Bienvenida a casa

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Penny acababa de llegar a casa y Callie debía decirle que Arizona pasaría el fin de semana en Nueva York.
- Hola mi amor- dijo la pelirroja depositando un suave beso en los labios de la morena.
- Hola Penny, ¿qué tal el día?- respondió Callie.
- Muy movido, he ido de un lado al otro del hospital constantemente, pero bueno, no acaba aquí. Me han dicho que el sábado tengo que ir a examinarme para ver si me siguien dando la beca a Nueva Jersey. Tengo que ir el viernes para estar allí el día siguiente a primera hora y volveré el lunes ya que el examen teórico es el sábado pero el práctico el domingo. Me podrían haber avisado antes, no tengo mucho tiempo para estudiar.- la pelirroja estaba enfadada y hablaba muy rápido, pero Callie entendió lo que decía perfectamente, cuando le convocaban a ella para hacer exámenes o hablar en público se ponía muy nerviosa, incluso sólo de pensarlo.
Después de hablar un rato y de que Penny se calmase gracias a su novia, Callie le dio sus míticas tarjetitas que tenía de cuando era residente para sus exámenes, con ellas estudiaría mucho mejor.
Cuando ya estaban las dos acostadas en la cama, Callie se dio cuenta de que no le había mencionado a Penny nada sobre la visita de Arizona.
- Penny tengo que decirte algo- dijo la morena un tanto nerviosa- He hablado con Arizona hace un par de horas, Sofia me ha dicho que le echa de menos así que la he convencido para que venga a pasar el fin de semana aquí, te lo digo porque no quiero que haya malentendidos. Le he reservado una habitación en el hotel más cercano y le he dicho que le mostraré la escuela y la casa donde su hija vive ¿te parece bien?- tras esa información la pelirroja se quedó pensativa y Callie pensó que no era buena idea, hasta que Penny habló. -Claro que me parece bien Callie, es la madre de tu hija. Entiendo que creas que es un poco incómodo para mi, y para ser sincera un poco si, pero como yo no voy a estar no te preocupes. No entiendo por que Arizona tiene que quedarse en un hotel si puede estar en la habitación de invitados, yo ni siquiera voy a estar aquí.
- Penny no quiero que pienses cosas que no son, Arizona no viene a verme a mi, viene por Sofia. Meterla en casa igual es demasiado para ti- dijo la morena.
- Mi amor, te debo un respeto y una confianza, como tu a mi, yo confio en ti, se que Arizona es pasado, pero tienes una hija con ella. A Sofia le va a ir bien pasar tiempo con las dos, hace mucho tiempo que no disfruta de vosotras juntas, será un fin de semana y yo ni estaré aquí. De verdad, que se quede en casa.- Penny confiaba mucho en su novia y sabía que hacía lo correcto proponiendo que Arizona se quedase en su cas. La que no lo tenía tan claro era la morena, estar en la misma casa que Arizona y encima viéndola sonreír constantemente con Sofia iba a ser una tarea difícil, pero tras meditarlo un tiempo aceptó.

El día siguiente cuando se despertó, la morena le mando un mensaje a su exmujer para comentarle que Penny no estaría y que se quedase en casa. Arizona al principio se negó rotundamente, no quería molestar y no sabía si soportaría ver a Callie todo el día. Acabó aceptando al pensar en Sofia y en lo feliz que le haría eso a su pequeña.
Para Arizona iba a ser muy duro contenerse las ganas de besarla de nuevo.

Tras dos días de completo nerviosismo ya era viernes y la rubia debía coger el avión en apenas una hora. Estaba nerviosa y tenía miedo por el vuelo.
Cuando llegó al aeropuerto no se le ocurrió otra cosa que llamar a Mer, al fin y al cabo ella era la única de los seis que seguía en Seattle, tres habían muerto y Yang llevaba años en Suiza.

*llamada*
- Hola Mer, siento molestar pero estoy en el aeropuerto y no me veo con fuerzas de subir al avión, tengo mucho miedo, imagínate que se cae o que estalla o que el piloto pierde el control o...- Robbins no paraba de hablar hasta que Mer le cortó.
-Eh, Arizona, calma, tranquila. No va a pasar nada de eso ¿vale? Te lo prometo, no te preocupes por nada, en breves estarás en Nueva York y veras a tu preciosa hija.- Aunque no se lo hubiese dicho Meredith llevaba toda la mañana esperando esa llamada, sabía que Arizona necesitaría ayuda y confianza para subirse a un avión.
Tras unos veinte minutos de llamada Arizona le agradeció a Mer haberla convencido y se subió al avión en el que pasaría aproximadamente cinco horas y media.

Callie también estaba nerviosa, sabía que Arizona lo estaría pasando mal y se sentía culpable por haber presionado tanto para que viajase. Si todo iba bien, en aproximadamente media hora la rubia llegaría a Nueva York, así que avisó a Sofia de que se iban al aeropuerto. Aunque Arizona le hubiese dicho que cogería un taxi, Callie quería ir a buscarla, ver cómo había pasado el vuelo y acompañarla hasta casa.

Cuando la rubia notó que el avión tocaba suelo sintió un alivio inmenso en todo el cuerpo, tardó bastante en levantarse de su sitio. El avión estaba prácticamente vacío cuando se levantó, le dolía un poco la pierna por la presión que había sentido durante el vuelo y le molestaba bastante la pierna ortopédica.
Salió del avión intentando disimular su dolor, aunque cojeaba bastante.
Después de recoger su maleta Arizona le mandó un mensaje a Callie informándole de que en breves cogería el taxi.
La rubia estaba crunzando la puerta dónde los familiares esperan a la gente que viene del vuelo, cuando recibió un mensaje de Callie "Igual no te hace falta un taxi" al levantar la mirada del teléfono, lo primero que vio fueron los ojos de la morena que se encontraron con los suyos al mismo instante. Una amplia sonrisa apareció en la boca de Callie, la cual dejó de mirar en cuanto vio a su pequeña correr hacia ella y abrazarla.
- Maaami- dijo Sofia abrazando a su madre como un koala.
- Hola mi amor, que grande estás, has crecido este mes. Estás igual de preciosa que siempre mi vida. Te he echado mucho de menos- dijo la rubia devolviéndole el abrazo.
- Hola Arizona- Callie apareció delante suyo, dibujando nuevamente su gran sonrisa en su rostro.
- Hola Calliope, que alegría verte- La rubia no mentía, además su exmujer estaba preciosa.
Se acercaron mutuamente para abrazarse como hacía tiempo no hacían, ambas echaban de menos el contacto de la otra y es por ello que no se dieron cuenta de que su abrazo estaba siendo demasiado largo, hasta que su hija les llamó la atención
- Oyee vamos a casa ya que no quiero estar todo el día en el aeropuerto- dijo Sofia con un tono gracioso.
Ambas rieron y se dirigieron hacia el coche.
Cuando empezaron a andar Callie vio que muecas de dolor en la cara de Arizona, sabía que provendría de la pierna.
- Arizona estás cojeando, ¿te duele la pierna?- preguntó asustada.
- No es nada, me molesta un poco, ya sabes, la presión del avión y esas cosas, en nada se me pasa- dijo restándole importancia a su dolor.
Callie no se quedó tranquila con la respuesta de su exmujer, pero decidió dejar el tema. Al fin y al cabo le dolía verla así y saber que uno de los motivos de su separación fue el maldito accidente de avión en el cual ella no debería ni siquiera haber ido.

Tenían por delante media hora de trayecto en coche, en el que la pequeña se quedó dormida y Callie y Arizona hablaron de cómo les iba todo, sin entrar mucho en detalles.
Finalmente llegaron a casa.
- Pues ya hemos llegado, bienvenida a casa Arizona- dijo Callie abriendo la puerta.

Después de ti - CalzonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora