CAPITULO II: 18 en el bosque

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Solo quedaban unas horas para que Will me pasase a buscar y aun no sabía que ponerme.

Desordene todo mi pequeño armario. Estaba indecisa, al final obté por el vestido rojo que me he regalado Katlyn por mi cumpleaños. Hoy era mi décimo octavo cumpleaños.

Como cada año solo lo celebrábamos Jake, mis amigos y yo. Nunca era demasiado especial.

Después que me pusiera el vestido me dirigí al baño para maquillarme. Por fin terminé y justo entonces sonó el timbre. No me dio tiempo a abrir, ya lo había hecho Jake.

-Kimberly te han venido a buscar, baja- chilló.

-Ya voy.- bajé la escalera y me encontré con sus ojos verdes fijados en mí.

Íbamos caminando hacia la fiesta ya que estaba cerca de mi casa y me atreví hacerle la pregunta que me rondaba por la cabeza des de principios de semana.

-Como sabías donde vivía?

-Se más cosas de ti de lo que te piensas.- Me callé, no me atreví a contestarle. Su respuesta me había dejado en estado de xoc, ¿que sabía de mí? ¿Era lo de las predicciones?, no, no creo nadie lo sabía. Tenía demasiadas preguntas sin respuesta.

Al cabo de unos minutos llegamos a la fiesta, había mucha gente. Sonaba house, no era mi tipo de música favorito pero por fiestas lo aceptaba. Entre la multitud vi a Katlyn, bailando al ritmo de la música con Sean.

Sean es el capitán del equipo de rugby del instituto, es de los tíos más sexy, nadie se resiste a él con esa mirada tan seductora que tiene.

-Kimberly, ¿quieres bailar?-me preguntó Will.

-Vamos- dice decidida, en este momento me apetecía mucho. Hacía tiempo que no salía de fiesta, des de hacía dos meses, una eternidad.

Cuando la canción acabó fui a buscar algo de beber. Llegué donde estaba las botellas de alcohol, cogí una botella de tequila y cuatro vasos de chupito.

Me acerque al resto y les ofrecí el tequila.

Todos hicimos 4 chupitos, Katlyn y Sean iban borrachísimos en cambio Will y yo no, el alcohol no me había hecho efecto, era muy raro. La última vez que fui de fiesta acabe por los suelos y bebí muy poco. Al final no le di importancia. Will se me acerco.

-No te podrás emborrachar aunque quieras- Me dijo Will riendo.

-Y eso ¿por qué?- le pregunte con una cara de desprecio.

-Ya lo descubrirás.

Que sabía él que yo no supiera, cada vez empezaba a levantar más sospechas de él.

Empecé a oír gritos, la gente salía corriendo, estaba pasando algo y no precisamente muy bueno.

Corrí hacia Katlyn y marchamos lo más deprisa que nos permitieran nuestras piernas, no me gustaba la idea de quedarme en la fiesta. Tenía la intuición que pasaría algo malo. Ya no se oía la música, se había parado por completo.

Entonces nos encontramos a Will, sus ojos habían cambiado no eran los mismos, tenían un tono amarillento y se comportaba un poco raro.

Me cogió en brazos y empezó a correr, cada vez estaba más lejos de Katlyn.

-Will, ¿dónde me llevas?- dije histérica. No me contestó, solo oí un aullido como el de un lobo. No podía ser el rugido venía de Will, ¿cómo podía ser posible?

Cuando estábamos ya muy lejos de la fiesta Will me bajó de sus fuertes y musculosos brazos.

-Kimberly te tengo de contar una cosa que no sabes.- me dijo -soy un subterráneo- hizo una pausa-un hombre lobo. Y tú también formas parte de nosotros.

Inmediatamente me quede paralizada, no me lo podía tragar.

¿Will un hombre lobo? ¿Y yo formaba parte de ellos?

Había leído sobre subterráneos, eran seres con una parte medio demonio y medio humana, de ese grupo formaban parte los hombres lobos, los brujos, los vampiros y más cosas raras, pero nunca hubiera imaginado que existieran, eran seres demasiado raros para existir.

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