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Jungkook dejó salir una risa seca, porque en su mente no hay palabra más alejada que explique la relación que tienen. Ella, Heesun, habla de manera natural como si hubiera olvidado que los había dejado atrás, a él, a su familia. 

—¿Hijo? —repitió el pelinegro, su sonrisa había desaparecido dejando solo una expresión sombría que se acentuó cuando pensó en su padre. No quería juzgarla, no tenía derecho, pero no pudo evitar sentirse demasiado molesto—. No lo creo.

Heesun tembló, su mirada cayó en Taehyung, buscando explicaciones pero él se mantenía en silencio. Y luego miro al muchacho a su lado, a Jungkook. Él no era más el niño que recordaba saltando por todos lados, riendo por cualquier cosa. Había crecido tanto, pero su cabello seguía siendo igual, incluso más negro; sus ojos grandes que siempre supo leer lucían tan impredecibles ahora, y él seguía pareciéndose tanto a ella. Heesun exhaló realmente asustada, ya que no encontraba una manera de explicarse.

—Jungkook, deja que... —ella balbuceó, de pronto tenía tantas ganas de llorar, solo tragó el nudo en su garganta—... Deja que te explique.

Pero no era momento, no era lugar y Jungkook empezó a creer de verdad que nunca sería adecuado. Miró a Taehyung a su lado para susurrar con una sonrisa:

—Me iré ahora.

Taehyung parpadeó, sus ojos buscaron en el rostro de Jungkook con preocupación. Debido a que entendía que no debía ser fácil, pese a la calma con la que él le estaba sonriendo.

—¿Estás bien, Jeon? —preguntó en un susurro, asegurándose de que fuese el único que lo escuchara. El pelinegro asintió con diversión en su rostro que en otro momento sería molesto. Sin embargo, no en ese instante—. ¿Seguro?

Heesun se acercó apenas, luchando por no derrumbarse en llanto. Sus ojos solo fijos en el pelinegro, estaba empezando a desesperarse.

—Jungkook —ella llamó, casi no pudo reconocer su propia voz—, no puedes irte así.

Él la miró unos segundos solamente, pero en verdad no encontró un motivo para seguir ahí, con ella. Por lo que decidió irse, hasta que sintió la mano de su madre en su chaqueta. Jungkook miró el agarre con expresión vacia.

—En realidad no quiero oír excusas, ahora mismo.

El pelinegro dijo a antes de alejarse demasiado rápido, Taehyung corrió tras él, sus propios miedos reflejados en ese momento cuando vió dolor en esos ojos oscuros. No entendía la razón por la que estaba corriendo ya que era inútil y aún así, gritó:

—¡Hey!

Jungkook se detuvo, giró su cabeza confundido al ver a Taehyung correr hacía él, con su rostro viéndose preocupado.

—¿Taehyung?

—No seas tonto —el castaño expresó, sin poder evitar mirar de reojo a Heesun. Frunció el ceño con fastidio fingido al ver a Jungkook—. No puedes ponerte triste por esto.

—¿Como podría estar triste si me ves tan bonito?

Taehyung hizo una mueca, antes de bufar desviando la mirada.

—No seas imbécil.

Jungkook rió con ternura. Su mano despeinó los cabellos castaños con suavidad porque estaba contento de ver a Taehyung ir hacia él por sí mismo.

—Entra a casa —el pelinegro pidió, su rostro volviéndose serio—. Está haciendo frío.

—Claro, ¿por qué me quedaría aquí afuera más tiempo?

Taehyung carraspeó cuando Jungkook le sonrió a sus palabras. Lo miró una última vez, antes de alejarse. Heesun seguía de pie en la puerta, intentó ignorarla pero ella lo siguió hasta la sala.

Mentira. [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora