VISITAS INESPERADAS

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Voces. Se escuchaban voces a la lejanía. No las entendía, eran débiles cuales susurros.

- Ale...

Voltee con brusquedad, intentando encontrar el origen de la voz. No había nada, sólo kilómetros y kilómetros de terreno muerto.

- Ale

La voz se hacía cada vez más clara y más cercana.

- ¡ALE!

El grito resonó en mis oídos a la vez que mi piel se erizaba y empezaba a sudar frío. Intenté tomar mi arma de la funda, pero esta no estaba.

- ¿Pero qué mierda...?

- Ale por favor... - Me interrumpió nuevamente aquella voz.

Di vuelta con el corazón martillando a mil en mi pecho.

Lo vi.

Mark estaba parado a un par de metros lejos de mi. Una paz inexplicable me abordó al verlo.Intenté acercarme pero al primer paso un disparo resonó en el lugar. Detuve mi andar tras detallar lo que ocurría: mucha sangre salía de la cabeza de Mark, la bala le había dado justo en medio de la frente, la sangre empezó a manchar todo a su paso, tiñendo su camisa de ese intenso color carmesí.

Yo estaba estática, no entendía qué estaba pasando y solo lo entendí cuando Mark se desplomó en el suelo.

Mi mundo se fue a mis pies.

Empecé a correr mientras gritaba su nombre, pero él no se movía. El miedo carcomió mis tripas y las náuseas se asentaban con presión en mi estómago a cada paso que daba.

Debía llegar a él, estaba a centímetros de alcanzarlo cuando una fuerza desconocida lo tomó y lo arrastró lejos, fuera de mi campo de visión.

- ¡MARK!

Desperté.

Tenía la respiración agitada y estaba bañada en sudor. Sentía todo mi cuerpo estremecerse y lo único que pude hacer fue llorar.

- ¡¿Qué sucede?! - Demián y Lens habían ingresado abruptamente a mi habitación, tirando la puerta. Lens apuntaba su arma en todas las direcciones, yo solo hiperventilaba. Demián al notar mi estado se apresuró a posicionarse a mi lado.

- Ya, ya tranquila - me abrazó con fuerza - Todo está bien, solo fue una pesadilla.

Lens guardó su arma después de cerciorarse de que no había nadie más en la habitación, se sentó a mi lado y empezó a dar caricias sobre mi espalda, dándome consuelo.

Siempre los tenía a ellos, sin importar cuán insoportables sean en ocasiones, ellos siempre estaban ahí. Por estas razones digo que somos familia. Estos desgraciados darían la vida por mí, al igual que yo la daría por ellos.

Pero yo no quería eso, no quería consuelo, por primera vez en muchos años tenía miedo y no sabía exactamente el porqué.

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Ya han pasado tres semanas desde que había visto a Mark y las pesadillas han sido constantes. Últimamente gritaba más su nombre que blasfemias y me temía que los chicos lo interpretaran mal. Especialmente Demián, él era el más sobreprotector del grupo.

He intentado mantener un perfil bajo todos estos días para no mostrarme vulnerable ante los inferiores. Cada paso en falso, cada muestra de sensibilidad era un escalón más cercano a la tumba. Debía seguir en mi papel. Lo cual me llevó a reunirme con uno de los informantes externos del Bloque: KJ.

ODIO, BALAS Y DOLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora