Somebody Loves You; Emiliaco (adaptación)

Epílogo

Emilio se había convertido en el mundo de Joaquín y el ojimiel haría cualquier cosa con tal de ver a su rizado feliz y a salvo, razón por la cual acudió a denunciar a Matías.

Joaquín sabía que a él no le correspondía hacer dicha denuncia, pero no podía quedarse de brazos cruzados esperando a que Matías Gilbert le arrebatara al amor de su vida.

Por lo que después de abandonar la habitación del hospital no sin antes pedirle a su chico que resistiera, acudió a presentar su denuncia, regresando rápidamente al hospital para informarle a Emilio, no contaba que se encontraría con un rizado al borde de la muerte.

Recuerda como fue guiado a la espera en donde permaneció en espera de alguna novedad, fueron tres horas de angustia y dolor, pero la noticia que esperaba llegó: Emilio seguía delicado pero se recuperaría.

Todo había acabado, Matías había sido detenido y lo siguiente era el juicio, para que de una vez por todas, Emilio pudiera cerrar ese difícil capítulo de su vida.

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Un mes después de que Matías fue detenido, el juicio en su contra dio inició. Tuvo una duración de cinco días en donde el jurado observo la evidencia que se presentó y escucho testimonios, incluido el de Alejandro en donde narraba como Matías intentó ahorcarlo en una ocasión, lo cual fue añadido a los cargos de los que se le acusaba a Matías Gilbert.

Terminando los alegatos de cierre, el jurado fue llevado a una sala en donde deliberaron hasta llegar a un veredicto, en el cual encontraban a Matías Gilbert culpable de maltrato intrafamiliar y dos cargos de tentativa de homicidio, recibiendo una sentencia de 30 años de cárcel sin derecho a libertad condicional, además debía pagar una indemnización económica y se emitió una orden de restricción en su contra.

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Cinco meses después del juicio Emilio y Joaquín tuvieron su cena de ensayo en compañía de todos sus seres queridos, finalmente se casarían.

La mañana siguiente a la cena de ensayo llegó y solo había una cosa en la mente de Joaquín y Emilio: estaban a horas de casarse.

Mientras Emilio se preparaba en el departamento en el que vivía con su futuro esposo, Joaquín se arreglaba en casa de Talía, ya que la chica insistía en que "es de mala suerte ver al novio antes de la boda" y siendo honestos no deseaban tentar a la suerte.

Para el mediodía los invitados ya estaba reunidos en el pequeño bosque en donde se llevaría a cabo la ceremonia civil, los amigos y familiares de ambos chicos esperaban emocionados a que la boda diera inició.

Al paso de diez minutos Joaquín llegó al lugar y camino al altar del brazo de Talía, el ojimiel había insistido en caminar al lado de su fiel confidente, la chica que siempre lo alentó a buscar su felicidad.

Al llegar al altar y quedar frente al juez que llevaría a cabo la ceremonia, todo los momentos vividos con Emilio vinieron a su mente como si se tratara de una película, solo volvió a la realidad cuando escucho la marcha nupcial y apreció a Emilio caminar hacia el altar del brazo de su madre, una vez el rizado llegó a dónde se encontraba el ojimiel la ceremonia dio inició.

La cuál transcurrió rápidamente, o al menos así la sintieron ellos. Cuando menos se dieron cuenta habían llegado ya a la parte de los votos, siendo Joaquín quién daría inicio.

- Emilio, cuando te conocí por primera vez en aquel bar, pensé había muerto a causa del alcohol y había llegado al cielo porque al verte juraba que veía a un ángel -empezó a relatar Joaquín. - Con la pequeña conversación que tuvimos sentí una fuerte conexión aunque en su momento la asocie con los efectos del alcohol pero años después, cuando volvimos a vernos esa conexión volvió -el ojimiel miraba encantado a Emilio. - Fue difícil llegar a este momento, parecía imposible pero lo logramos, y ese es uno de los tantos motivos por los que te admiró, gracias a tu perseverancia es que estamos a nada de ser esposos. Emilio, mi amor, no solo te amo hasta el infinito, también te admiro mucho incluso en los momentos más oscuros encontraste la luz e iluminaste todo. Soy muy afortunado por ser con quién pasarás el resto de tu vida, nuestra vida recién inicia y te garantizo nos esperan grandes aventuras -finalizo Joaquín depositado un beso en el dorso de la mano de Emilio.