Viaje al pasado

1.1K 88 1
                                    

Las chicas llegaron a casa prácticamente a la hora de cenar y ambas sabían que iba a ser una noche larga ya que Sofia había dormido en el trayecto a casa y querría ver pelis, una tras otra hasta dormirse. Ellas tampoco podían decirle que no, era viernes, el día siguiente no tenía que ir a la escuela y hacía mucho que no estaba con sus madres juntas, así que se pasarían la noche viendo disney, comiendo pizza y disfrutando de la compañía de su pequeña.

Cuando Callie pronunció la frase "bienvenida a casa Arizona" a la rubia le dio un vuelco al corazón ya que, aunque esas palabras fuesen por total cordialidad y sólo pasaría allí tres días, le recordaron a los viejos tiempos en los que las dos compartían casa y la pequeña llenaba ese sitio de alegría, al que podía llamar hogar y, es que, reflexionando sobre aquello, Arizona se dio cuenta de que desde entonces no había sentido tener un hogar. Es cierto que tenía casa, pero es no era un hogar, su hogar eran Callie y Sofia y eso no iba a volver, o si, sólo por aquel fin de semana en el que iba a intentar disfrutar de cada momento.

- Arizona, ¿todo bien?- dijo la Callie sacando a su exmujer de sus pensamientos.
- Emm si si, todo bien. Que casa tan bonita- dijo entrando en aquel lugar e intentando cambiar de tema.

Lo que había dicho la rubia era cierto, la casa era enorme, con un inmenso salón que terminaba en un pasillo en el cual había unas cuantas habitaciones. En frente del salón estaba el jardín, con una gran mesa para comer en días soleados, una piscina que aún no habían podido usar por el clima y el enorme césped que lo cubría todo. Además Callie había puesto una portería para que Sofia jugase a fútbol ya que ella se lo había pedido.
- ¿Te gusta? Mira, la primera habitación del pasillo es la cocina y justo en frente està el baño, a su lado está la sala de juegos de Sofia y delante de ella, el estudio. Arriba están las habitaciones y un baño más. Al final del pasillo de arriba está la habitación de invitados, puedes dejar ahí la maleta y tus cosas. Mientras yo voy a ponerme el pijama, deberías hacer lo mismo, nos espera una maratón de disney- dijo Callie riendo.
- Muchas gracias Callie, de verdad- dijo Arizona sincerándose. Estaba feliz de poder pasar ese fin de semana con ellas.
- No tienes que dármelas, estoy feliz de que estés aquí y de ver a Sofi tan emocionada- contestó Torres.

Arizona subió con un poco de dificultad las escaleras, la pierna le seguía molestando y no quería llamar la atención por ello, así que intentó disimularlo de nuevo. Lo que no tenía presente era que su mujer era cirujana ortopédica y que estaba muy familiarizada con esos dolores.

Sofia se encontraba en el sofá pensando en que peli iban a ver primero, mientras esperaba que llegase la pizza que minutos antes había ordenado Callie.
Mientras, Arizona había terminado de ponerse el pijama cuando unos toques a la puerta le hicieron volver de sus pensamientos. Cuando abrió vio que Callie también se había puesto el pijama y pensó en lo guapa que estaba, incluso con la ropa de dormir.
- Arizona, no quiero molestarte pero he visto como caminas, te duele la pierna y no puedes negarlo, o por lo menos a mi no. Trabajo con estos casos todos los días, ya lo sabes, deja que intente aliviarte el dolor un poco- dijo Callie con toda su buena fe.
- El dolor está en otro sitio- susurró la rubia recordando que lo que más le dolía era no poder besarla, tocarla o sentirla como antes.
-¿Que?- dijo la morena que no había logrado oír a su exmujer.
- Nada nada, que no te preocupes, se me pasará- disimuló la rubia.
- Arizona, no me hagas obligarte- la morena estaba bromeando, pero en el fondo lo decía en serio, no iba a salir de aquella habitación hasta que la rubia le dejase ayudarla, al fin y al cabo no sería la primera vez.
- Vaale- respondió Arizona con resignación.
- Siéntate en la cama y bájate el pantalón- La rubia hizo un gesto se incomodidad- Arizona por favor, te he visto mil veces desnuda, haz el favor de bajarte ese pantalón- bromeó Callie sin ser consciente de el dolor que le podía causar eso a la que tenía en frente. Aún así Robbins le hizo caso, se bajó el pantalón hasta los tobillos y dejó que las manos de su exmujer se posasen en su muñón. Cuando Torres posó las yemas de sus dedos en la pierna de la rubia, a esta le dio un escalofrío por todo el cuerpo, que se hizo notar cuando se le erizó la piel. Callie notó ese escalofrío, pero no fue consciente de que ella también se estaba poniendo tensa. La rubia dejó que las manos de Callie hiciesen magia sobre la zona dolorida de la pierna durante un rato en el que no dejaba de mirarle la cara de concentración mientras la morena masajeaba con tacto y aliviaba su dolor.
Aunque Callie se había intentado convencer a sí misma de que la rubia era pasado, volver a tocarla le confirmó lo contrario. La mujer que tenía en frente era imposible de olvidar, pero quería a Penny ¿se podía querer a dos personas a la vez? ¿Y si solo se pudiese quedar con una? La respuesta la tenia delante. Sin darse cuenta una pequeña lágrima viajó por su mejilla hasta caer en la pierna de la rubia. ¿Por qué lo hacían todo tan complicado? Estaba claro que se querían, pero ambas lo consideraban imposible.
Al notar su pierna mojada Arizona agarró suavemente la cara de Callie y la elevó, obligándola a que dejase de mirar su pierna para que la mirase a los ojos. Esa conexión que se creaba cuando se miraban era inexplicable, y es por ello que estuvieron un rato así, mirándose la una a la otra sin abrir la boca, hasta que la morena habló.
- ¿Qué pasaría si te dijese que te echo de menos?- dijo sin despegar la mirada de los ojos azules que tenía en frente.
- Callie, por favor, no me lo hagas más complicado de lo que es. Estoy aquí por Sofia, si no fuese así no hubiese subido al avión, me creía incapaz de verte, y ¿sabes? estaba en lo cierto, no soy capaz de estar a dos metros de ti sin lanzarme a tus labios de nuevo, pero la situación es esta. Intenta no soltarme estas bombas que me hacen sentir que todo puede volver a ser como antes, porque no, porque yo me lo cargué decidiendo acostarme con otra persona y...- la rubia no pudo seguir con su discurso ya que la mano de Callie se había vuelto a posar en su pierna, pero esta vez deslizándola hacia arriba.
La rubia le cogió la mano frenándola- Calliope, por favor- dijo intentando parar aquella situación, aunque en realidad no quería hacerlo. Sus ojos seguían mirándose mutuamente como si de una batalla se tratase.

La rubia susurró pronunciando "a la mierda" y acto seguido se deslizó por la cama hasta terminar sentada encima de Callie, sin quitarle la mirada desafiante.
La morena se mordió el labio inferior sabiendo lo que aquel gesto provocaba en Arizona. Y como bien sabía Torres, la rubia desvió su mirada a los gruesos labios latinos de la que tenía delante, acercándose hasta casi tocarse, pero quedándose a escasos milimetros. Ambas podían oirse los latidos de sus corazones, y sus respiraciones agitadas, esos sentimientos que sólo habían conseguido sentir con la otra.
Arizona posó sus manos en cada lado de su cara, acariciando con el pulgar una de sus mejillas, intentándole transmitir el cariño que sentía por ella.
Aquel fue acto suficiente para que las manos de la morena rodeasen la cintura de Robbins acercándola más a ella y, por fin, uniendo lentamente sus labios con los de Arizona, a la que le hacía la misma falta que a Callie que ese momento llegase.
Lo que empezó siendo un beso lento, recordando el sabor de la otra, la suavidad de los labios y el amor que se habían tenido (y que se tenían), comenzó a intensificarse convirtiendo aquel dulce beso en una batalla por tener el control de la situación. El calor empezó a notarse y la ropa empezaba a sobrar. Estaban solas, no había nada ni nadie más, sólo ellas. O eso es lo que ambas sintieron.

- ¡Mamiiis! Ha llegado la pizza- El aviso de Sofia desde la planta de abajo hizo que las dos mujeres que estaban en la habitación de invitados diesen un gran salto apartándose la una de la otra en apenas un segundo. El mágico momento desapareció, aunque sus respiraciones seguían agitadas y la cara de deseo de ambas se notaba desde lejos.
- Deberíamos bajar- dijo Arizona algo nerviosa y a la vez incómoda. No era capaz de creerse aquel momento. Había sido Callie la que causó aquella situación, igual la morena también quería intentarlo de nuevo. Un millón de dudas pasaban a gran velocidad por la cabeza de Robbins.
- Emm, si, esto, vamos- respondió la morena saliendo de aquel lugar y bajando las escaleras dónde les esperaba su hija para cenar y ver disney con ellas.

Un par de minutos más tarde Arizona bajó las escaleras y se sentó a un lado de Sofia en aquel sofá, mientras Callie terminaba de cortar las pizzas, para luego posicionarse al otro lado de su hija. Mientras las tres veían Rapunzel, las dos adultas no paraban de darle vueltas a lo que había sucedido instantes antes en la habitación de invitados, en la cual se olvidaron completamente de todo lo demás, y que si no hubiese sido por Sofia, hubiese acabado en una larga noche de sexo.


Después de ti - CalzonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora