Baila conmigo
Entre palabra y palabra, ella va formando dulces rimas que le susurra a su callado espectador: la noche. Entre paso y paso, ella va formando una delicada y asombrosa danza que es acompañada por una cálida melodía que nace de su corazón. Entre suspiro y suspiro, ella va formando historias que vive junto a él. Con sus dulces rimas le invita a que se una a su delicada danza y puedan, por fin, comenzar aquella historia que ella tanto desea. «Ven, baila conmigo y… veamos que sigue después» le susurra la chica, con una melodiosa voz que todos desconocían. La chica sonríe y extiende su mano para que él la tome y puedan comenzar ese nuevo libro que sigue sin abrirse, a la espera de que algún curioso decida comenzar a leer aquellas páginas manchadas de tinta negra y sentimientos esparcidos. Entre pestañeo y pestañeo, ella va formando una débil secuencia que le rompe el alma: él desaparece, con los ojos perdidos en algún lugar en el que los ojos de la chica que le susurraba dulce palabras no llegan a ver. Entre letras y letras, ella va deshaciendo sus dulces rimas, su delicada danza y cerrando su libro, que solo contiene unas absurdas hojas en un blanco puro: ni tinta negra, ni sentimiento esparcidos habrán en ese libro.
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