Narra Daniel
La televisión estaba encendida, se encontraba casi en frente de mí y me parecía que su luz era demasiado intensa a pesar de que todas las lámparas de la sala estaban encendidas.
Veía la televisión, sabía que estaba ahí, pero no podía escuchar lo que los personajes se decían entre sí. Tampoco podía mantener mi vista fija en la pantalla porque mis ojos se movían, casi involuntariamente, hacia la puerta de cristal que daba al jardín.
Las cortinas, que normalmente cubrían la vista hacia el exterior, llevaban todo el día acomodadas de forma en que me permitían ver el jardín en su totalidad.
Esa tarde Johann y yo habíamos comido en la sala y, justo como me estaba pasando en esos momentos, no pude prestar atención a lo que me decía porque no escuchaba su voz. Solo fingía que lo escuchaba, pero en realidad, tampoco me interesaba hacerlo.
Últimamente me estaba dando cuenta de que Johann, en verdad hablaba mucho.
Hablaba de muchas cosas que ahora, no les encontraba ningún sentido. ¿Por qué me platicaba sobre los platillos y las costumbres más conocidas de Alemania? ¿Por qué me platicaba sobre cómo eran los alemanes?
¿No se daba cuenta de que tal vez nunca iba a poder comer algo de lo que mencionaba? ¿Johann no sabía que tal vez yo nunca iba a conocer a más alemanes?
No le veía sentido y empezaba a desinteresarme de esos temas. Me aburrían. Me aburría y me fastidiaba escucharlo hablar.
Ya no me interesaba conocer más datos interesantes. No con la misma intensidad con la que antes me interesaban...
Noté un movimiento a mi lado y me encontré con Tom. Él estaba riendo por lo que decían en la película, al parecer, se trataba de una película de comedia. Ni siquiera sabía eso.
Tom volteó a verme mientras reía y me decía algo. Yo asentí y le sonreí. Él regresó su atención a la película e intenté concentrarme en ella porque tal vez, solo talvez, si le prestaba atención, podría dejar de pensar en cosas innecesarias y sin sentido.
Pero no lo conseguí.
No conseguí escuchar las voces y no le encontré ningún sentido a las acciones de los personajes.
Me removí sobre el sofá y cerré mis ojos.
A pesar de que me había despertado cerca de las 2 de la tarde, continuaba sintiéndome cansado.
¿Por qué?
¿Por qué me sentía tan cansado si durante todo el día me había movido casi nada? Era lo mismo de todos los días...
-¿Dany?-escuché la voz de Tom llamándome. Entreabrí mis ojos y me lo encontré de pie y frente a mí. Volví a removerme sobre el sofá mientras Tom volvía a tomar asiento a mi lado. Noté que la televisión estaba apagada
-¿Y la película?-estiré mis brazos hacie el frente
-Terminó hace 10 minutos-sonrió-Te perdiste el final, fue todo un caos-se carcajeó e intenté sonreírle, pero sentí tiesos los músculos de mi rostro. Tom empezó a platicarme el final que, al parecer, me había perdido porque me quedé dormido en algún momento...-¿Dany?-
-¿He?-parpadeé. Tom me observó en silencio y yo evité su mirada-¿Qué decías?-intenté atraer su atención a otra cosa que no fuera yo
-Te decía que Sean y los demás ya se tardaron-revisó su celular-Espero que no se les olvide comprar los bollos que vi la otra vez. En serio quiero probarlos-¿Dijo bollos?-Y no te preocupes Dany, me aseguraré de guardarte uno sin que los demás se enteren-cerró un ojo y guardó su celular para empezar a estirarse mientras creaba ruidos que parecían quejidos-¿Vemos otra película?-tomó el control de la televisión para volver a encenderla y empezó a revisar cada canal
ESTÁS LEYENDO
Fugitivos II: ¿Una razón para vivir?
Ciencia FicciónEl pasado siempre toca a la puerta de quienes desean ignorarlo y de quienes no lo conocen. -¿Se encuentra Sean?- -¿Quién lo busca?- -Entrégale esto, él sabrá quién soy- Nadie se lo esperaba, ni siquiera Sean que muchas veces llevaba más de 10 pasos...