capitulo 6

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-ay dios mio, lo siento demasiado, es solo que no me advirtieron de los riesgos de la pirueta – digo, enfatizando el "no me advirtieron de los riesgos de la pirueta", mirando a Sofía y a Antoni, para más incriminación. a lo que esos dos idiotas, solo evaden mi mirada.

-tranquila, me alegra haberte ayudado por lo menos a suavizar tu caída – dice el, algo nervioso o apenado.

-claro que lo hiciste, te agrades...-me interrumpe su falta de atención ante mi agradecimiento, estaba por molestarme, pero noto que algo le llamo la atención en el hielo que tenemos como piso, algo irritada bajo la mirada.

-¿es tuyo? – pregunta señalando mi demacrado, golpeado, aplastado y todo lo que tenga "ado" y describa a mi pobre teléfono, en estos momentos.

-¡carajo! Solo yo puedo tener tan mala racha – mis amigos al ver mi evidente exaltación, se acercan a admirar lo que tienen que pagarme, luego de que me quite las maquinas suicidas que tengo puestas en los pies.

-bueno, hasta aquí llegaron mis planes para conseguir tu número – miro al desconocido con una cara de "¿enserio?" y con la misma irritación de hace rato por su falta de atención ante mi disculpa, pero con un motivo diferente: su ridículo comentario.

Todos mis amigos, se dieron cuenta de mi cara de asesino serial, al borde de la explosión atómica de insultos, así que Sofía le dijo al desconocido:

-muy bien amortiguador, buen intento de piropo, pero lastimosamente ahora nos tenemos que ir guapetón, así que adiós – tras decir eso, nos salimos de la pista rápidamente y bajo la mirada del desconocido y sus amigos, nos quitamos los patines y antes de salir del local, escuche decir a desconocido-conquistador alias amortiguador un "espera... lo siento amm... no debí decirlo, te veías apenada solo quería aligerar el ambiente" a lo que sus amigos se rieron por sus indecisas palabras, porque tanto esfuerzo, ¿nunca le rechazaron un piropo o qué?

Muchos dirían "que exagerada" o cualquier cosa relacionada, pero la adrenalina de la bromita de Antoni y Sofía –de la que luego, me vengare- se había convertido en furia, sumado a un pase libre a una fácil exasperación en mí, por cualquier cosa y mi reacción, fue la evidencia de ello.

No tengo nada en contra de los hombres, y mucho menos contra sus piropos, métodos de conquiste, tácticas o endulzamientos de oído, o como quiera que se le nombre a su manera de adular a una mujer, mi problema con eso y en especial hoy, es que no sepan cuando decir ese tipo de cosas, si lo hubiera dicho por lo menos cuando terminara de recoger mi celular, hubiera reaccionado diferente.

Cuando ya estamos algo lejos del local, dirigiéndonos al estacionamiento del centro comercial, Antoni se me acerca y habla.

-Eva, tú estás sorda o algo así ¡ese chico te estaba coqueteando! – dice el, haciendo referencia a mi exagerada reacción y lo acepto, puede que fuera exagerada, también puede que el chico no tuviera intenciones de fastidiarme con su comentario, pero me no arrepiento, por el momento, no podía reaccionar de otra manera.

- no, estoy completamente capaz de todos mis sentidos, pero a ese desconocido le falta mucha prudencia porque decirme eso, viendo mi celular destrozado al igual que mi buen humor, es muy ordinario e imprudente – digo volviéndome a molestar con solo recordarlo – además no estoy acostumbrada a esas cosas, lo sabes y rematando, no estaba de humor para soportarlas, ¡por dios solo mira mi celular!

-sé que no es de tu costumbre pero amiga, los hombres no leemos las mentes de las mujeres, aunque nos convendría.- dice Antoni, reprochándome.

-si lo haría, y demasiado, ustedes se imaginan la magnitud de discusiones que se ahorrarían.- dice Marcela con respecto al argumento de Antoni, imaginándose la escena.

- ¡oh claro que me lo imagino!  y si las mujeres también pudieran, seria el doble de menos discusiones – dice Sofía con un brillo en la vos, como queriendo que fuera posible.

-si saben que eso es imposible ¿verdad? – habla Isabella, por fin poniéndole un poco de realidad al tema.

-¡chicas! ¡Ese no es el tema! – Antoni interrumpe nuestro ensueño de los hombres y mujeres lee mentes, y claro "nuestro ensueño" porque hasta yo creo que sería un ahorro de discusiones impresionante.

-Antoni ya supéralo, si no se me hubiera roto el celular, no hubiera mencionado jamás lo de mi número, por lo tanto no habría el "coqueteo" – digo ya poniéndole punto final a la ridícula discusión que empezó Antoni. – además, puedo apostar que no me hubiera escrito.

-bueno está bien, haré punto y aparte, si te retractas en tus palabras y dices: era hermosa, soy hermosa y seré hermosa, me amo y no permitiré que nadie me diga lo contrario ¡mucho menos!, yo misma. Solo así, podremos dejar al desconocido súper violarble atrás, e ir a comer helado otra vez invitado por su servidor, porque nunca es suficiente helado.- habla Antoni cruzando sus brazos, y con eso me dice que mis opciones son: decir eso o no ir a comer helado, y ¡por dios! es helado.

Antes del cáncer, toda mi vida desde que tengo memoria, mi autoestima estaba parada en el delgado hilo, que separaba la baja y la alta autoestima, como un acróbata poco experimentado jugando a la cuerda floja, era suficiente el autoestima que tenía en ese momento para no derrumbarme con cualquier comentario cobre mi aspecto, los cuales, eran bastante frecuentes por Allison o cualquier persona que me mirara detalladamente, ya que soy muy poco femenina, no utilizo mucho maquillaje y no tengo el cuerpo del ensueño. Pero cuando empezó el martirio de mi enfermedad, el acróbata por fin callo, -y hasta ahora no ha tenido las fuerzas para levantarse - mi autoestima se fue al total carajo, junto con mi cabello. Al instante mis amigos se percataron de mi mala autoestima y se han esforzado en subírmela, ¡y lo valoro! Pero no me creo capaz de volver, a lo que era antes.

Pero como no les diré jamás a mis amigos lo último, porque se forma la tercera guerra mundial.

Y Antoni es Antoni, y jamás se rinde.

-Tengo que decir exactamente eso, ¿enserio? – digo reprochando su extensa frase y tratando de negociarla.

-vamos nena, es fácil solo dilo, y que sea rápido el helado está gritando mi nombre – habla Marcela, apurándome y haciéndome dar cuenta de que todos mis amigos incluyéndome, tenemos un enfermizo amor por el helado.

-Está bien – me rindo girando los ojos - era hermosa, soy hermosa y seré hermosa, me amo y no permitiré que nadie me diga lo contrario mucho menos, yo misma – repito las palabras de Antoni, una por una y al terminar, en su mirada veo un orgullo, parecido al de una madre que acaba de ver a su pequeño, hacer un baile demasiado ridículo en una presentación de la escuela, en el cual parecen una manada de gusanos con sal, pero que para ella, y solo para ella es bello y digno de Broadway.

-bueno es todo lo que quería, ¡vamos por helado! – dice Antoni, dirigiéndonos a la heladería por fin.

El Resurgir De EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora