Siete años han transcurrido desde el nacimiento de Yumi, la hija de Izawa y Kisugi. Ahora ambos cuentan con veintitrés años de edad, y tienen tres hijos más que lograron rescatar del orfanato de la ciudad: Daoko es la mayor, Haru el del medio y Maya...
Finalmente arrivamos en el centro comercial. El estacionamiento estaba ¡lleno! de autos, pero por fortuna logramos encontrar un lugar vacío cerca de la entrada.
─Espero que las tiendas no estén tan llenas─ dijo Izawa.
─Muchas madres deben estar de acá para allá comprando las cosas para los niños.
─Papi, quiero ir a la sala de juegos─ dijo Haru.
─Primero vamos a comprar lo que necesitan, y después vamos a donde ustedes quieran, ¿sí?
─Okey.
─Bueno, bajemos, entonces. Hay que apresurarnos antes de que se llenen más los locales. De tarde se pone bravo─ bajamos del auto e Izawa le puso seguro.
Entonces veo a cuatro personas saliendo del estacionamiento. Pero yo las reconozco... Son Satoshi, el hermano mayor de Kohana, junto con ella, Mei y Shin, el hermano menor de Kohana.
─¡Satoshi!─ le grito para llamar su atención.
─¿Hum? ¡Kisugi!
─¡Onii-chan!
─¡Yumi!─ dijo Shin. Ellos dos son muy buenos amigos. Van a la misma escuela, pero Shin tiene doce años; está una clase arriba que Daoko.
─¿Cómo han estado?─ Satoshi y yo nos estrechamos la mano.
─Estudiando─ ríe─. Es mi último año en la universidad.
─¿Qué estás estudiando?
─Contaduría.
─Mira qué lindo─ dije sorprendido─. Yo e Izawa no fuimos a la universidad porque teníamos que cuidar a los peques─ los miré.
─Y sí, estudiar en la universidad te quita mucho tiempo, y es agotador.
─Yo cuido a los niños mientras Izawa trabaja en una tienda de celulares─ lo miré, pero él miraba a Satoshi con cara de pocos amigos. Es demasiado celoso.
─Etto... ¿vinieron a comprar los útiles para empezar las clases?─ pregunté para evitar que la situación se ponga tensa.
─Sí. Tu hermana quiso acompañarnos, ya que ella y Kohana se llevan muy bien─ sonrió.
─¡Onii-chan!─ Mei me abrazó.
─Hola, Mei...
─¡YUMIIIIII!─ Kohana corrió hacia Yumi y la besuqueó toda.
Kohana es fanática de todo lo que sea adorable, como Mei y Yumi, ¡y a veces es capaz de llevarse a alguien a su casa! ¡En serio! Recuerdo una vez que Yumi se había perdido. Izawa y yo nos pusimos como locos buscándola por toda la casa o los lugares a los que suele ir, como el parque, y al final Satoshi nos llamó diciendo que estaba con Kohana, ¡pero casi me da algo!
─¡Eres tan kawaii! ¡Te llevaré a mi casa!
─No, no y ¡no! Ella se queda con nosotros─ dice Izawa poniéndose frente a Yumi.
─¡Pero yo la quiero!─ hace puchero.
─Tu carita de perro triste no va a hacer efecto en mí─ se cruzó de brazos.
─Mierda.
─Ya que estamos juntos, ¿no quieren hacer las compras con nosotros?
─¡Sí, por favor, onii-chan!
─¡Mejor aún!─ dice Yumi.
─¡Cositaaaa!
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─Kohana─ Izawa la mira fijamente.
─Perdón, jiji.
IZAWA'S POV
Debo vigilar a esta nena con mucho cuidado, ya que no es la primera vez que trata de llevarse a Yumi. Sólo pasa con Yumi, al resto no se los quiere llevar.
Por otro lado, me incomoda mucho que Satoshi hable tanto con Kisugi. Es buen chico, dentro de todo, pero anda mucho con Kisugi, y yo soy demasiado celoso.
En fin, mientras más rápido hagamos las compras, más rápido se irá.
Fuimos a todas las papelerías del centro comercial, y logramos comprar todo antes de que se agoten los artículos. Las madres (y en algunos casos los padres) arrasan con todo como si fuese el Viernes Negro, jaja, sólo que en este caso sería por artículos escolares, ya que en el Viernes Negro es por electrodomésticos con grandes descuentos.
A Maya le compramos un cuaderno para dibujar y unos lápices de colores, y al resto un cuaderno, cartuchera con todo lo que se necesita y una mochila nueva. Y nos sobró bastante dinero para comprarles todo lo que querían.
Shin fue con Haru a la sala de juegos. También se llevan muy bien, y Shin siempre viene a casa a jugar con los videojuegos. Daoko fue a comprar ropa y el libro que tanto quería junto con Mei y Kohana, y Maya y Yumi se subieron a los juegos de MCDONALD'S. Sólo quedamos Satoshi, Kisugi y yo en la mesa.
─¿Tu padre les construyó la casa?─ le pregunta Satoshi a Kisugi.
─Así es. La idea era hacerla para Yumi y nosotros, pero después adoptamos a los otros y todos duermen con Yumi.
─¿Y es lindo ser padres?
─La verdad es que no me arrepiento de hacer la cirugía─ dijo con una sonrisa melancólica.
Yo tampoco me arrepiento...
Pero fuera de esto, realmente pensé que se iría a su casa cuando termináramos las compras. Maldito Satoshi.
