"Un lugar seguro"

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Narra Emil

-Muy bien Daniel, platiquemos sobre lo que pasó el día que te lastimaste las palmas de las manos-mencioné después de saludarnos y de acomodarnos en nuestros respectivos asientos-Platiqué con el enfermero Johann y él me dio su versión, pero como ya te lo he dicho, tu versión es la más importante-Daniel cruzó un brazo por delante para sujetar su otro brazo mientras daba miradas ocasionales entre el exterior y a mí

-¿Cómo debería empezar?-

-¿Qué tal si me platicas un poco de lo que estabas haciendo ese día?-propuse-Me refiero a lo que estabas haciendo antes de que Johann ingresara a tu antigua habitación-expliqué con más detalles

-Lo que estaba haciendo ese día...-murmuró para sí mismo mientras su mirada vacilaba-Desde muy temprano, tomé asiento en éste sofá-sus manos frotaron 2 veces los reposabrazos del sofá-Ya llevaba varios días haciendo lo mismo...-continuó con un tono de voz bajo

-¿Solo estabas sentado en el sofá?-asintió-¿Por qué?-quise sugerir algo más con mi pregunta, pero prefería guardar silencio. Al parecer, Daniel estaba a punto de empezar a platicarme lo que nadie más me había dicho y lo que yo aún desconocía.

Gracias a la entrevista que tuve con Johann había descubierto que el día de la crisis, fue el momento exacto en el que las emociones de Daniel se desbordaron por completo debido a que días anteriores estuvo presentando una actitud de indiferencia. Y gracias a mis estudios, sabía que esa actitud indiferente, había sido creada poco a poco con algo que estuvo acumulándose tal vez durante semanas o incluso, meses.

Las emociones no nacían de la nada, siempre existía ese algo, ese estímulo que las "regresaba a la vida". Y por supuesto que el estímulo podía ser de un momento a otro, pero también de años. En el caso de Daniel, las emociones se acumularon con el paso del tiempo.

Daniel había estado lidiando, en soledad, contra demasiadas emociones durante demasiado tiempo. Emociones mal manejadas y mucho tiempo, no eran una buena combinación; por ello el asunto se volvía complejo. Debía escarbar en todas esas emociones; emociones que continuaban atascadas y como consecuencia, prolongaban el "ahogamiento" de Daniel.

Por supuesto que la acción de "escarbar" iba a ser dolorosa.

Muy dolorosa, pero necesaria

-Creo... que es porque me gusta estar sentado en el sofá-de nuevo, con las palmas de sus manos, que ahora estaban completamente recuperadas, volvió a frotar los reposabrazos. Estuve de acuerdo con su sentimiento de que le "gustaba" el sofá porque sus acciones así lo demostraban, pero en las acciones, había un sentimiento oculto

-Es un sofá muy bonito-busqué colocarme en sintonía con Daniel-Y también se ve cómodo-asentí-Me parece que pasas mucho tiempo sentado en él ¿Verdad?-con movimientos mecánicos, sus manos continuaron frotándose en el reposabrazos y con la mente dispersa, asintió-¿Qué sientes cuando estás sentado en él?-fui directo con mi pregunta para empezar a abordar el tema que mi mente estaba trabajando.

Podía ser que ese sofá, no se trataba de solo "un sofá" para Daniel

-¿Qué siento?-meditó durante algunos segundos su respuesta-Creo que me siento... ¿Seguro?-ahí estaba.

El sofá, era [el lugar seguro] de Daniel. Era una técnica emocional que servía para que uno mismo gestionara y cuidara de sus emociones. Daniel estaba realizando su autocuidado haciendo uso de un lugar que le permitía sentirse de la mejor manera. Claro que lo realizaba inconscientemente

-¿Te sientes seguro cuando estás sentado en el sofá?-sus manos dejaron de moverse

-Sí...-lo noté pensativo. Pasó saliva y su boca se entreabrió-Cuando estoy sentado en él, me siento bien y... mis pensamientos se detienen-asentí y esperé a que continuara-Todo se vuelve silencioso y el día se me pasa más rápido-

Fugitivos II: ¿Una razón para vivir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora