"Oculto a simple vista"

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Narra Sean

No entiendo por qué me sacaste del laboratorio si aquí también estoy encerrado

Las palabras de Daniel continuaban creando un eco interminable dentro de mi cabeza, cada palabra parecía estar atrapada en medio de un bucle al que no le veía ningún posible final.

Ya habían pasado 3 días desde que discutimos y continuábamos sin cruzar palabra.

Como Claudio se marchó al día siguiente y Maxim le siguió un día después, pero no sin antes prometerme que regresaría en poco tiempo junto a Heinz, mis oportunidades para encontrarme con Daniel en la sala o en la cocina eran menores al 5% a pesar de que vivíamos bajo el mismo techo. Mis oportunidades para entablar una conversación con él, para intentar resolver el problema, continuaban escaseando.

Incluso después de que Johann se marchaba, intentaba aprovechar esos momentos en que nos quedábamos solos para platicar con Daniel, pero cada que iba a buscarlo a su habitación, lo encontraba dormido o se hacía el dormido y prefería no alterar su sueño. No como el mío que empezaba a alterarse debido a que me la pasaba dándole vueltas al asunto.

Necesitaba proponerle a Daniel una idea que se me ocurrió poco después de que las palabras, que Maxim me había dedicado, me hicieran pensar de sobremanera.

Ambos habían removido algo dentro de mí que no me dejaba en paz.

Pero no sabía cómo debía manejarlo.

Me parecía complicado entablar una conversación con Daniel porque lo sentía lejos de mí. Distante.

No podía alcanzarlo.

Sumando la discusión, más lo complicado y delicado que estaba volviéndose el tema de la salud de Daniel, más la seguridad que debía mantener para que no nos encontraran, estaba empezando a marearme. No sabía en qué debía poner todo mi esfuerzo sin tener que descuidar el otro porque todos resultaban ser temas delicados.

Si la salud de Daniel empeoraba, tendría que centrarme solo en Daniel, pero el asunto de los laboratorios y de nuestra seguridad quedarían volando y no podía permitir regalar una pista de nuestra ubicación por muy mínima que resultara ser.

Por un lado, continuaba recibiendo ayuda de las personas que me habían mandado hace tiempo ese correo sospechoso, pero no podía darme el lujo de dejar de lado la filtración de la información y confiar al 100% en ellos. Tarde o temprano podrían mandarme alguna trampa y entonces todo llegaría a su fin debido a que, por el momento, no contaba con un plan de respaldo si es que daban con nuestra ubicación.

Por el otro lado, estaba confiando en Johann, pero sus informes sobre que Daniel estaba comiendo menos de lo recomendado, me reafirmaban que debía prestar más atención en la situación. Creí que Johann podría resolverlo con las buenas ideas que a veces tenía, pero al parecer había un retroceso que debía ser frenado cuanto antes porque la salud de Daniel no debía empeorar.

Suspiré y dejé de teclear.

Debía empezar a formular un plan.

Si el dividir mis esfuerzos en cada tema que lo requería, no estaba funcionando, entonces debía dar todo mi esfuerzo en cada uno de ellos.

Si el dividir mis esfuerzos en cada tema que lo requería, no estaba funcionando, entonces debía dar todo mi esfuerzo en cada uno de ellos

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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora