Luego de hablar y hasta cotillear con mis amigos en la mesa, los tragos que me tome de mas espesaron a dar efectos.
- ¡Chicos! no creen que se nos esta enfriando el trasero aquí - digo emocionada y subiendo la voz para que se escuche por encima de la música.
Todos me voltean a mirar con cara de ¿estas bien?, hasta Antoni me intento poner una mano en la frente para verificar mi temperatura.
-¡No sean tontos! ¡vamos a bailar! - digo arrastrándolos a la pista a todos y bailando con todas las fuerzas que pudiera tener en mi sistema.
****
-¡Eva, nos vamos a sentar! ¿te quedas? -me pregunta Marcela, señalando la aburrida y apagada mesa.
- ¡Claro que si, no te preocupes! - digo, agarrando el trago que tenia en la mano y empezando a arrastrar un poco las palabras.
- Ese, es el ultimo oíste.
- Si mi capitana - hago el ademan de militar, aunque le haré caso cuando los peces caminen.
Sigo bailando bebiendo y disfrutando de la fiesta hasta mas no poder, sin importar hora o lugar, le estaba dando licencia total de mis acciones a la Evanyeline loca, que quería una fiesta desde que me dieron de alta.
****
He bailado unos que... 20 minutos y empiezo a perder el ritmo, así que paro un segundo para estudiar el poco panorama que mis deficientes sentidos pudieran percibir, siento a una persona golpeándome la espalda baja con el huesito de la cadera.
Me vuelvo para ver de quien se trata y diviso un cuerpo que se mueve como una víbora tratando de casar un conejo escurridizo, esta que se parte, y dudo que a esta hora las ambulancias lleguen.
- Fíjate como te mueves, que te partes- digo burlona y lista para irme a sentar junto a mis amigos.
Pero la fuerza con la que la otra persona se volvió en sus tobillos para ver quien era la autora del comentario hacia su ridículo baile, me detuvo. Como me hubiera gustado ver su cara en ese momento pero la oscuridad de el lugar y el alcohol no me dejaban ver con claridad, al parecer al individuo frente a mi le sucede lo mismo, ya que agarra su teléfono y me apunta con la linterna. permitiéndome ver de quien se trataba.
Y si, efectivamente era una víbora la que bailaba.
- Allison, yo...- digo, tratando de disculparme pero me interrumpe.
- Oh por dios, ¡miren quien tenemos aquí!
Allison grita mas fuerte que la música en el lugar, y su grupito de amigos se voltea, junto con personas al rededor que la escucharon.
-La sidrosa de Evanyeline Miller -para ese momento tenia todas las miradas del salón en mi, otra vez, la música se paro y todos estaban atentos a las palabras de Allison y mis movimientos.- Cariño mio, si yo me parto bailando, tu te mueres por un resfriado, así que no tienes derecho a criticar.
Parece que alguien hizo su tarea del sida.
-Y mira su vestido, que asco - escucho que una de sus perras falderas, y al parecer ella también porque dice:
-Tras de sidrosa puta, ni yo tendría esa falta de dignidad para ponerme ese vestido tan diminuto - la inspecciono de arriba a abajo y me doy cuenta que lleva uno incluso mas corto que el mio. Pero a pesar de eso todos le siguen la corriente y expulsan de mas insultos junto a ella.
La víbora en cuestión, se calla unos segundos para dar paso libre a mas insultos de parte de los presentes.
-Mucho cuidado aquí oyeron chicos, cuidado se contagian, odiaría que les pase eso -dice ella para luego seguir insultándome.
¿No se cansa?
Dejo de concentrarme en Allison y en su desfile de insultos, para pasar mi atención a todas las miradas que nos enfocan y mi dolor de estomago.
Creo que todas las emociones que siento en este momento, sumado a que estoy un poco desorbitada, se han mezclado en mi estomago formando un revoltijo que se manifiesta dentro de este, en conclucion, Allison no solo es un dolor de cabeza, sino que cambien un dolor de estomago.
De un momento a otro, siento molestia en mi garganta y el "revoltijo de emociones" se me sube a la garganta. de imprevisto me tomo mi panza con los brazos, me inclino y suelto todo el contenido de mi estomago en el piso y en el microscópico vestido de Allison, mi vomito es acompañado de un gritico de histeria.
-Perra- digo en un ultimo suspiro post-vomito, me apoyo en mis rodillas respirando agitada.
Al parecer alguien volvió a agudizar su oído, porque como una total cría maleducada, a la cual una niña le saca la lengua y ella le hace lo mismo en repuesta, agarra con su mano en forma de cuchara un poco de mi vomito esparcido en su vestido y antes de hacer lo que sea que hiciera, levanto mi rostro.
- ¡Perra tu! -grita aun histérica y me arroja todo mi vomito apuntando justo en mi cara y desgraciadamente dando en el blanco.
Alcanzo a cerrar mis ojos, mas no a apartarme de su tiro, todos en el salón se empiezan a reír despiadadamente, paso mi mirada por ellos, tengo todas mis lagrimas apunto de salir y estoy al borde del colapso. Siento unas manos agarrándome de los hombros y haciéndome caminar, todos en la fiesta nos abren paso como si fuéramos unas personas famosas y respetadas, pero es todo lo contrario y cuando salimos respiro aire puro y una ventisca golpea mi rostro manchado de vomito.
Subimos a un auto, el de Sofia.
-Eva ¿porque no hiciste nada? - pregunta Isabella a mi lado con uno de mis brazos aun encima de sus hombros. con mucha preocupación en su voz
-Nos hubieras llamado, dios mio, mira como te dejo esa perra sarnosa - dice Antoni pasándome un trapo por la cara.
Paso la mirada por todos mis amigos, y siento mis ojos aguar sin una razón precisa, mas bien por todo en conjunto.
Empiezo a llorar desmedidamente sin emitir ruido, bajo la mirada de mis amigos a el feo tapiz del auto, digo lo primero que se me viene a la mente:
-No lo se, no se porque no dije o hice nada, me congele, y mi estomago no colaboro- trago saliva, me inclino nuevamente pero esta vez para taparme los ojos y llorar sin pena alguna, todos mis amigos me abrazan, intentando consolándome y enviándome energías de "todo estará bien", "te queremos" o por parte de Antoni "no le hagas caso a esa perra".
Estoy tan afectada, que escucho sus voces diciendo estas palabras.
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El Resurgir De Ella
Novela JuvenilDespués de pasar por un cáncer terminal del que me he logrado recuperar con ayuda de mis padres y mis únicos cuatro amigos que se mantuvieron conmigo en aquellos momentos difíciles. Pensé que después de salvarme de la muerte mi vida solo podría sa...