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No podía ser.

Jungkook cerró sus ojos, sintiendo la molestia ir en aumento. Cuando se calmó, abrió los ojos para enfrentar la situación.

—Debe haber una equivocación.

La mujer acomodó sus lentes mientras pasaba las páginas de su revista, tomándose su tiempo. Como si aquella voz no fuese nada importante mientras pensaba que algún día compraría ese vestido, pero antes, quizás debía ponerse a dieta. Frunció el ceño, molesta de repente y decidió mirar al chico.

—Vamos a ver... Jeon Jungkook — susurró. Pasó por la lista de alumnos en su computadora—. No. No hay ninguna equivocación... ese es tu nuevo curso.

—¡Pero no puedo ir ahí! —Gritó con frustración. Se disculpó, rápidamente, cuando la mujer lo miró duramente—. Es decir, no conozco a nadie... Ya sabe.

—Estás bastante grandecito —ella dijo con burla. Porque, ese chico era, de lejos, grande. Suspiró duramente, debido a que, pese a su tamaño, podía ver que era casi un niño. Esos ojos grandes e infantiles haciendo juego con el cabello negro, eran muestra de ello —. Mira... No soy la que hizo el cambio. Simplemente, soy una empleada más. Con un pésimo sueldo para aguantar jóvenes con complejo de niños, si me lo preguntas.

Un sonido lastimero salió de los labios de Jungkook, mientras apoyaba la cabeza en la mesa.

—Por favor —alargó dramáticamente —. Usted no sabe cuánto me odian ahí.

La secretaria definitivamente no pensaba en eso. Lo que ella creía era que debía ponerse a dieta y conseguir un mejor trabajo. Rodó los ojos volviendo a su revista.

—Harás nuevos amiguitos —murmuró haciendo un gesto con la manos para alejarlo.

Eso era lo peor.

Jungkook odiaba hacer amigos. Tal vez, no tanto, el problema era que tenía miles de enemigos. Es que, de verdad, no podía entender qué había hecho para tenerlos.

En realidad, mentía. Sabía, de manera clara lo que había hecho. Terminó envuelto en una o dos peleas en el pasado. Y puede ser que haya dado uno o diez golpes; sin embargo, no era para que quisieran matarlo. De nuevo, ahí estaba exagerando.

Debía calmarse.

Buscó algún rostro conocido por el campus, esperando que Yoongi apareciera. Ahogó un gemido al ver que los alumnos iban a sus respectivas salones, se sentía perdido. En realidad, no quería problemas. Quería graduarse sin darle dolores de cabeza a su papá. No era del tipo bullicioso o agresivo, pero de alguna manera terminaba envuelto en peleas.

Suspiró y se detuvo frente al que sería su nuevo salón.

Sería amable con todos, buscaría pasar desapercibido. Así, nadie le prestaría atención y quizás solo estaba preocupando sin razón.

—No puede ser tan malo —susurró para sí mismo.

—¿Quieres quitarte?

Jungkook se apartó enseguida al escuchar esa voz. Observó pasar a un chico de cabello castaño, mismo que lo miró con fastidio antes de alejarse.

—Lo siento —se disculpó Jungkook, siendo ignorado completamente.

Rodó los ojos, eso no había sido nada amable.

En el salón, ya había un bullicio y desorden. Pudo oír los murmullos y sonrisas sugestivas, de algunas de las que serían sus compañeras mientras lo veían. Jungkook se sintió incómodo; muy contrario a lo que los demás creyesen, odiaba la atención.

Mentira. [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora