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"Lo siento..."


Eunbi caminaba tranquilamente por los pasillos en dirección a su casillero. Llevaba un par de semanas sin noticias por parte de la persona misteriosa, y comenzaba a pensar que quizás le habría parecido muy estúpida su idea de intentar adivinar de quién se trataba o simplemente aquella persona hubiera acabado por perder el interés en ella. Aunque no podía negar que esto último la desanimaba un poco.

ViP su destino tras doblar a la esquina, encontrando a sus dos amigas allí esperándola. Sojung fue la primera en notar su presencia a lo lejos.

—Tu admirador ha vuelto —exclamó, logrando que Eunbi apresurara su paso hasta ellas, con su mirada yendo casi instantáneamente a la puerta que le correspondía. Esta vez, además de la nota de cartulina celeste y la dichosa rosa azul, una segunda rosa azul adornaba también la sosa puerta de metal.

—¿Dos rosas? —preguntó al aire contemplando el combo sin entender muy bien la razón de aquel cambio.

—¿Igual y se siente mal por haberte abandonado por dos semanas? —sugirió Sojung, —Igual y tú príncipe misterioso es más considerado de lo que parece...

—Príncipe o princesa —Yerin alzó uso de sus dedos índices mientras que con el otro simulaba acomodarse un par de gafas inexistentes.

—Que molesta eres —se quejó Sojung. —¿Qué importa el genero?

—Eres tu la que da por sentado que se trata de un hombre, no yo —Yerin esbozó rápidamente una sonrisa.

—No es como si tuviera la obligación de dejarme flores todos los días —dijo de pronto Eunbi, ignorando por completo la discusión de sus amigas, centrándose solo en el último comentario que Sojung había hecho hacia ella.

—Admite que un poco te has desilusionado al no encontrar nada luego de tu última nota —la acusó la rubia con una media sonrisa.

—Eso fue porque temía haber quedado como tonta con mi última respuesta...

—Claro, clara —intervino Yerin restándole interés, mientras se adelantaba entre sus dos amigas dispuesta a tomar la dichosa cartulina celeste. —En fin, veamos que dice esta vez... —Pero antes de la castaña pudiera abrir la dichosa nota, Eunbi la había arrebatado de sus manos comenzando a alejarse del par con intenciones de leer la nota tranquilamente y por su cuenta.

—¡Oye! —Exclamó Yerin al verla alejarse, acomodando su mochila al hombro dispuesta a seguir a la pelinegra a dónde sea que se dirigía. —¡Vuelve aquí! ¡Mala amiga!

Sojung, por su parte, suspiró antes de abrir la taquilla de Eunbi y tomar los libros que se suponía debían llevar a la próxima clase. Cargando con las cosas de ambas, se dirigió a paso lento en dirección al aula que le correspondía.

Roses [2EUNBI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora