Dime algo que no sé

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- Y bien, ¿qué tal la pizza? -preguntó el rizado cerrando la puerta de su casa después de que Joaquín saliera de ella.

- Asombrosa. Hace años que no probaba una pizza tan deliciosa -dijo recordando el sabor del queso y el jitomate en su paladar.

- Lo sé. Jo tiene la mejor pizza y el mejor tequila -afirmó.  -No es que sea borracho -limitó el mayor.

- Hey, no te juzgaría sí te gustara el tequila; a mí me gustaría sí tuviera a Matías como esposo.

Joaquín se calló de golpe al darse cuenta que habló en voz alta. Se giró de inmediato para ver a Emilio, pero éste sólo miraba al piso mientras andaba.

- No es tan mal esposo -murmuró. -Aunque tampoco es el mejor.

- Yo, lo siento, no quise decirlo tan alto.

- No importa, no te preocupes -se encogió de hombros Emilio y guardó sus manos en los bolsillos de su abrigo.  -¿Sabes? No creí que le diría a alguien esto, pero me siento tan bien de estar sin Matías.

- ¡Ni que lo digas! Aunque Alejandro y yo no pasamos mucho tiempo juntos, entonces no es nada anormal.

Llegaron a un centro de recreación y tomaron asiento en una de las muchas bancas.

- ¡Es que no lo entiendo! -se quejó Emilio.  -No entiendo por qué Matías me quiere todo el tiempo con él, -se giró a ver al chico.  -¿Sabes cuándo fue la última vez que salí con mi mejor amigo a solas? -Joaquín negó.  -Hace un año, y Adam ya no quiere que salgamos por miedo a que Matías lo lastime.

- Wow, a mí me gustaría que Alejandro fuera así de protector conmigo.

- ¡No! No sabes lo que dices -interrumpió el rizado con ademanes de manos.  -No es bonito que te sofoquen y que crean que le pones el cuerno hasta con tu familia. ¡Es cansado!

- Deberías entenderlo -se acomodó quedando bastante cerca del rostro de Emilio.  -Sí yo fuera tu esposo, o tan siquiera tu novio, te celaría igual.

El rizado, con mirada retadora se acercó de igual forma.  -¿Por qué lo harías? Estoy seguro de que ni Obama celaría de esa forma a Michelle.

Joaquín miraba con adoración esos ojos achocolatados. Se preguntaba cómo era posible tanta belleza en un mismo ser.

- Eres un hombre simplemente encantador, no sólo por tu forma de ser, aunque eso te da bastantes puntos. Pero me refiero a que cualquiera caería con tan sólo una de tus miradas. Estarían hechizados con tu aroma. Y querrían nunca separarse de tus labios.

Emilio se sorprendió por todo lo que su acompañante recién habían dicho: ni Matías conociéndolo de tanto tiempo le había hablado de esa manera.

- ¿Cualquiera? -el menor asintió.  -¿Incluyéndote?

Joaquín acortaba la distancia entre ellos, estando completamente fuera de sí.

- Incluyéndome.

Un simple empujón bastaba para que estos dos se unieran y probablemente nunca más se separaran. Emilio reaccionó al imaginar que Matías lo miraba y a su horrible infidelidad.

- Será mejor que nos vayamos -sugirió Emilio alejándose de Joaquín y apartando la mirada.  -Me dio mucho sueño.

- Por supuesto. Tienes razón -se levantaron al mismo tiempo y caminaron de vuelta a la casa.

Una vez adentro, Emilio apagó todas las luces de la planta baja, se encargó de encender la alarma y de recoger un poco.

Vio los trastes que habían sido usados horas antes y se prometió lavarlos en cuanto despertara.

- Sígueme. Te encantará la habitación de huéspedes.

Joaquín siguió al rizado por las escaleras hasta el pasillo que lo llevaría a donde podría dormir un poco.

Emilio abrió la puerta y encendió una lámpara cercana a la puerta.

- Tal vez huele un poco a humedad, pero créeme que la limpieza no falla.

Joaquín se dedicó a observar el lugar. Parecía que alguien menor hubiera habitado ahí anteriormente: los muebles de colores pastel, los cuadros de caricaturas de distintas épocas, algunos peluches repartidos en el suelo y las paredes tapizadas a un estilo 'Toy Story'.

- No sabía que tenían hijos -inquirió.

- ¿Hijos? Oh Dios, eso quisiera, pero Matías no soporta a los niños.

- Alejandro es igual. Piensa que son pequeños monstruos diseñados para torturarnos -lamió sus labios. -Entonces, ¿de quién es la habitación?

Emilio se sentó en la cama y la acarició con su mano.  -Matías dice que es mi niño interior que aún requiere atención –soltó una risa ante eso. -Yo digo que es el anhelo de tener hijos, pero sé que eso nunca sucederá.

El ojimiel no supo qué responder, así que aclaró su garganta y sonrió.

- Estoy seguro de que pasaré una buena noche. Gracias.

Emilio se levantó y se dirigió a Joaquín dispuesto a besarle la mejilla, como gesto de despedida, pero se limitó a darle un apretón en el hombro y desaparecer a su habitación.

Joaquín se alistó con su pijama y aseo para dormir; se recostó en la cama, encendió su móvil y envió un mensaje.

"Buenas noches amor. Te extraño mucho :("

El chico vio la última vez que su esposo había visto su celular: 19:13pm.

- Extraño, él revisa su celular cada cinco minutos -susurró para sí mismo.

Sin querer darle tanta importancia se acomodó de lado y comenzaba a buscar el sueño.

- Joaquín... -escuchó el chico detrás de su nuca. Se volteó y se encontró con unos hermosos ojos cafés abiertos de par de par.

-¿Qué sucede? ¿Qué hora es? -preguntó pensando que tal vez se le había ido la mañana.

-Nada, es... es de madrugada -relamió sus labios. -Quería pedirte un favor.

-Oh, de acuerdo. ¿Qué sucede? -preguntó sentándose en la cama y frotando sus ojos.

-Bueno, es mi primera vez solo en la casa y a decir verdad me da miedo mi habitación oscura y solitaria... ¿podrías, dormir junto a mí? ¡Claro! Sí no es molestia.

Joaquín lo pensó un poco.

En realidad él también se sentía raro al dormir solo después de tanto tiempo. Se sacó las cobijas de encima y se colocó sus pantuflas.

-Vamos -aceptó con una sonrisa que Emilio imitó.

Ambos chicos caminaron hasta la habitación principal: cada uno de un lado y dándose las espaldas.

-Buenas noches, Joaquín.

-Buenas noches, Emilio -respondió acompañado de un bostezo.

A pocos minutos de haberse recostado, el menor sintió cómo un cuerpo se pegaba discretamente.


Somebody Loves You; Emiliaco (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora