25

10.1K 968 143
                                    


Jimin giró, tal vez demasiado rápido. Su rostro pintaba incredulidad, mientras miraba al rostro indiferente de Taehyung.

Claro.

Es que, su mejor amigo no había tocado ese tema desde hace tanto tiempo. Él, Sungjae, no era parte de sus conversaciones. Nunca.

Por eso, Jimin miró al castaño como si pudiese taladrar su cabeza y meterse en ella para adivinar que es lo que su mejor amigo estaba pensando para que dijera lo que acababa de decir.

—¿Tú lo viste? —Jimin preguntó aún cuando lo había oído perfectamente. Tragó con dificultad, acercándose al contrario con lentitud—. En un bar... Primero, ¿por qué vas a un bar tú solo?

El castaño se encogió de hombros, no miraba a nada más que a la mancha en la pared, justo a lado de una fotografía suya.

—Solo pasaba por ahí, Jimin.

Entonces, lo vió. Había sido sin querer, mientras iba por el centro en busca de unos libros para la tarea. Fue fácil, reconocer a Sungjae, era la clase de chico que llamaba la atención, su ropa brillante y lentes de sol eran la receta perfecta para sobresalir. Decidió seguirlo, hasta verlo ingresar en un bar. A Taehyung no le costó más de veinte mil wons entrar, debido a ser menor de edad.

Pudo observarlo mejor apenas ingresó, y verlo trajo el mismo sabor amargo que quemaba su garganta hace tiempo, la misma sensación de sentirse tan inferior. Su respiración se volvió inestable, las incontrolables ganas de gritar y el dolor en su pecho, fue clara muestra de que no estaba superado todavía.

Taehyung pensó que quizás nunca lo estaría.

—Él trabaja en el bar Euphoria —Taehyung susurró, mirando en su cabeza fácilmente el recuerdo de Sungjae atendiendo varias mesas, sonriendo tan tranquilo mientras él estaba escondido, tontamente aterrado de ser descubierto—. Lo ví.

Jimin apenas proceso las palabras de su mejor amigo, acercó su rostro al contrario para buscar sus ojos, pero cuando Taehyung lo miró al fin, no pudo entender lo que pasaba por su cabeza. Sonrió, antes de tomar las manos del castaño con tranquilidad fingida.

—Él quedó atrás, Taehyung. ¿Qué importa dónde trabaje?

¿No importaba?

¿Por qué Taehyung sentía que sí?

Porque habían muchas cosas que no quedaron claras entre ellos, debido a que Taehyung todavía quería preguntarle a Sungjae la razón por la que decidió burlarse, y dejarlo atrás cuando decidió no acostarse con él. ¿Era sexo lo único que podía ofrecer Taehyung?

—A veces me pregunto —el castaño empezó, ladeó su cabeza sin notarlo, volviéndose lejano a la realidad, a su mejor amigo mirándolo con confusión—. ¿Cómo hubiese sido si solo me acostaba con él y ya? Si las cosas serían diferentes ahora.

Jimin exhaló para estudiar el perfil del contrario con cautela.

—Eso no importa, Tae. Él era un idiota.

—Tienes razón —susurró Taehyung solo para calmar a quién apretaba su mano con fuerza—. No importa.

El problema es que Jimin sabía que lo hacía, el problema era que sabía que algo malo pasaría.

Y no estaba equivocado.

Días después, cuando Jimin salió de clases. Taehyung no apareció para ir con él como siempre solía hacer. Fue Jungkook quien llegó, su rostro sudoroso demostrando la carrera desde su salón. Jimin lo había evitado todo ese tiempo, no porque quisiera, era más bien porque Taehyung le dejó claro que no tenía nada que ver más con el pelinegro. Pero al verlo en ese instante, la rabia creció tanto que sus puños se apretaron.

Mentira. [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora