⭐Trilogía Obsesión💎
Libro I
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Adam el diablo italiano como lo conocen en el mundo de la mafia por su implacable crueldad, no conoce otro mundo que la mafia donde sus órdenes son leyes y quien no las cumpla no verá otro ama...
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Rusia
Katherine
Me encontraba haciendo panqueques en la cocina mientras oía algo de Imagine Dragons. Era raro, me sentía en paz conmigo misma, me sentía feliz.
— Mami...mami...mira para Ethan.—una niña de cinco años apareció de la nada en la cocina con la cara llena de pintura roja. Iba a preguntar quién era ese, cuando un niño de 3 o 2 años entró corriendo mientras reía, la misma sonrisa maliciosa de Adam mientras sus manos estaban llenas de pintura roja.
—Mentila...mami...mentila...—y se escondió detrás de mi pierna.
—Ethan...—un niño alcanzando la adolescencia entró con un paño mojado y empezó a limpiar a la niña.
—Lo siento mamá, estas furias se han salido de control...—eso me hizo sonreírle y algo cálido se estableció en mi pecho cuando me dijo mamá. De alguna manera, sabía que así habría sido el bebé que perdí.
—Nunca se deben decir mentiras Ethan— lo tomé en mis brazos sin apartar la mirada del adolescente. — ahora discúlpate con tu hermana.
—Lo tiento, Angie.
—Ok, puedes jugar conmigo con las crayolas...—dijo la niña ya limpia.
Le terminé de limpiar las manos a Ethan y lo bajé para que se fueran juntos hacia las escaleras.
—Mamá...— me abrazó por un un costado dejándome un beso en la mejilla. — voy a echarles un ojo para que no se salgan de control de nuevo.
—Vale—cuando desaparece detrás de sus hermanos, unas manos me abrazaron por detrás.
—¿Pasa algo?
—Amo a nuestros hijos, Adam. Quiero algo como esto algún días, contigo.
—Ya lo tienes , mi amor...—el toque en la puerta no me dejó llevarle la contraria.
Me desenredé de sus brazos con un beso y fui hacia la puerta para encontrarme con un encapuchado.
—Todo en la vida tiene consecuencias Katherine...
Di un respingón hacia atrás, esa voz la conocía muy bien. Levantó el rostro y la sensación de miedo, terror y angustia se precipitaron sobre mí. Era como estar viéndome en un espejo.
—Tú...— susurré.
—Si...yo. —retrocedí mientras ella entraba en la casa.
Se empezaron a oír gritos de mis hijos junto con gruñidos de perros. Intenté correr hacia ellos, pero mis pies estaban estancados en el piso.
—¡¡Para!!! ¡¡Nadia!! ¡¡Diana!! ¡¡Aro!!!......¡¡¡Paren!!!—grité llorando desesperada mientras que la otra se reía.
—Ellos no escuchan a Katherine, solo escuchan al Diamante, ósea yo, y no van a parar... —giró su cabeza con una sonrisa por donde venían los perros con el hocico lleno de sangre. — Te lo dije...Todo.... Tiene... ¡¡¡¡CONSECUENCIAS!!!!!
