El llamado de los Dioses

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Jon Connington se encontraba en el salón del concejo a solas junto a la reina, hacia tiempo no estaban solos, casi siempre estaba alguien, o alguna lady para auxiliar a la reina en sus labores de madre, pero los príncipes estaban descansando, el rey supervisando una tarea y por fin el griffo estaba con Rhaenys, sus propios guardias supervisaban que ningún espía o pajarito los escuchara.

-Sir Brienne de Tarth se ha ofrecido a formar parte de la guardia, Gusano Gris la respeta y aunque creas que no la necesites...

-Ya hemos tocado el tema antes, mi esposo y yo nos sentimos lo suficientemente hábiles como para defendernos -Respondió la reina con una pequeña llama bailando sobre sus manos.

-Es una tradición también Reina Rhaenys, deberia pensarlo.

-Vuestro pariente, Ronnet, el rojo como le dicen -Dijo Rhaenys cambiando el tema- está más interesado en Sansa que en el norte o es al revés, porque seria estúpido -Alegó mirándolo a los ojos- Jon, Aegon ama esas inútiles y frías tierras.

-He hablado con él majestad, no digo que esté profundamente enamorado de la prima del rey, pero tampoco es tonto, no por completo, el norte no va a dejarse dominar por un señor extraño, pero sin embargo eso lo haría un señor -Aclaró ante las dudas en el rostro de Rhaenys- Ronnet sufrió las consecuencias de la rebelión de Robert, el usurpador le quitó el titulo de señor a nuestra casa volviéndolo sólo caballero del Griffo, peleó batallas, pero nunca estuvo del lado ganador, no ha logrado más que ser un caballero griffo...

-Luego viene la reina y te nombra mano del rey además de restaurar tu antiguo título de señor del nido del griffo -Continuó Rhaenys- Separando aún más de algún reconocimiento que no encontrará fácil en tiempos de paz.

-Sigues poseyendo grandes habilidades para sacar conclusiones -Sonrió el griffo- La lady del norte es una mujer hermosa.

-Y peligrosa, quieres ayudarlo a ser más respetado.

-Si llegas a necesitar que el Norte se alze en armas, la linda loba no liderará las fuerzas, pero Ronnet sí podría.

-No tengo problema con la unión -Admitió la reina- Pero no puedo imponerla, mi esposo probablemente lo tomaría a mal, además de que Sansa se mostraría más en contra aún.

-Ella ha aceptado sus últimas invitaciones, el problema es que él se precipitara en mostrar sus intenciones.

-Ella no es estúpida -Advirtió Rhaenys- si se unen pedirá que sea el apellido Stark que prevalezca, vuestro apellido podría desaparecer, a menos que quieras casarte y estoy segura de cual es la respuesta.

-Casarme impediría la completa atención a mis deberes con mi reina, además, Ronnet no es el único varón Connington, tiene un hermano menor en nido del griffo, Raymund.

-Y un hijo bastardo según Varys -Agregó con enfásis la dragón- ¿Ronald no?

-Un hijo que ha cuidado bien Rhaenys, un niño al que nunca le han faltado educación o alimentos ¿Desde cuándo te molestan los bastardos?

-No me molestan, no lo juzgo, me crié rodeada de ellos -Sonrió- pero no sé si Sansa piense lo mismo.

-Quién sabe, pero quizás necesite un incentivo Nys.

-¿Qué quieres qué haga Jon? Puede que Invernalia no sea de mis favoritos pero es inmensamente grande ¿Qué podría motivar a Sansa si su hermano, vuestro rey ya le envía constantes cofres de ayuda?

-Eso es porque aún tienen necesidades económicas.

-¿Quieres que haga rico a Ronnet? -Preguntó directamente Rhaenys.

La Reina DoradaWhere stories live. Discover now