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Taehyung deseaba creer que estaría bien, que seguiría estando bien si solo continuaba ignorando esa pequeña voz que suele recordarle que nada tiene sentido, que nada durará. Lo sigue haciendo, tratando de olvidar que está haciendo las cosas peor. Y todo eso es más fácil, en el momento que Jungkook empezó a acercarse. Lo sabía sin necesidad de levantar la cabeza, sabía que el pelinegro estaba cerca.

No debería existiendo esa sensación en su pecho, no hay razón válida. Y aunque Taehyung lo sabía, dejó que sus labios dijeran lo que estaba sintiendo:

—Quédate.

Su voz era extraña, débil. Quizás angustiada, no parecía la suya. Era insegura después de su petición, ya que no creía que se quedaría, que él en realidad volvería.

Pero Jungkook lo hizo, se detuvo en ese instante y caminó hasta Taehyung con lentitud. Sus manos en los bolsillos intentando parecer menos ansioso, menos asustado. Se arrodilló frente al castaño, cómo si esa no fuera una posición bastante extraña para dos chicos. No importaba, eran solo los dos. Aunque, de no ser así, tampoco se alejaría.

Jungkook no quería asustar a Taehyung, pero deseaba tanto abrazarlo hasta que su dolor se fuera. Cambiar su expresión sin vida, por una sonrisa. No obstante, pese a lo hermoso que sonaba. Nada era sencillo en realidad, fuera de su mente. Así que, lo único que el pelinegro podía hacer era quedarse ahí.

—No sé cómo ayudarte —Jungkook habló tan suave, sonando decepcionado de sí mismo—, no sé cómo actuar en este instante. —Rió, una risa nerviosa que sonaba extraña en él, porque Jeon no se ponía nervioso. Miró a Taehyung, y aunque él no lo miraba. El pelinegro sentía su inquietud e inseguridad—. Solo puedo... Solo puedo mirarte y tratar de encontrar algo que decir que no me haga ver estúpido.

Taehyung bajó la mirada a los tenis de Jungkook dándose cuenta de la posición en la que estaban, luego lo miró a los ojos. A esos ojos tan grandes, ladeó la cabeza deseando en ese momento sentir algo más que el dolor en emocional. Pese a que eso significara hacerse daño a sí mismo.  

—Nadie puede ayudarme, Jeon.

Dolía entender lo convencido que Taehyung estaba, Jungkook pasó saliva con dificultad.

—Puedo intentarlo.

Era gracioso, pero Taehyung ni siquiera pudo reír en ese punto. Había intentado con todas sus fuerzas encontrar salida, pero parecía no existir una.

—Quería acostarme con Sungjae —Taehyung empezó, su voz plana pese a lo que acababa de decir. Sonrió al pensar en lo que había hecho, en lo estúpido que era—. Quería hacerlo y sentir algo... Lo que sea. Pero estuve ahí y, ¿sabes de lo que me dí cuenta? El problema soy yo. Haga lo que haga está dentro de mí y aunque deje que él... Aunque me acueste con Sungjae no voy a dejar de sentirme vacío. —Sintió las lágrimas caer por sus mejillas pero no las limpio, no había motivo cuando ya Jungkook había visto lo peor de él—. Cuando lo besé, me dí cuenta que se acabó. Acabó con lo poco que puedo ofrecer... Yo ya no tengo nada que ofrecer.

Jungkook mordió su labio, ignorando el nudo atorado en su pecho. No era cariñoso, pero deseaba en ese instante, casi de manera desesperada atraer a Taehyung a sus brazos y quitar sus lágrimas. No podía hacerlo, debido a que lo asustaría. Sus manos picaron por tocar al contrario, y se dió cuenta que no podía hacer ni eso. Su presencia era inútil, podía tan solo mirar al castaño y grabar cada detalle en su mente para imaginarlo sonríendo. 

—Tienes —Jungkook murmuró después un momento, pero Taehyung seguía pareciendo perdido en sí mismos—, tienes que ofrecer.

El contrario lo miró un instante, una sonrisa rota en sus labios que más bien parecía una mueca por el frío. Tal vez, eso era.

Mentira. [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora