--¿Me podés explicar esto?.-Dijo un poco enojada.
--Yo te lo dije y tú no me creíste.-Dije
--Pero ¿qué? ¿Qué? ¿QUÉ? Es esto.-Dijo gritando.
--¿Vamos a subir?.-Dije
--Yo no, me voy a descansar a casa..-Dijo
--¿Eso significa que me vas a dejar quedarme?.-Dije dando un pequeño salto.
--Si, besitos.-Dijo mientras me daba un beso.
Y se fué como si nada, me sorprendí pensé que me diría que no vayamos o algo, no sé. Giré y Gustav me estaba viendo con unos ojos que me hacían temblar.
--Amm...Mi madre se fué estaba cansada...-Dije con vergüenza.
--Genial... ¿Vamos a subir?.-Dijo tomándome de la mano.
Le asistí con la cabeza y entramos, fuimos a su habitación que para mi sorpresa no era la 483, entramos y Georg estaba sentado en el sillón.
--¡Hola! ¿Cómo estas?.-Dijo Georg.
--Hola, súper y tú.-Dije sonríendo.
--Bien, pues me voy a mi habitación a descansar.-Dijo mientras me daba un beso.
Gustav me ofreció asiento, yo estaba con un poco de vergüenza, él me miraba y yo rápidamente bajaba mi mirada y me sonrojaba un poco.
--Bueno, que quieres hacer.-Dijo
--Estar el resto de mi vida contigo.-Dije en español--¿Tienes consola?.-Reí
--Amm si.-Dijo confundido por lo primero.
--Genial, ¿vamos? Se que te voy a ganar.-Sonreí
--Vamos a ver...-Dijo desafíname.
Me dijo donde estaba la consola mientras el fue por algo para tomar, me fije y tenía los juegos que yo habitualmente jugaba, así que tome uno de fútbol y lo puse.
--Okay estas lista para perder.-Dijo riéndose
--No, estoy lista para ganarte.-Dije tirándole una mirada desafiante.
Empezamos a jugar y yo le iba ganando, en el segundo tiempo del partido me dí un tiempo para tomar el refresco que había traído cuando quiero ver él ya había empezado a jugar y hacer goles en contra con mi joystick así que me lancé arriba de él y empezamos a pelear para que soltara mi joystick, de esa lucha pasó al piso, ya no peleábamos por el control, solo nos reíamos, el tenía una de sus mano abajo de mi espalda y la otra agarraba mis caderas, yo tenía una en su espalda y la otra acariciaba su pelo, le miraba sus ojos, eran mas hermosos en persona, su sonrisa a medias como siempre, mis ojos no dejaban de mirar a sus ojos, él se fue acercando a mi y yo fui abriendo poco a poco mis labios, al fin nuestros labios se estaban juntando, podía sentír su respiración y apenas sus labios, yo con mi mano lo empujaba a mi y al fin pudimos sellar ese beso, primero era lento y suave pero luego empezó a hacerse mas profundo y..
--¿Gustav?.-Dijo alguien desde la puerta principal.
Nos paramos rápidamente y nos arreglamos la ropa que se había desarreglado.
--¿Si? Estoy en la habitación pasa.-Dijo Gustav
--Ammm no podía dorm... Oh, amm perdón ¿interrupo algo?.-Dijo Bill
--No.-Dijimos Gustav yo.
--Aaamm, bueno me voy...-Dijo riéndose
Cuando miro a Gustav veo que tenía todo labial.
--¡Gustav!.-Dije gritando y riendo.
--¿Que?.-Dijo sin entender.
--Tienes labial, límpiate.-Dije riéndome.
Fue al baño a limpiarse mientras yo arreglaba el desorden que habíamos echo. Me pregunté en donde dormiría, no tenía ropa de cama y solo había una habitación...
--¿Ya quieres dormir?.-Dijo mientras me observaba de la puerta de la habitación.
--Justo estaba pensando eso.-Dije mientras terminaba de tender la cama
--Bueno yo puedo dormir en el sillón y tú aquí en la cama.-Dijo mientras se acercaba.
--Aamm bueno, me puedes prestar alguna ropa para dormir.-Dije un poco avergonzada.
--Ohh, si claro.-Dijo
Fue a su closet y saco una remera y era lo único que me quedaba ya que sus shorts me quedaban muy grandes, fui al baño y me cambie, la remera me quedaba larga así que no había problema, salí y Gustav estaba sentado en la cama.
--Te queda lindo.-Sonrió
--Gracias.-Dije un poco avergonzada.
--Yo también me voy a cambiar.-Dijo
Entro al baño y yo aproveche para acostarme, cuando salió lo quede mirando mientras sonreía cuando estaba a punto de salir de la habitación lo pare.
--Gustav....-Dije
--¿Si?.-Dijo
--Ammm...Quieres dormir conmigo...-Dije apenada.
--¿Enserio quieres que duerma contigo?.-Sonrió
--Si.-Sonreí.--Ven.
Le abrí su parte de la cama y el se acostó, yo puse mi cara en su pecho y mano lo abrazaba, el besó mi frente y apagó la luz de la mesita de noche.
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Nunca hay salidas
FanfictionSe trata de una chica llamada Soledad de 17 años que intenta conseguir su sueño de conocer a Tokio Hotel, su pasado es triste y la madre se siente con culpa por eso. A lo largo de la historia conoce a Paz una chica con una historia un poco parecida.