Peeta caminaba por el estrecho sendero seguido por Katniss y atento a cualquier incidente sospechoso.
Había terminado por prescindir de la presencia de Finnick, esperaba no arrepentirse de aquella decisión, tomada en un momento de debilidad tras ver aparecer a Katniss con un diminuto bikini y una deslumbrante sonrisa en sus sugestivos labios. Las piezas de su traje de baño apenas llegaban a cubrir lo estrictamente necesario. El podía contemplar a sus anchas el espectáculo que constituía aquel cuerpo casi desnudo, provocándole una inoportuna reacción en el suyo.
Cuando llegaron a la playa Katniss depositó en la arena la cesta que llevaba y, se sumergió en el agua.
Peeta observaba a Katniss desde la arena, sorprendido por el evidente placer que ella demostraba. Parecía una niña maravillada ante su primer baño en el mar y él experimentó un súbito sentimiento de ternura por aquella mujer que tuvo que dejar su niñez demasiado pronto al verse privada del afecto y la protección de su familia. C
ontinuó por largo tiempo contemplando extasiado el espectáculo que Katniss ofrecía zambulléndose una y otra vez en el agua como la más bella sirena.
—¿No te bañas? El agua está estupenda —gritó ella mientras agitaba los brazos para hacerse notar.
Peeta sintió el fuerte impulso de lanzarse a las atrayentes aguas y unirse a ella, pero no podía abandonar su responsabilidad por muy tentadora que fuera la invitación. Además, sería demasiado peligroso. Corría el riesgo de dejarse llevar y sucumbir a la pasión que sentía.
—No —dijo con gesto serio.
—Vamos —insistió Katniss, algo más cerca de la orilla.
Peeta negó con la cabeza y se sentó en la arena.Ella pareció darse por vencida y comenzó a nadar, adentrándose más en el mar y desapareciendo de vez en cuando para observar el fondo marino. Peeta comenzó a preocuparse por la distancia a la que se encontraba. Katniss parecía estar disfrutando enormemente, sumergiéndose y volviendo a aparecer continuamente sin dar muestras de cansancio y, aunque imaginaba que era una buena nadadora, consideraba que se estaba alejando demasiado para su seguridad. Se incorporo nervioso al advertir que tardaba un poco más de lo habitual en salir a la superficie.
Comenzó a desabrocharse la correa en la que llevaba la pistola, y el comunicador, por el que se mantenía en contacto con Finnick, cuando la vio surgir agitando nerviosamente las manos y luchando por respirar, y corrió hacia el mar, zambulléndose inmediatamente.
Cuando llegó a su lado ella parecía exhausta. Había perdido las gafas de bucear y luchaba por mantenerse a flote con torpes movimientos. Intentó agarrarla pero, antes de que pudiera llegar a su lado, Katniss desapareció. Se sumergió y, con los ojos bien abiertos a pesar el escozor que el agua salada le provocaba, la buscó desesperadamente hasta que sintió que los pulmones le iban a estallar. Salió precipitadamente a la superficie para tomar aire cuando vio la cabeza de ella a varios metros de distancia, cerca de la orilla y agitando los brazos alegremente.
Peeta quedó atónito durante unos minutos. ¿En realidad se estaba ahogando o era otra de sus detestables bromas y él había quedado como un tonto al correr a rescatarla?
Se acercó a ella, intentando contener la furia que sentía.—¡Al fin he conseguido que te metas en el agua! —exclamó Katniss, con una amplia sonrisa de triunfo—. No hay nada más efectivo para que un hombre obedezca que hacerle creer que va a quedar como un héroe al rescate de una dama. ¿No crees Grandote?
Emitió una alegre risa ante la cara de estupefacción de él y se dispuso a marcharse hacia la orilla.Peeta no reaccionó nada bien ante la travesura de Katniss. Estaba disgustado, muy disgustado. Aún se encontraba bajo los efectos del pánico sufrido al creer que su vida estaba en peligro, unido al riesgo que él mismo corrió en su loco intento por rescatarla. Había sido una broma macabra y no estaba dispuesto a que ella siguiese pensando que podía divertirse a su costa. Él estaba allí para protegerla, no para aliviar su aburrimiento de niña inútil y consentida.
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Mi Guardaespaldas
RomanceLa policía recibe la información de que una banda de delincuentes intentará secuestrar a la hija del millonario Plutarch Everdeen, que ante la situación, contrata a Peeta Mellark, al que le pide que se encargue personalmente de proteger a Katniss, u...