo Madara mientras soltaba una pequeña carcajada—, pero quizás tenías razón. Mi sueño llegó a su fin pero el tuyo se puede cumplir.
—No pasaba nada porque no lo lográsemos, lo importante era educar a la siguiente generación para que lo llevase a cabo.
—Entonces era imposible para mi —reconoció Madara—, yo siempre odié que me siguieran.
—¿Recuerdas lo que me dijiste de niños? —le preguntó Hashirama—, "los ninjas nunca saben cuándo morirán". Para ser inmortales y no morir, debíamos exponer nuestro verdadero ser, intercambiar copas y brindar como hermanos pero morimos, y ahora solo podemos brindar como camaradas.
Justo cuando acabó de decir la última palabra, Percy llegó a un lado de Madara y se hincó a su lado. Puso una mano sobre su pecho, concentrándose en los latidos de su corazón y en como parecían debilitarse cada vez más pero ella no lo dejó y reguló los latidos.
Hashirama la miró con el ceño fruncido mientras que Madara ni siquiera la miró.—No sé como funcionan las cosas cuando te mueres en este lugar —dijo Percy—, de donde yo vengo, las personas como tú dan a parar a los Campos de Castigo —prosiguió ella, Madara por fin la miró, aún maravillándose por los rasgos perfectos de la chica que ahora no mostraban ninguna emoción—, y en realidad es a donde quiero que vayas —le dijo la chica mientras una de las comisuras de sus labios tiraba para arriba, desde que había comenzado a caminar hacia él, había comenzado a rezarle a Hades, uno de los únicos tres dioses que sabían dónde estaba. Hablaba en serio cuando decía que quería que fuera a parar ahí, demasiado en serio. Comenzó a acelerar el ritmo de los latidos de Madara y él comenzó a hiperventilar. Al final, Percy apretó la mano que tenía encima de su pecho en un puño, haciendo que su corazón se detuviera de golpe. Madara hizo un sonido de ahogo, una mueca de dolor y se removió antes de morir.
Percy ignoró la mirada de Hashirama mientras se ponía de pie.
—Tú no eres de este mundo —dijo Hagoromo, llamando la atención de todos sobre ellos dos, Percy caminó hasta donde estaba él.
—¿En serio? —preguntó sarcásticamente y mientras una sonrisa burlona se dibujaba en sus labios.
—Por tus habilidades, apariencia, falta de chakra y el tridente en tu anillo, puedo saber que eres del panteón Griego, ¿qué haces aquí?
La sonrisa de Percy se borró y todos pudieron jurar que un pequeño temblor sacudió el suelo a su alrededor.
—Ya no pertenezco a ese lugar —respondió ella sin más.
—Una hija de Poseidón, ¿no? —siguió insistiendo Hagoromo, Percy apretó los labios—, el dios del mar, sacudidor de tierras, portador de tormentas, padre de los caballos. Parece que haz estado practicando mucho con tus poderes para llegar a tal punto.
—Tuve que hacerlo si quería sobrevivir en un mundo donde las personas tienen poderes al usar su chakra —respondió Percy, no diciendo nada acerca de su padre pero los demás estaban bastante más sorprendidos. ¿Ella era literalmente la hija de un dios?
—¿Y qué me dices sobre tu maldición de Aq...? —comenzó a preguntar otra vez Hagoromo hasta que Percy saltó.
—¡Vale, ya! —prácticamente gritó—, ¿qué quieres?
Hagoromo sonrió de lado.
—Nada en realidad, es solo curiosidad pero si te molesta puedo detenerme.
Percy se cruzó de brazos y asintió.
—Me molesta —respondió ella mientras le daba la espalda al Rikudo Sennin y comenzaba a caminar, lista para irse de ese lugar.
—¡Percy! —gritó Kakashi, removiéndose en los brazos de Sakura y casi cayéndose— ¡Espera!
Percy dejó caer su cabeza, cansada. ¿Ahora qué?
—¿Qué? —preguntó ella mientras volteaba a ver al peliplata quien casi vuelve a caerse otra vez al ver el rostro de Percy, pensó que tenía que acostumbrarse rápidamente a eso si la chica se iba a quedar con ellos.
—Quédate —dijo Kakashi, sin más.
—¿Qué? —volvió a repetir la azabache mientras lo miraba confundida.
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Lealtad.
FanfictionPerceia Jackson se ve de repente en un mundo de ninjas, donde ella en realidad no encaja, y no tiene a nadie a quien darle su lealtad pues las personas que quería y conocía ya no se acuerdan de ella. Entonces encuentra a Obito, un hombre que como el...