Capitulo 41✔

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Rusia

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Rusia

Katherine

La cabeza me palpitaba mientras oía como Adam maldecía con la información que había descubierto mi padre.

— Ese maldito desde el principio... —oí su puño impactar contra la pared varias veces y me toque el puente de la nariz.

Miré sobre mi hombro y observé como sacaba su celular, seguro para seguir peleando. Antes me hubiera quedado para tratar de aplacarlo, ahora solo quería que mis hombres me actualizaran.

No perdí tiempo en ir hasta mi oficina y perderme de lleno en adelantar trabajo. Ser la cabeza del Vori no solo era ir delante de mi gente armada hasta los dientes, era proveer y mantener la economía de la organización.

Los envíos habían aterrizado con éxito y el dinero estaba siendo transferido a nuestras cuentas bancarias. Un toque en la puerta me sacó de delante de la pantalla.

Adam se asomaba por la puerta.

— Hablé con Fabrizzio y Evans, todo New Orleans está en alerta y ya se está repartiendo la cara de ese tipo en todos los puntos de entrada y salida de América. Si decide poner un pie en casa, lo sabremos.

Me recosté en la silla y me pasé la mano por el estómago.

— No tiene nada por lo que regresar, yo estoy aquí. Supongo que se mantendrá cerca.

— ¿Como puedes hablar tan tranquila sobre se psicópata? — se adentró en la oficina.

Sonreí.

— Anciano, no estaba mintiendo cuando dije que había cambiado. Ahora, son los demas los que tiemblan, son los demas los que tiene miedo, son los demas los que sangran. Así que no esperes que vaya a tus brazos muerta del miedo, porque no lo haré. Al menos no sobre esto.

El italiano camino hacia mi sopesando mis palabras y se agachó frente a mi.

— Últimamente te me arrodillas mucho. — bromeé.

— Es porque me tienes así de estúpido. — besó mi vientre. — No me cansaré jamás de arrodillarme frente a ti, si consigo tenerte así de cerca.

Me incliné hacia delante y acaricié su mandíbula.

— El problema entre nosotros, no es que no nos amemos. Porque sabes que aún te amo, demasiado. El problema es confiar en que no me harás daño de nuevo. Me está constando, pero lo estoy intentando.

— Es todo lo que importa. Tengo toda una vida para recuperarte.

Se acercó y dejó un beso en mi frente para después salir de la oficina.

Observé el teléfono y la culpa me invadió, pero tenía que llamarle, necesitaba saber lo que había descubierto y que parte de su tragedia había sido en parte mi culpa.

Marcada Por Un Mafioso©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora