Capitulo 14 ✔

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New Orleans, Luisiana

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New Orleans, Luisiana.

Adam

Cerré los ojos para no ir y enterrarme en ella como quería. Estaba despeinado y con un bulto casi al explotar. Me fui a la habitación que tenía a un lado de la oficina y me di un baño de agua fría para bajarme la calentura. En otras circunstancias habría llamado al primera dispuesta en bajármela. Ahora, eso me parecía tan lejano y aberrante como comer en los puestos de comidas de la calle.

Faltaba media hora para que empezara la reunión. Esperaba que Katherine supiera cómo llevar a cabo una reunión de esta magnitud, porque la verdad es que Caroline con los años de experiencia que tenía no convenció a Víctor Scaletta. Tenía mis dudas si Katherine podía hacer algo al respecto, una cosa era animarla para que no se me acobardara y otra era ser realista. Llamé a Caroline.

— ¿Hola? —contestó.

— Se puede saber ¿qué diablos pasó para que no te presentes hoy al trabajo y dejes en el aire la reunión de esta tarde? —digo enojado.

— Sr. Mazzini, lo siento mucho. He caído y no puedo ni andar. —explicó.

— ¿Y de pronto se te ocurre así de la nada llamar a Katherine con apenas horas para empezar la reunión? ¿no se te ocurrió llamar más temprano? ¿Estás demente?

— ¿Y cómo usted sabe que llamé a Katherine? ¿Estaba con ella? —preguntó curiosa.

— No es de su incumbencia, LeClerc. —respondí con voz mortífera.

— Lo siento, tiene razón, debí llamar con antelación. —dijo en tono de disculpa.

— Me estás decepcionando. Te advierto que, si Katherine hace lo que usted no hizo en la reunión pasada, puede considerarse despedida. — colgué.

Caminé directo al elevador y fruncí el ceñó dejándolo bajar sin mí. Miré la puerta de las escaleras como mi peor enemiga. Bajé por ellas hasta el piso dieciocho donde estaban las salas de conferencias. Mientras lo hacía llamé a Fabrizzio.

—¿Me conseguiste la información que te pedí del pequeño bastardo?

—Si, sigue donde mismo y probablemente haciéndole lo mismo a las muchachas que contrata.

—Lo quiero muerto. No pienso gastar mi tiempo en esa basura. Enciérralo en una caja y entiérralo lo más profundo que puedas con dos balas de oxígeno. Quiero que dure días encerrado ahí, quiero que se vuelva loco por la falta de espacio, por la soledad y ya para ese entonces se lo puede llevar el de abajo cuando se le acabe el oxígeno.

—¿Que te hizo para que te pusieras tan creativo?

—Se metió con quien no debió.

Colgué.

Entré a la sala de juntas donde estaba Víctor Scaletta y su séquito de empleados.

— Adam. — Víctor saludó con un fuerte apretón de mano.

Marcada Por Un Mafioso©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora