Diario de una Banshee

CAPITULO I: El chico misterioso

Ah, por cierto no me he presentado me llamo Kimberly y tengo 17 años y dentro de cinco días hago los maravillosos 18.

Vivo en las afueras de Londres, en una pequeña casa, en medio del bosque.

Odio vivir en las afueras, siempre me tiene que llevar al instituto mi hermano Jake en su roja y vieja camioneta.

Jaky, así es como lo llamo yo, es seis años mayor que yo.

Yo y mi hermano somos huérfanos, mi hermano me contó que nuestros padres murieron cuando yo era pequeña, en un accidente.

Des de que murieron Jake ha cuidado siempre de mí.
Jake dejó el instituto para trabajar y llevar dinero a casa para poder mantenerme.

Me despierto eran las 7 de la mañana del lunes, empezaba otra vez la maldita rutina y como de costumbre iba tarde.

Me vestí rápido, con una camiseta verde y unos leggins negros y fui corriendo a desayunar. Jake ya me estaba dando prisa.

Al cabo de unos minutos ya estábamos de camino hacia el instituto.

-Eh enana -me dice Jake- que tengas un buen día y por cierto no te metas en líos.

Lo mire con cara de desprecio. Bueno era verdad que me metía en líos constantemente.

-Lo tendré -le dije y salí de la camioneta.

Justo en este instante sonó el timbre, tan ruidoso como siempre.
Eche a correr y de repente choqué con alguien. Caí al suelo y una mano se me acerco para ayúdame, cuando mire su cara me resultaba familiar, él era el nuevo.

Era el chico nuevo, el de mi sueño. Era muy guapo y tenía unos brillantes ojos verdes.

-Perdona, ¿Estás bien? -me dice él.
-Sí, perdón -le dijo- es que con las prisas no te he visto.
-No pasa nada - y me sonríe con esa sonrisa tan perfecta.

Entrando al instituto me encuentro a Katlyn, ella es mi mejor amiga. Es alta, morena y de ojos de color miel. Aunque sea mi mejor amiga no le he contado lo de mis predicciones, me da miedo de que piense que este loca o algo parecido.

-Eh Kim! -me chilla- como ha ido el finde?
-Bien, nada especial -le dijo -¿y a ti?
-Igual, como siempre -me responde.
-Vamos a entrar que volveremos a llegar tarde- y entramos en clase de química.

Cuando salí de clase me encontré al nuevo mirándome fijamente. Fuí decidida hacia él.

-Oye, ¿cómo te llamas?- le pregunto -es que antes iba tarde y no te he podido decir nada.
-Me llamo Will, Will Carstairs ¿y tú?- me pregunta.
-Kimberly Odair- le dijo con una sonrisa -Una pregunta, ¿porque cambiaste de instituto?
-En realidad me cambiaron, por ser demasiado problemático.

Estaba mintiendo, sentía que se ponía nervioso y estaba inseguro de sí mismo.

El timbre sonó y se despidió, igual que yo, y nos fuimos por distintas direcciones.

Cuando se acabaron las clases Jake me vino a recoger.

Una vez llegué a casa me fui directamente a mi habitación y puse la radio, sonaba Walking disaster de Sum 41, era mi grupo favorito. Me pasé toda la tarde encerrada en casa.
A media tarde me asomé a la ventana y vi una silueta de una sombra detrás de un árbol, era de una persona. Me asusté.

Me sonó el despertador lo paré y me volví a dormir. Jake subió a despertarme.

-Bella Durmiente despierta ya o llegaras tarde.

¡Mierda! Otra vez. Esta vez ya no llegaba, fuí lo más rápido que pude.

Entré por la puerta del instituto y me dirigí corriendo a la clase que me tocaba. Entré en la clase, todos estaban ya sentados, solo quedaba un sitio y era al lado del nuevo.
Me senté a su lado, fue algo incómodo.
Cuando acabo la clase Will vino hacia mí.

-Kimberly quieres ir a la fiesta que hay el viernes en el bosque?-me preguntó. Me sorprendió mucho, ya que solo habíamos hablado una vez y era el nuevo. En ese momento tuve una visión, me encontraba en la fiesta del bosque con Katlyn y aparecía Will, no parecía el mismo de siempre, sus ojos que eran distintos habían cambiado a un tono amarillo. De repente volví al mundo real.

-Eh Kimberly estas bien?
-Sí, si perdón que decías?- le dije para disimular- estaba pensando en mis cosas.
-Que si querías ir a la fiesta del viernes por la noche?- me volvió a repetir con un tono un poco tímido.

Aunque después de la visón no lo tenía claro si ir o no, mi curiosidad me insistió a ir.

-Claro- le dije con una sonrisa dibujada en la cara. Él me la devolvió.
-Entonces te pasaré a buscar en tu casa a las 11.

No me dio tiempo a contestar que ya se había ido. Como era posible que supiera donde vivía, si era el nuevo y casi no habíamos hablado. Entonces comencé a darle vueltas a la conversación.