- ¿Qué quieren decir con que no iré al atraco? – cuestionó Mark, perplejo.
Así es. La decisión había sido discutida severamente entre los miembros de la División y al final llegamos a este punto: Mark no debía ir.
- Escucha Mark - habló Carlos en un intento de tranquilizarlo - Se que en las reuniones hacemos ver que un atraco es bastante fácil y sin complicaciones. Pero ese no es el caso. Debemos actuar con cautela porque el más mínimo error puede costar la vida de alguno de nosotros o de los chicos que nos acompañan. A diferencia de ti, nosotros estamos acostumbrados a recibir golpes, balazos y trabajar bajo este tipo de presión. Tu a lo mucho puedes empuñar un arma, pero eso no es todo al momento de actuar. Debes saber defenderte. Comparado con los demás Mark, tú eres débil.
Las palabras de Carlos lograron calmar un poco a Mark, pero estas también llegaron a ofenderlo bastante.
- No lo puedo creer - murmuró - Durante doce días he estado con ustedes planeando, organizando y ahora me dicen que quieren que me quede ¿Eso acaso es lógico?
- Estamos tratando de mantener tu culo a salvo, Luna. No deberías ser un gran problema - reclamó Demián, molesto ante la osadía de Mark.
- No lo veo así – sentenció el mayor.
Mark entrelazó sus manos detrás de su cabeza mientras murmuraba profanidades. Un gesto que sólo delataba cuán desesperado estaba.
Yo no había dicho nada en toda la mañana pues el terrible dolor de bajo vientre menstrual hacía que cada intento de palabra fuera un parto. Pero Mark estaba a la espera de mi opinión.
Tenía las rodillas contra mi pecho en el asiento, tratando que el dolor disminuyera. Suspiré con hastío ante la insistente mirada de los demás, por lo que me obligué a bajar las piernas haciendo un ligero gesto de dolor.
- Como dijo Carlos. Nosotros estamos acostumbrados a estos movimientos Mark y tu ... solo serias una carga – Mark entrecerró los ojos, completamente ofendido - No podemos estar al pendiente de tu seguridad y llevar a cabo el atraco. Es más seguro que estés aquí.
- Puedo cuidar de mí mismo - contradijo.
- No en esta situación – sentencia mirándolo fijo.
Sentí un brillo extraño en los ojos de Mark, un brillo retador. Pero yo ya había tomado una decisión y ni los dioses del Olimpo me harían cambiarla. Fije mi mirada con insistencia en la suya, transmitiendo el mensaje final:
No irás
Todos los presentes guardaron silencio. Algunos preocupados, como Lens y Carlos, otros porque les importaba una mierda, como Demián y Byron. Y yo, porque seguía en mi batalla de miradas con Mark y porque el dolor no disminuía.
- No puedo hacer nada para que cambien de opinión, ¿Verdad? - preguntó Mark al grupo, aunque la pregunta iba dirigida directo a mi. Negué con la cabeza - Está bien.
Giró sobre sus talones y salió a paso firme de la sala, dando un portazo.
Respire hondo y observe a Demián a mi lado.
Hice bien ¿Verdad?
- Fue lo mejor – respondió a mi pregunta mental.
El nivel en que ambos nos conocíamos a veces lograba asustarme.
- Nos vemos en la noche, Evil – se despidió Carlos agitando la mano.
Los chicos dejaron la sala para ir a ultimar detalles con sus grupos. Yo me quedé un minuto más en la sala, contemplando la negrura de esta. Salí de ella cuando una extraña sensación de hielo me caló hasta los huesos, poniéndome ligeramente incómoda.