INTEGRACIÓN

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Tik tak, Tik tak, Tik tak

El silencio era tan espeso que podía escuchar claramente el constante pitido de las manijas del reloj de muñeca de Mark.

Lo golpeó, no lo golpeó, lo golpeó, no lo golpeó

Ya habían pasado 4 horas. Era imposible que no se despertará. El golpe ni siquiera fue tan fuerte.

Tik tak, Tik tak, Tik tak

Te vas a la vrg

Me levanté del sofá ya cabreada con paso firme hacia el baño, tomé la cubeta que estaba en la estantería y empecé a llenarla en el lavabo. Voltee a mirar a Mark durmiendo plenamente en la cama, como si nada le preocupase. Supe que la cubeta se llenó cuando el agua rebasó y mojo mis manos, sacandome un ligero susto. Las sacudí en el aire para secarlas, tomando luego la cubeta con firmeza. Caminé a paso decidido de vuelta a la habitación hasta llegar a la orilla de la cama, deteniendome a contemplar al "bello" durmiente. Parecía tener un sueño placentero, pues un intento de sonrisa se curvaba en su rostro, cual pequeño en brazos de su amorosa madre.

Que pena

Verti todo el contenido, de un solo movimiento, sobre su cabeza, sin una pizca de vergüenza.

Mark se revolcó en la cama en un intento desesperado por zafarse. Su pecho subía y bajaba con fatiga en busca de oxígeno, se veía completamente dormido. No pude evitarlo más, una risa ensordecedora y estridente salió de lo más profundo de mi pecho, liberando endorfinas a todo mi ser. Fue un lindo sentimiento.

Mark me aniquilaba con la mirada. Sostuve mi estómago al instante que este comenzó a doler por la risa. Él estaba aturdido. Completamente desorientado y jodidamente cabreado.

- Buenos días bella durmiente - canturree mientras hacía una media reverencia a su persona - Vuestro desayuno está servido.

Lance a su pecho una bolsa de papitas y una lata de soda para que se alimentase. Sacudió sus manos, provocando que las esposas bailaran y golpeara las barandillas de la cama. Él frunció aún más el ceño al notar que estas igual estaban en sus tobillos. Mark me miraba confundido y con una notoria insinuación hacia las esposas en su cuerpo.

- ¿Podrías quitarme estas cosas? – solicitó mientras intentaba incorporarse pero se le hizo imposible, estaba prácticamente tendido en la cama como una estrella de mar aplastada en el pavimento – Esta posición me hace sentir un poco expuesto.

Sonreí por lo bajo. Dios, sentía tanto poder sobre él en ese instante.

- No sabía que querías probar otras posiciones - la diversión se había vuelto protagonista en mi rostro. Mark pilló el doble sentido a mis palabras y se removió incómodo sobre la cama. Me acerqué a él a paso lento, amenazante, él intentó moverse en sentido contrario - Oye, tranquilo - sostuve sus caderas para que dejará de revolcarse - Violarte no está en mis planes.

Mark miro mis manos con obvia indirecta, indicando la contrariedad entre mis acciones y mis palabras. Levante las manos en el aire en una muestra de paz. Tomé la llave que tenía guardada en mi bolsillo y le quité las esposas que apresaban sus tobillos.

- Listo linda, ya puedes comer - me miró fijo, reprochándome en silencio – Si piensas que te quitaré las esposas de las manos también, estás muy equivocado - me senté nuevamente en el sofá junto a la cama.

- ¿Estás drogada?

La pregunta me sacó de mi entender por unos segundos.

- No.

Mark frunció más el ceño, obviamente no era estupido, pero si metiche.

- No sueles andar por la vida sonriendo y puedo sentir todo el olor a hierba que emana de toda tu ropa.

ODIO, BALAS Y DOLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora