Capitulo 8

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-¿Tan inepta es la policía que no logra descubrir a esa persona? No debe ser tan difícil. En la Facultad estudiamos un caso en el que se logró descubrir a un estafador al advertir la frecuencia con la que empleaba una muletilla. El tipo era conocido entre sus compañeros por "el osease", y la costumbre hizo inevitable que lo pusiera en las cartas ¿Se puede ser más estúpido?

Katniss rió de la anécdota relatada por su primo aunque Annie no, y tampoco Peeta, que ya estaba cansado de su prepotencia.
Tras la cena, los tres jóvenes se habían reunido en el jardín para charlar mientras tomaban una copa. Marvel requirió la presencia de Peeta para interrogarlo sobre la gravedad de la situación ya que consideraba su deber velar por su seguridad de Katniss.

A Peeta no le agradó que anduviese fisgoneando. No lo había descartado como sospechoso. Pero Katniss le hizo prometer que satisfaceria cualquier curiosidad que Marvel pudiera tener.
Peeta pensó que Katniss estaba comportándose de un modo extraño. No le agradaba que riera de las fanfarronadas de Marvel. Tampoco le gustó comprobar que estaba bebiendo en exceso. Los ojos le brillaban y sus risas resultaban cada vez más estridentes. También había advertido con desagrado el interés de su primo en mantenerle el vaso siempre lleno.

-¿Imagino que estará usted al tanto de los progresos de la policía en este tema? Si es que son capaces de avanzar en algún sentido -preguntó Marvel, emitiendo una sonora carcajada secundada por Katniss.
-Imagina bien, señor Cresta. Diariamente me pongo en contacto con el inspector y después informo de ello al señor Everdeen. Algo que por cierto aun debo hacer. Por lo tanto, les ruego que me disculpen -y se levantó dirigiéndose hacia la casa.

Annie se levantó detrás de él.
-Señor Mellark, creo que debería intervenir. Mi prima no suele beber y esta noche se está excediendo. No sé qué le ocurre -declaró angustiada.
-Señorita, yo no puedo prohibir a su prima que beba. No es una de mis atribuciones, siempre y cuando con ello no atente contra su seguridad.-repuso irritado.

Estaba enojado por la actitud de Katniss y, aunque no deseaba reconocerlo, también celoso por el interés que mostraba por su primo.
-Pero a usted lo escuchará y ...
-Lo siento, no puedo hacer lo que me pide. Aunque le prometo intervenir si observo que pone en peligro su integridad física.

Peeta tenía la intención de retirarse durante un rato a su habitación para enviar el diario informe al industrial y, de ese modo, evitar el tormento que le provocaba la actitud de Katniss. Pero la angustia de Annie lo inquietó.

-Annie, querida, no acoses más al bueno de Peeta. El hombre está tan consagrado a su trabajo que parece haber hecho voto de castidad.
La voz de Katniss llegaba desde el jardín algo confusa, coreada por la sonora risotada de su primo.

Annie, abrumada por la vergüenza que sentía y enrojeciendo violentamente, miró al hombre que estaba frente a ella y quedó paralizada al ver su expresión. Tenía la mandíbula fuertemente apretada a causa de la ira, y de sus ojos parecían salir chispas.
-Creo que me reuniré con ellos e intentaré que se acueste lo antes posible -murmuró Annie en un susurro, y se retiró corriendo hacia el jardín.

Peeta se dirigió a su habitación para mandar el prometido informe a Everdeen, pero al cabo de un rato, e incapaz de concentrarse, apagó el ordenador con un gesto de disgusto y salió de la habitación. No podía evitar cierta inquietud por lo que estuviese sucediendo en el jardín. Comprobaría que todo estaba en orden, y realizaría su habitual recorrido de inspección, con la esperanza de que Katniss se retirase pronto a su habitación.

Se acercó a la sala de control y comprobó la situación. Lo que vio no le tranquilizó en absoluto. Katniss se hallaba en la piscina acompañada de Marvel y con la aparente intención de tomar un baño. Peeta observó con repulsión cómo Katniss procedía a quitarse la ropa, improvisando un strip-tease ante su entusiasmado primo.

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