Kimetsu No Yaiba - Moderno

Descubrimiento

Un hombre mayor caminaba apresuradamente por toda la casa, estaba nervioso por la noticia que le tenía que dar a su familia.

Convocó a toda su familia: Su esposa, sus seis hijos y a su padre que estaba de visita.

— Familia — Inició a hablar cuando los vio a todos sentados — Lo que nuestros antepasados pensaron que sucedería, está sucediendo — Ninguno sabia a qué se refería, el abuelo de la familia se estaba haciendo una idea, pero no se espantó hasta que su hijo lo dijo — Los Demonios devora humanos han vuelto a aparecer —

Todos abrieron sus ojos sorprendidos, una carta que pasaba de generación a generación junto a una técnica de batalla y unos aretes anunciaba que eso podría suceder.

— Nuestro antepasado supuso que podría suceder, aunque no estaba seguro que sucedería pero se igual manera se encargó de prepararnos para ello — Alzó su vista hacia sus hijos.

El mayor con 16 años, su hija con 15, el siguiente con 13, el siguiente otro varón con 11, otra hija con 9 y el menor con 7, luego miró a su esposa, con una edad parecida a la él y a su padre, con cerca de 60.

— La Danza del Dios del fuego que nos fue pasada entre generaciones tiene que empezar a ser usada, todos somos capaces de usarla, menos Hanako y Rokuta que aún son muy chicos, Kie se encargará de enseñarles medicina, los demás vendrán conmigo todas las vacaciones para perfeccionar la técnica de espada — Dijo serio.

Todos asintieron, su padre, Kenjuro habló — Pero si aparecieron, no tuvieron que aparecer aquí en Osaka ¿verdad? —

El padre de familia negó— Como temíamos, parecieron en Tokio y están causando muchos asesinatos, he hablado con la policía y el gobierno, nos darán permisos para usar Katanas y seremos un cuerpo especial, no estaremos sujetos a muchas leyes, pero también se nos impondrán nuevas — puso unos papeles en la mesa — El primer caso de desmembramiento exagerado sucedió hace seis días a las afueras de la capital, sin embargo no quiero que ninguno de mis queridos hijos muera, así que nos tomaremos tres semanas de entrenamiento, luego con los fondos reunidos con la panadería nos moveremos a Tokio, allí instalaremos la panadería que será nuestra fuetne de ingresos. —

Se detiene y mira al más mayor.

— Padre, si puedes haz que mamá venga con nosotros para que ayude en la panadería, puede que nuestra familia no sea grande al tener solo un hijo, pero haremos lo posible por parar a estos demonios — Habló, pero algo de nervios se notaba en su voz — Puede que alguno muera, todos deberemos estar preparados para ello, pero no deseo que esos demonios le quiten la vida a muchas personas inocentes que no se pueden defender y dejar solos a sus seres queridos — Hizo una pausa y suspiró — Partiremos a entrenar mañana, pasaré cartas al colegio para retirarlos —.

Era una notica impactante, pero cada generación desde niños fueron preparados para ese momento, y la actual no fue la excepción.

La familia Kamado era la única que sabía sobre la existencia de los Demonios y era la única preparada para eliminarlos.

El padre de familia, Senjuro Kamado y su padre Kenjuro serían los encargados de perfeccionar la técnica de sus cuatro hijos: Tanjiro, Nezuko, Takeo y Shigeru.

No actuarían hasta estar seguros de que ninguno moriría, y actuarían todos juntos.

Las Katanas y equipamiento habían sido resguardadas en una antigua casa en las montañas muy lejos de donde se encontraban.

Senjuro viajaría para recoger todo equipamiento, el gobierno lo había convocado para hablar bien del tema, le habían dado detalles y habían llegado a un trato: Esos monstruos indestructibles por granadas, disparos y muchas más armas serían eliminados por esa nueva organización especial, el gobierno apoyaría monetariamente a la familia pero tendrían que presentar pruebas de que los monstruos eran asesinados de la manera que decían.

Así fue como Senjuro fue el primero en matar un demonio frente a oficiales del gobierno, era claro que el gobierno no arriesgaría sus hombres con esos monstruos, así que dio mucha ayuda a la familia Kamado, sin embargo, todo fue debajo de la mesa, nadie se debía enterar de esa organización.

Senjuro también sabía que el gobierno trataría de replicar las katanas en balas y munición, pero le fue imposible porque el acero con el que fueron hechas no existía y las Katanas no darían lo suficiente para hacer al menos un cartucho, así que dejo todo el caso en manos de los Kamado.

Sin embargo, estarían siendo supervisados por un agente del gobierno, que pronto se volvería amigo de ellos: Kyojuro Rengoku (Padre)

El entrenamiento de la familia Kamado había empezado, estaban en lugar que habían visitado antes, con sus habilidades sobrehumanas gracias a su entrenamiento desde los 10 años no les era muy difícil, aunque Shigeru con 11 años no se desempeñaba igual a Tanjiro, pero hacia lo que podía.

Dormían siete horas y entrenaban el resto, sus comidas eran bastante buenas para poder tener energía.

Despertar, desayunar, cepillarse los dientes, ponerse uniforme de cazador, subir la montaña corriendo, bajarla corriendo, ejercicios de fuerza, luego de agilidad, aguantar la respiración bajo el agua, almorzar, practicar la Danza del Dios del fuego y la Respiración del Rayo que eran las únicas pasadas entre generaciones ( esta segunda no tenía ese nombre, había sido incluida a la Danza del Dios del fuego como decimosegunda y decimotercera habilidad ) cenar, luego cepillarse los dientes, y posteriormente dormir. Esa era la rutina de los Kamado.

La carta escrita por su antepasado "Tanjiro Kamado" cerca de la fecha 1910 era pasada entre los padres a sus hijos mayores (hombres) al igual que unos aretes.

Las tres semanas habían pasado, ahora para dar por concluido su entrenamiento, tenían que luchar contra su padre y su abuelo.

Creían que sería fácil pero no, perdieron todo el día y les tocó quedarse una semana más.

Luego de eso por fin le dieron talla a su padre, pero su abuelo con 60 años aún era mejor que ellos.

Sin embargo, no se estancaron ahí, debían ingresar a clases en Tokio y ya llevaban una semana de retraso, así que viajaron nuevamente a la capital, esta vez más fuertes que nunca.